Mientras el presidente Emmanuel Macron está en Buenos Aires, los “chalescos amarillos” coparon la capital en marchas duramente reprimidas por la policía. Hubo gases lacrimógenos y fuego frente al Arco de Triunfo con 224 arrestados y 92 heridos.
Protestas de los chalecos amarillos contra las políticas económicas de Macron. (AP /Thibault Camus)
María Laura Avignolo
Tercer fin de semana de cólera de los “Chalecos Amarillos” en Francia. Ante el asombro de los parisinos por una violencia inédita y cuando caía la noche del sábado, diferentes barrios en París ardían todavía en un caos general. El gobierno del presidente Emmanuel Macron no encuentra un camino de diálogo para resolver la peor crisis política de su gobierno y el jefe de Estado no regresó anticipadamente de la cumbre del G20 en Argentina. El grupo de manifestantes que rechazan el alza de impuestos a los combustibles, amorfo y organizado por las redes sociales, expresa además a amplias franjas de una clase media empobrecida.
El Arco del Triunfo tomado por asalto, la avenida de los Campos Elíseos, la avenue Foch, Kleber y Friedland, la plaza de la Opera, la Vêndome, sus calles más elegantes, sus vehículos más sofisticados, los bancos, algunos de sus boutiques más lujosas, y muchos edificios, todos sufrieron incendios o eran atacados por vándalos o “casseurs”, en un día en que la cólera de una clase media disminuida se metaforseó y fue confiscada en una insurrección inmanejable, violenta y sin diálogo.
Una situación prerrevolucionaria, extremadamente peligrosa para una Francia que ha perdido la paciencia, con una clase media que no puede vivir con 1300 euros por mes frente a los impuestos de la “transición ecológica” y que enfrenta las elecciones europeas en mayo. Los “Chalecos Amarillos” exigen la dimisión de Emmanuel Macron.
Los protagonistas de esta violencia sin par no fueron los Chalecos. También había expertos en guerrilla urbana, que confrontaban en pequeños grupos contra la policía y se desplazaban rápidamente a otros barrios. El fuego y la violencia recordaba la rebelión social de 2005 en los suburbios parisinos.
La avenue Kleber, donde se encuentran embajadas y bancos, entre Trocadero y el Arco del Triunfo, es el espejo de la bronca: fue devastada y robada, incendiaron sus automóviles, robaron sus boutiques, bancos y hoteles, destrozaron sus bares y quemaron todo. La rue de Rivoli es otra de las más afectadas y piden a los vecinos precaución para salir, mientras la capital es un concierto de sirenas. La Galerie Lafayette y Printemps fueron evacuadas por razones de seguridad. Inédito en París. Grupos de ultraizquierda y de ultraderecha, usurpando el chaleco amarillo de protesta, actúan, se dividen, roban, rompen y se vuelven a organizar en otro barrio.
Los chalecos amarillos protestan por el aumento de los combustibles y el costo de vida
Al menos hay fueron 224 personas detenidas y había anoche 92 heridos en París, entre ellos, 25 miembros de las fuerzas de seguridad. Según las autoridades, participaron 75.000 manifestantes en toda Francia, donde salvo en Nantes, las manifestaciones fueron pacíficas.
La tercera marcha de los Chalecos Amarillos se transformó en una pesadilla para sus protagonistas, que buscan diferenciarse con sus reivindicaciones de la violencia de los “casseurs”. El problema es cómo.
Cuando los “Chalecos Amarillos” iniciaban su tercera marcha en Paris, autoconvocada por las redes sociales y se habían autorizado concentraciones en la plaza de la Bastilla y República, los vándalos les ganaron de mano. Con martillos, hachas y caras cubiertas, forzaron la entrada a las 8.45 de la mañana en la avenida de los Campos Elíseos y comenzaron una batalla campal con la policía que duró todo el día. A pocos metros, pacíficamente, unos 300 Chalecos Amarillos marchaban y reclamaban la dimisión de Macron. Pero eran dos clases de cólera: una republicana y otra insurreccional, una rebelión de odio.
