El usuario de Facebook usaba su cuenta para responder un cuestionario sobre gustos y personalidad; este era utilizado por Cambridge Analytica para extraer la información de esa persona y de sus amigos en la red social
Por: Matthew Rosenberg y Gabriel J. X. Dance
Christopher Deason se topó con el cuestionario psicológico el 9 de junio de 2014. En ese entonces respondía muchas encuestas en línea para ganar unos cuantos dólares extras por hacerlo. Ningún aspecto acerca de esta, que vio en una plataforma de empleos en línea, le pareció “perturbador o extraño”, comentó después.Así que esa tarde Deason realizó la primera etapa de la encuesta: le dio acceso a su cuenta de Facebook.
Antes de que Deason siquiera empezara a leer la primera pregunta del cuestionario, una aplicación de Facebook ya había extraído no solo los datos de su perfil, sino también los de 205 de sus amigos en Facebook: sin su consentimiento y sin que lo supieran, se descargaron sus nombres, fechas de nacimiento y datos de ubicación, así como listas de cada página de Facebook a la que habían dado me gusta.
La información se agregó a una enorme base de datos compilada para Cambridge Analytica, consultora política que ha sido vinculada con la campaña presidencial de Donald Trump en 2016 y con la del brexit en el mismo año. Eso no lo supo ninguna de las personas cuyos datos fueron recopilados, ni siquiera Deason. “No habría continuado con la encuesta de haberlo sabido”, dijo Deason, de 27 años, en una entrevista reciente.
Deason y sus amigos de Facebook se convirtieron en las primeras entradas de una base de datos que terminaría por incluir decenas de millones de perfiles de Facebook y que ahora está en el centro de una crisis que enfrenta el gigante de las redes sociales. La noticia sobre la recolección de datos por parte de Cambridge Analytica, que se reportó por primera vez por The New York Times y The Observer de Londres, ha detonado el movimiento #BorraFacebook y puso a la red social bajo el intenso escrutinio de legisladores y reguladores en Estados Unidos y en Reino Unido.
Christopher Deason respondió en 2014 el cuestionario que en realidad fue desarrollado por Cambridge Analytica para recopilar los datos de usuarios de Facebook. CreditMichael Shroyer para The New York Times
Aun así, pocos de los casi 214 millones de estadounidenses con perfiles de Facebook saben si sus datos formaron parte de la información que recogió Cambridge Analytica. Facebook, que se enteró del mal uso de datos en diciembre de 2015, comenzó a avisarles a los usuarios afectados el 9 de abril, un día antes de que su fundador, Mark Zuckerberg, testificara ante el Congreso de Estados Unidos.
Los registros que obtuvo el Times muestran que aproximadamente 300.000 personas respondieron la encuesta, pero debido a que entonces se permitía el acceso a la información de amigos, Facebook dijo que hasta 87 millones de usuarios pueden haberse visto afectados.
Cuando los encuestados dieron acceso a sus perfiles de Facebook, la aplicación realizó su única función: tomar sus datos y los de sus amigos.
El Times, que revisó un conjunto de datos brutos de los perfiles por cuya obtención Cambridge Analytica le pagó al investigador académico ruso-estadounidense Alexander Kogan, contactó a casi dos decenas de usuarios de Facebook afectados en semanas recientes. Algunos estaban enojados —una mujer lo comparó con un asalto—, mientras que otros se mostraron molestos pero impávidos, pues ya desde antes desconfiaban del uso que dan los gigantes de la tecnología a los datos que recogen.
“Ahora acepto el hecho de que somos el producto con el que se comercia en internet”, dijo Mark Snyder, de 32 años y quien es uno de los amigos de Deason cuyos datos fueron recogidos. “Si te inscribes en algo y no es evidente cómo generan ganancias, entonces lo están haciendo con tus datos”, comentó Snyder, que se dedica a dar mantenimiento a redes informáticas.
Zuckerberg ha dicho que el mal uso de datos implicó un “abuso de confianza” por parte de la empresa. Sin embargo, incluso él ha insinuado que otros desarrolladores de aplicaciones pueden haber hecho lo mismo.
Hasta abril de 2015, Facebook permitió que algunos desarrolladores de aplicaciones recogieran datos privados de los perfiles de usuarios que descargaron aplicaciones y de los de sus amigos. Facebook ha mencionado que permitió este tipo de recolección de datos para ayudar a los desarrolladores a mejorar la experiencia de los usuarios en sus aplicaciones. No obstante, parece que Facebook no hizo gran cosa para verificar cómo los desarrolladores estaban usando los datos o si estaban proporcionando siquiera algún tipo de experiencia en Facebook.
