La investigación por las heridas gravísimas que sufrió una adolescente del Instituto Don Bosco tras la explosión de un artefacto casero en un cesto de basura en la galería del establecimiento pasará a la Unidad Funcional de Instrucción que estaba de turno el 8 de julio pasado luego de la decisión de inhibirse de la fiscalía de Delitos Culposos. La causa fue calificada como estrago doloso, lesiones graves y omisión de auxilio.
A un mes y medio del hecho que pretendía ser una broma para publicar en la red social Tik Tok y que provocó que una adolescente de 15 años resultara con la pérdida casi total de la audición luego de que le estallara una bomba casera a escasa distancia; en el Colegio Don Bosco aún es una incógnita quién o quiénes fueron los que armaron y encendieron la bomba casera.
“Yo creo que los chicos no midieron las consecuencias (de la broma) y que puede existir un pacto de silencio. Es lo más probable porque no hemos tenido ninguna información que nos pueda acercar a él o los responsables”, reconoció este miércoles el director de la Obra Don Bosco, Mario Casetta,
Para el fiscal Rodolfo Moure las características de lo sucedido no dejan dudas de que se trató de un hecho doloso y no culposo y encuadra en el artículo 186 del Código Penal que plantea las penas para aquella persona que causare incendio, explosión o inundación. Si bien se estima que las lesiones son gravísimas, el carácter de las mismas quedará plenamente acreditado durante el avance de la causa.
Más allá de la decisión, a partir de la denuncia que hizo el padre de la adolescente, la fiscalía ya había realizado algunas actuaciones que se incorporaron al expediente. “Se le había pedido documentación al establecimiento donde ocurrieron los hechos y la misma fue aportada en tiempo y forma”, aseguraron las fuentes judiciales consultadas.
El padre de Azul Zabaleta ya le había indicado a este medio que el colegio no le dio intervención a las autoridades policiales, no resguardó la escena donde sucedió ni los elementos que produjeron el estallido para que fueran peritados. “El representante legal me dijo que los tiene guardados pero lo cierto es que los tocaron, se movieron de lugar, no se llamó a la división de explosivos ni policía científica para que pudiera levantar huellas”, dijo Matías.
A partir de la explosión, desde la institución llamaron a una ambulancia que tardó una hora y media en llegar por lo que la adolescente fue trasladada a la Clínica 25 de Mayo por el padre que llegó al lugar y la encontró recostada en el piso en una de las preceptorías. Para Zabaleta la institución “subestimó el hecho en todo momento”.
Fue el propio padre quien denunció lo sucedido directamente en la fiscalía N°11 de Delitos Culposos y a partir de allí se hicieron las primeras actuaciones que incluyeron el pedido de documentación al establecimiento que se respondió en tiempo y forma. Sin embargo, por las características del hecho, la fiscalía se inhibió y la causa pasará a la Unidad Funcional de Instrucción que estaba de turno al momento del hecho.
Mientras se aguarda la posibilidad, cada vez más lejana por el tiempo transcurrido, de identificar a las personas que colocaron el artefacto explosivo en el lugar, no se descarta que el futuro de la causa esté en el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil en virtud de la altísima chance que los responsables sean menores de edad. Por la fecha del hecho podría haber un escaso número de estudiantes mayores de edad, solamente los que cumplían años entre el 1 y el 8 de julio.
Fuente: 223