Un auto incendiado durante las protestas en Paris. ( Alain JOCARD / AFP)
“Nosotros estamos en tren de recuperar el orden”, dijo el secretario de estado Laurent Núñez en la noche del sábado, ante el asombro de la opinión pública. El funcionario separó a los “casseurs” de los “Chalecos Amarillos” exasperados. Pero se olvidó de decir que el gobierno debe encontrar una solución a un país fraccionado, con cólera profunda, que ya no cree en la clase política. Nadie escucha al otro.
Si bien la policía había conseguido controlar la situación después del mediodía, cuando la luz comenzó a bajar el caos aumentó en toda la ciudad, especialmente en la rue de Rivoli y Bastilla. Los incendios se multiplicaron en la Avenue Kleber y aparecieron jóvenes armados con armas de fuego y cuchillos que están en los alrededores de la ciudad en acción. La muy chic Plaza de Trocadero fue copada y destruida.
Barricadas y manifestaciones en Los Campos Eliseos, Paris. (EFE/EPA/ETIENNE LAURENT)
Escenas de caos en la avenida Raymond Poincaré, en el barrio XVI, donde los autos fueron dados vueltas e incendiados, las boutiques robadas y no había un solo policía en el lugar. Antes los “casseurs” hicieron caer una barrera metálica en un edificio con jardín sobre la plaza de la Etoile, entre la avenida Kleber y Victor Hugo, rompieron los vidrios y entraron. La avenida Foch fue la próxima, donde se encuentra la residencia diplomática del embajador argentino.
El ex presidente socialista Francois Hollande condenó con toda su fuerza “la violencia inadmisible, intolerable, incalificable”. Marine Le Pen, líder del ahora rebautizado Rassemblement National, llamó “a los Chalecos Amarillos a abandonar el lugar y permitir el trabajo de las fuerzas de seguridad. Pero exigió a Macron a “recibir a los jefes de partido de la oposición a su regreso de Argentina”.
Los manifestantes utilizan un auto para armar una barricada. ( Alain JOCARD / AFP)
“Nosotros estamos abiertos al diálogo con aquellos que sinceramente están dispuestos al diálogo”, dijo Benjamín Griveaux, portavoz del gobierno. Por primera vez, el gobierno anuncia que va a “dialogar”. Significa, de alguna manera, ceder a las reivindicaciones, que hasta ahora han sido ignoradas por Macron.
Pero Macron y su primer ministro se encuentran bajo fuertes críticas porque este fenómeno lleva tres semanas y no han conseguido elaborar un mecanismo de comunicación y escucha con los manifestantes ni encontrar un camino para calmarlos. Una señal clara, política es indispensable por parte del presidente.
Pintada en el Arco del Triúnfo que dice: “Los chalecos amarillos triunfarán”. (REUTERS/Stephane Mahe)
“Yo no soy violenta, soy profesora jubilada. Este gobierno no escucha, están aislados en su torre de Marfil. Lo grave es que no saben lo que nos pasa y hasta dónde esta rabia crece. Van a perder toda la confianza de la gente porque no escuchan ni respetan”, dijo Amelie, una profesora de la Picardie, refugiada en la avenida Marceau de los gases lacrimógenos. Pierre, agricultor, la acompaña: “No entienden que nosotros no podemos vivir más con nuestro sueldo. Hay un empobrecimiento generalizado”.
tanques hidrantes de la policía intentan apagar el fuego de las barricadas de los manifestantes. ( EFE/EPA/ETIENNE LAURENT)
El extraño affaire Benalla y sus consecuencias, las frases arrogantes presidenciales para comunicar con sus electores, las reformas que no llegan han ido aislando a Macron de su base electoral y la esperanza de un cambio. El temor es hasta dónde esta movilización popular amorfa, sin base política declarada, puede debilitar a Macron y a una mayoría parlamentaria, sin experiencia pero inquieta. La solución la tiene Macron y la política y no la policía antimotines.
