Cristina Fernández no atiende un teléfono al que Julio De Vido tampoco llama. Y viceversa. Esto ocurre, al menos, desde mediados de año.
Según detalla el diario Clarín, en la relación entre la ex Presidenta y su ex Ministro de Planificación Federal se abrió una verdadera grieta. Hoy los dos “se odian”, sintetiza un amigo del antiguo gran funcionario. Antes, parecían amarse
Desde 2003 hasta 2015, De Vido manejaba 200 mil millones de dólares del presupuesto nacional. Hoy, no sin pesar, sus amigos dicen que él está seguro de que el miércoles irá preso. ¿Qué rompió el vínculo entre la ex Presidenta y su ex súper Ministro?
El despoder es cruel. De Vido calcula que dentro de tres días podría caer detenido. En julio, los votos kirchneristas lo habían salvado de una expulsión del Congreso pedida por la bancada oficialista.
El miércoles le van a faltar para hacer frente a un pedido de desafuero y detención cursado por el juez Luis Rodríguez, que investiga por corrupción al ex ministro K de Planificación Federal.
Un fallo de la Cámara Federal determinó que el “encarcelamiento” del diputado De Vido es “la única alternativa viable para garantizar el éxito de la investigación” de la Justicia sobre el posible desfalco a Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT).
En la intimidad, De Vido le admitió a varios interlocutores que está seguro de que el martes la Comisión de Asuntos Constitucionales tratará su desafuero. Y de que un día después, el miércoles, ya será votado en la Cámara Baja, donde da por perdido el apoyo del antes leal bloque K.
De Vido prefiere no admitirlo en público, pero culpa a Cristina del “desastre” electoral del peronismo en las elecciones presidenciales de 2015.
La responsabiliza por la fórmula perdedora, que sumó como vice del candidato presidencial Daniel Scioli a un funcionario de Casa Rosada al que perdió todo respeto, el secretario Legal y Técnico Carlos Zannini.
Por si todo esto fuera poco, el jueves De Vido recibió un golpe al corazón -en sentido figurado. Cayó presa una persona de su mayor confianza y afecto, que desde 2008 había estado a su lado. Roberto Baratta, ex subsecretario de Coordinación y Control Administrativo en el Ministerio de Planificación Federal, fue detenido por una causa de corrupción. La causa por la compra de barcos de gas licuado, que hizo caer a Baratta, no es la más acuciante para De Vido. Pero también en ella el juez que la instruye, Claudio Bonadio, incluyó un pedido de desafuero y detención para el ex Ministro.
Baratta está ahora alojado en un calabozo del penal de Marcos Paz: desasosegante perspectiva para su ex Jefe. En ese mismo complejo penitenciario, en otro pabellón, está preso el cuñado del ex súper ministro y todavía diputado: Claudio “El Mono” Minnicelli, fue detenido investigado por contrabando. Hay también en Marcos Paz otro preso K “célebre”: Víctor Manzanares, contador de la propia familia K.
De Vido le envió su mejor mensajera a su amigo Baratta en las primeras horas de encierro. Alessandra “Lali” Minnicelli de De Vido, abogada, ex Síndica General de la Nación, visitó en Marcos Paz a Baratta, y, de paso, también a su hermano, el “Mono”. Eso significa, para quienes conocen al ex ministro, que es igual que si hubiese ido el propio De Vido.
El gesto de lealtad que mostró De Vido es también un mensaje hacia dentro del peronismo. Él, al contrario de los Kirchner, no abandonará a sus subalternos más respetados aunque sean condenados y vayan a la cárcel. Cristina Fernández jamás visitó en prisión a su ex socio Lázaro Báez. Ni a su contador Manzanares.
Ni a su ex secretario de Estado encargado de Obras Públicas, José López. Ni tampoco al de Transporte, Ricardo Jaime. Cristina Fernández solía llevarse mejor con estos últimos que con el propio De Vido.
Según contaron fuentes que hablaron con de Vido en las últimas semanas, el ex súper ministro está convencido de que irá preso. Desde entonces se recluyó en sus propios pensamientos, y en su familia.