Cuando la petición contra el alza de precios de los carburantes supera el millón de firmas, es evidente que las razones de esta movilización han superado sus orígenes. Representan hoy ese “histórico malestar francés”, que sintetiza años de fractura social, desempleo, los impuestos más altos de Europa, un Estado irreformable, imposibilidad de contratar de los pequeños comerciantes y “entrepeneurs” por las cargas patronales y un estado de dependencia de los desempleados por parte del Estado, que facilita más no trabajar que conseguir un empleo con su pesada burocracia.
“Francia está harta. Esto es como otro Mayo del ‘68 para los que lo vivimos o como la III República para los mayores. Si Macron no toma el toro por las astas, si no resuelve con inmediatas reformas, con menos impuestos y no con otra reunión dentro de tres meses, el pueblo entero va a salir a la calle y lo van a tirar del gobierno. Yo nunca he visto tanto hartazgo en jóvenes, en viejos, en la gente que lo votó. Creáme: el país está en pie de guerra y el gobierno no se da cuenta. No nos escucha”, sintetiza Richard, un florista, frente a la Prefectura de la policía de París, que no puede contratar un ayudante a causa de las cargas sociales que imponen.
A pesar de las advertencias de la Corte Penal Internacional, Vladímir Putin continúa incrementando la influencia nuclear de su país en la región. Luego de acordar una sociedad estratégica con China para la provisión energética, el conflicto Rusia-Ucrania toma un nuevo tenor con el despliegue de armas nucleares en Bielorrusia, que tiene frontera con los dos países que intervienen en la guerra.
“Rusia ya entregó a Bielorrusia el sistema misilístico Iskander, que puede transportar armas atómicas“, anunció el presidente ruso, Vladimir Putin, citado por la agencia Tass. “Implementaremos en Bielorrusia también 10 aviones en grado de transportar armas nucleares tácticas”, agregó el mandatario ruso.Vladímir Putin también se refirió al anuncio de la viceministra británica de Defensa, Annabel Goldi. La funcionaria aseguró que Reino Unido planeaba la entrega de obuses “con uranio empobrecido” a Ucrania, cuya finalidad principal es “destruir tanques y vehículo blindados modernos“. En ese sentido, el mandatario indicó que “Rusia, por supuesto, tiene con qué responder. Disponemos, sin exagerar, de decenas de miles de ese tipo de obuses. Por el momento no los hemos usado”.
El uranio puede utilizarse para fabricar bombas atómicas. Para ello, necesita ser enriquecido en centrifugadoras hasta niveles de entre 60 y 90%. El uranio empobrecido, o de bajo enriquecimiento, ronda el 3 o 4%, y es el que se usa para alimentar reactores. Este armamento ya fue empleado en las dos guerras del Golfo de 1991 y 2003, así como en la ex Yugoslavia en los años 1990. El Pentágono también reconoció que usó obuses de uranio empobrecido en dos ocasiones en 2015 en operativos en Siria.
La organización antinuclear británica Campaign for Nuclear Disarmament advirtió que el uso de este armamento provocaría un “desastre medioambiental y sanitario adicional para quienes están en el centro del conflicto”.
Ambito
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La prospección del desarrollo de la guerra en Ucrania enfrenta considerables dificultades no solo por lo poco fiables que son los datos que están disponibles, sino también por el hecho de que las personas que toman decisiones ocultan a la opinión pública las acciones con las que tratan de sorprender día tras día a su oponente. Nuevamente se produce un giro copernicano del combate: a pocos días del envío de carros de combate al ejército ucraniano por parte de países de Occidente, el gobierno de Rusia anuncia que suspende su participación en el tratado sobre el control de armas nucleares. No obstante, pese a la suma probabilidad de hechos imprevisibles, se ven algunas tendencias al cumplirse el primer año del conflicto bélico.
La primera es que se avanza hacia un empeoramiento del conflicto tanto respecto del campo de batalla como en cuanto al enfrentamiento geoestratégico. Otro rasgo creciente en los últimos meses consiste en la fatiga tras un año de confrontación, desde el agotamiento de materiales bélicos hasta el cansancio que comienza a verse en la opinión pública. Tomando en cuenta estas tendencias y siempre en términos de probabilidades, porque en un conflicto abierto, cualquier cosa es posible, puede observarse que la guerra se mantiene en una alternancia entre el estancamiento y la escalada, entendiendo esta última como una agudización pronunciada del enfrentamiento propiamente bélico. Regularmente, ambas situaciones presentan una relación secuencial: tras una escalada, suele haber un estancamiento, sobre todo en una guerra prolongada.
Joe Biden. Crédito: AFP
La prolongación de la guerra ha sido el principal tema de los discursos en torno al primer aniversario de los presidentes Vladimir Putin y Joe Biden. Ambos han afirmado que están preparados para continuar la guerra hasta una hipotética victoria militar. Putin lo ha hecho de una forma directa, y Biden, en términos del “mantenimiento de su apoyo a Kiev dure lo que dure la guerra”. Estas afirmaciones excluyen, al menos por el momento, la eventualidad de una negociación del alto el fuego y, menos aún, para establecer una paz duradera.
De hecho, líderes menos alineados han empezado a sugerir propuestas para detener la guerra. Tal es el caso de los presidentes de México, Brasil o la India, o de algunos sectores socialdemócratas europeos. También ha despertado expectativas en el sur global la propuesta de China de detener la guerra.
Ahora bien, cuando se prevé la prolongación del conflicto como idea para derrotar al oponente, se deben calcular los costos humanos y materiales. Aunque ninguna de las partes ha ofrecido datos precisos sobre las muertes directas que ha habido durante este primer año de la guerra, las Naciones Unidas estima en 30 mil las de civiles, y alrededor de 7 millones de refugiados ucranianos y otros tantos desplazados en el interior del país. Además, hay que tener presentes los 1.500 millones de personas afectadas por la inflación y el impacto económico por la guerra en todo el mundo (entre estos, también se cuenta la población latinoamericana, informó las Naciones Unidas).
En cuanto a las muertes de combatientes, hay grandes diferencias según las fuentes. Los ministerios de Defensa de Ucrania y de Rusia han aceptado que han tenido pérdidas de alrededor de 25 mil ucranianos y 40 mil rusos. Sin embargo, medios como la BBC, DW o FP señalan que en las fases de recrudecimiento bélico ha habido cerca de 8 mil muertos al mes en el caso de Ucrania, y unos 12 mil en el caso de Rusia, lo que eleva el promedio anual en torno a 90 mil fallecimientos de ucranianos y 130 mil de combatientes rusos. Estas cifras se aproximan a las que ofrece la compilación que este año hizo el Estado Mayor de la Defensa de Noruega. En pocas palabras, se trata de una pavorosa masacre, incluso si se aceptan las cifras más conservadoras.
Por otro lado, los daños materiales son cuantiosos y se pueden ver en la afectación de viviendas, carreteras, aeropuertos y líneas de ferrocarril, instalaciones de salud y educativas. La Escuela de Economía de Kiev ha estimado en más de 2 billones de dólares de pérdidas en infraestructuras durante este primer año de guerra.
Es decir, que cuando se contempla la continuación de la guerra, tal como se desprende de los discursos emitidos en este primer aniversario por los mandatarios de Rusia y de Estados Unidos, es necesario tener en cuenta lo que verdaderamente significa: un cúmulo con rasgos apocalípticos de muerte y destrucción. Y este es un buen punto de referencia para avizorar las consecuencias de la ofensiva rusa, la cual está prevista para el inicio de la primavera, que enfrentará la dotación de armas pesadas (tanques, artillería móvil, etc.) que el ejército ucraniano recibirá de sus aliados occidentales.
En sus respectivos discursos para este aniversario, los mandatarios Biden y Putin se han acusado mutuamente de haber iniciado la guerra. Biden se basa en una evidencia: la agresión militar fue una iniciativa de Rusia, pero en su discurso, el mandatario ruso ha sostenido que las potencias occidentales son las que la han provocado y ha puesto como prueba de su voluntad de paz el envío del memorándum de negociación enviado a Washington y a Bruselas en diciembre de 2021 y el rotundo rechazo recibido como respuesta. Resulta indudable que este ninguneo persistente no justifica la agresión militar de Moscú, contraria al derecho internacional. Sin embargo, la historia se encargará de dimensionar la responsabilidad de las potencias occidentales en su incapacidad de evitar la guerra.
En todo caso, el argumento acerca de la responsabilidad del comienzo de la guerra no puede dispensar de la responsabilidad actual sobre su prolongación. La evidencia de los efectos aterradores que causa día tras día tiene suficiente peso moral como para abandonar la tentativa de lograr una derrota del oponente, cueste el tiempo que cueste. Cada día que se prolonga esta guerra aumenta la responsabilidad moral sobre el conjunto de la comunidad internacional.
Enrique Gomáriz Moraga
*Investigador y consultor (www.latinoamerica21.com).
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La plaza central de Sallent quedó en silencio. Un crespón negro sobre el balcón fue el símbolo de la tristeza. El pueblo reunido alrededor de las plazas. Algunos chicos de la misma edad estuvieron cerca. Fue para homenajear a dos niñas argentinas que cayeron del tercer piso de un departamento esta localidad de Barcelona, en España. Juntos se reunieron para homenajear a una de ellas, que falleció por las heridas, y para acompañar a la familia que espera la recuperación de la otra joven: está grave pero estable.
El ayuntamiento convocó al minuto de silencio en la plaza central de la “Casa de la Vila”, a Diputados, en Sallent, una localidad española de la provincia de Barcelona, en Cataluña.
Las dos niñas de 12 años, hermanas gemelas, cayeron desde el balcón del tercer piso de un departamento que compartían con sus padres y con su hermanito. Los investigadores habrían encontrado dos cartas escritas por las chicas y dos sillas con las que habrían alcanzado la baranda.
Es por esos indicios que determinaron que podría haberse tratado de un intento de suicidio y descartan cualquier “indicio de criminalidad en el hecho”.
Mientras el ayuntamiento, a través de un comunicado, expresó “Hemos vivido algo trágico en Sallent. Dos menores, vecinas de Sallent, se precipitaron desde un balcón, lo que provocó la muerte de una de ellas y la otra fue trasladada en estado crítico al hospital”, publicaron el martes por la noche.
Todo ocurrió alrededor de las 15 en un edificio de tres pisos sobre un restaurante, justo en la entrada del pueblo. “Queremos trasladar, en primer lugar, nuestro pésame a la familia, amigos, amigas, conocidos y conocidas de las menores y al conjunto de la comunidad educativa. Es un hecho estremecedor y doloroso por el conjunto de nuestra población”.
El ayuntamiento suspendió las actividades programadas por el carnaval y decretó tres días de duelo. “Pedimos el máximo respeto a la familia de las víctimas y rogamos que no se difunda información falsa o no corroborada para respetar el derecho a la intimidad y evitar crear aún más dolor”, cerraron.
Una de las principales hipótesis refiere a que las hermanitas eran víctimas de bullying en la escuela, donde las discriminaban por ser argentinas. El ataque xenófobo llevaría un tiempo y sus padres habrían solicitado asistencia psicológica en la escuela. Sin embargo, el departamento de Educación de la Generalitat, se precipitó a negar que no habría un antecedente de “bullying” alrededor del caso, mientras los Mossos d’Esquadra (la Policía Local) no descarta que ese sea el motivo detrás del violento episodio.
La familia lleva casi dos años viviendo esta ciudad y compartían edificio con otros argentinos, entre ellos Kevin, un primo. “Aquí en el pueblo este, desde que llegaron sufrieron bullying. Por parte de gente que tiene familiares argentinos y aún así los criticaba por ser argentinos“, contó el joven a Televisión Español (TVE) desmintiendo la versión del Departamento de Educación.
Y agregó: “Los padres de las niñas han hablado con varios padres de los niños que criticaban a las nenas pero no sé si el colegio ha hecho algo al respecto. Cuando ellas lamentablemente se habían tirado, esos niños estaban parados aquí en la esquina tranquilamente”, recalcó el joven al tiempo que explicó que “iban a empezar el psicólogo, las aconsejaban, las ayudaban porque al fin y al cabo eran niñas muy buenas que no se metían con nadie”.
En otro comunicado difundido por la escuela, expresaron el “hecho trágico” de “dos alumnas de 1° de ESO del Instituto” Púbico Llobregat de Sallent. “El centro educativo debe ser en estos casos un espacio donde poder trabajar el dolor que todos nosotros y en especial el alumnado siente”, aseguraron. Por eso tomaron la decisión de permanecer abiertos para recibir a los alumnos “en el centro para gestionar el dolor”.
Mientras tanto, esperan la evolución de la segunda hermana, que se encuentra internada con un cuadro “crítico pero estable”, informaron fuentes oficiales de Sallent.
Según publicaron los medio locales, la familia llevaba casi dos años en Barcelona y hacía poco tiempo que llegaron a Sallent. La mamá trabaja como camarera en un restaurante y el padre estaba al cuidado de sus hijas y del hermanito más pequeño al momento del hecho. Él estaba en la cocina y las niñas en su dormitorio cuando se desató la tragedia.
Según informaron a la agencia EFE fuentes de la investigación, la Policía ahora analiza los dos textos manuscritos y por los primeros indicios descartó una acción criminal.
La niña sobreviviente fue trasladada grave al hospital Pac Taulí de Sabadell. Muchos de sus compañeros de escuela participaron del homenaje en la plaza central de Sallent. Los vecinos y amigos de la familia colocaron velas y carteles en la puerta del edificio y un mensaje: “Te has ganado el cielo pequeña, justicia”.
Durante el acto, el alcalde, Oriol Ribalta, dijo: “Son momentos muy difíciles y todo el conjunto de la población nos sentimos doloridos por lo que nos ha tocado vivir”.
Además, recalcó: “rogamos máximo respeto para la familia y que no se difundan informaciones falsas. En estos momentos, la investigación está en manos de profesionales, la comisión de los Mossos d’Esquadra”. Desde el ayuntamiento insisten en que la institución educativa “no había advertido” que las niñas eran víctimas de bullying, aunque no está claro si ya recibían asistencia psicológica o si la habían solicitado y no llegaron a recibirla.
Según publicó el diario La Vanguardia de España, “los problemas de las pequeñas, el acoso y los insultos se intensificaron cuando una de las niñas, Alana, precisamente la que falleció al caer, pidió en el Instituto que quería que la llamaran con un nombre masculino”. Así, el articulo cita a fuentes de la investigación y refiere a una manifestación de la niña para “iniciar un proceso de cambio de género. Una decisión que los padres aseguraron desconocer”.
En tanto, el departamento de Educación de la Generalitat informó que el Equipo de Asesoramiento y Orientación Psicopedagógica activó el protocolo para brindar contención a los compañeros de colegio de las gemelas, en conjunto con profesionales del Programa de Bienestar Emocional.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de España, son 353.000 los residentes nacidos en Argentina los que viven en el país, incluidos los que ingresaron con pasaporte europeo. De ese total, 25 mil tienen menos de 19 años, según datos provisorios hasta julio de 2022. Alrededor de 68 mil son las personas que residen en Barcelona.
MG
Fuente: Clarin
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