La información del perfil de Facebook de Jim Symbouras fue recogida decenas de veces después de que amigos suyos hicieron la prueba en línea de Cambridge Analytica. CreditSam Hodgson para The New York Times
El cuestionario utilizado para recoger datos para Cambridge Analytica en realidad no estaba en Facebook; lo albergaba una empresa llamada Qualtrics, que proporciona una plataforma para encuestas en línea. Consistía en decenas de preguntas comúnmente usadas por investigadores en materia de psicología con el fin de evaluar la personalidad, como saber si el encuestado prefiere estar solo, intenta dirigir a otros y si le gustan las fiestas grandes (las opciones de respuesta iban de “No estoy nada de acuerdo a “Estoy muy de acuerdo”). Tomaba de diez a veinte minutos contestar el cuestionario.
Cuando los encuestados dieron acceso a sus perfiles de Facebook, la aplicación realizó su única función: tomar sus datos y los de sus amigos. No hubo experiencia “dentro de la aplicación” de la cual hablar; no tenía como propósito ser el tipo de cuestionario en línea simpático e inofensivo que les dice a los usuarios a cuál personaje de Friends se parecen más o cómo sus preferencias en el almuerzo revelan a la princesa de Disney que llevan dentro.
Facebook ha dicho que a los encuestados les dijeron que sus datos se usarían con fines académicos, por lo que afirmó que Cambridge Analytica y Kogan engañaron a la red social y a sus usuarios. Sin embargo, las letras chiquitas respecto a los términos y condiciones de uso que acompañaban el cuestionario quizá sí incluían advertencias a los usuarios de que sus datos podrían usarse con fines comerciales, de acuerdo con un borrador de los términos del servicio que revisó el Times.
Vender los datos de los usuarios de Facebook habría sido una violación absoluta de las reglas de la empresa en ese entonces. Sin embargo, al parecer la empresa no revisaba regularmente las aplicaciones para asegurarse de que cumplieran con sus reglas. Lo más probable es que ya no pueda saberse cuál fue la redacción final de los términos de servicio de la encuesta: los ejecutivos de Facebook dijeron que borraron la aplicación en diciembre de 2015, cuando se enteraron de la recolección de datos.
Cambridge Analytica utilizó los datos de Facebook para ayudar a construir herramientas que, según la firma, podían identificar las personalidades de los electores estadounidenses e influir en su comportamiento. La consultora ha mencionado que sus llamadas técnicas de modelos psicográficos sustentaron su trabajo para la campaña de Trump en 2016, lo cual abre un debate todavía en curso acerca de si su tecnología funcionó.
Deason, quien dirige un negocio de computadoras en Virginia, está entre los usuarios de Facebook que sí saben de tecnología. Por ahora dijo que conserva su cuenta porque su negocio tiene su propia página y él modera grupos en Facebook dedicados a computadoras.
“Pero si solo estuviera trabajando de 9:00 a 5:00 en el banco local, o algo así, y llegara a casa a revisar las publicaciones de mis amigos en Facebook y eso, entonces sí borraría mi cuenta de Facebook”, comentó.
Es el primer ex presidente en ser acusado de cometer un delito. Denunció una persecución política y tendrá que declarar. ¿Puede seguir como presidenciable? Cómo sigue la causa.
Se trata de una noticia de magnitud Histórica que amenaza con sacudir fuerte al ya muy polarizado sistema político norteamericano. Los 23 miembros del gran jurado venían escuchando desde enero pruebas y testimonios de testigos relacionados con un pago de dinero realizado durante la campaña del 2016 en nombre de Trump a la estrella porno Stormy Daniels, presuntamente para que no revele un affair que tuvo con el entonces candidato.
El gran jurado es una instancia previa del sistema penal norteamericano, que analiza las pruebas que consiguió la fiscalía y determina si corresponde o no abrir un proceso penal. Su veredicto en favor de abrir un juicio es indicio que hay elementos de cargo importantes.
Después de casi dos semanas de expectativa y cuando se creía poco probable que se decidiera enjuiciarlo, la decisión sorprendió a casi todo el mundo, menos a Trump. Hace menos de dos semanas el ex presidente anunció en su red social Truth que era inminente su arresto. Todavía no se produjo esa situación, pero podría darse la semana próxima si Trump no se presenta en la corte criminal de Manhattan, donde el fiscal Alvin Bragg, construyó el caso en su contra.
Esto es persecución política e interferencia electoral al más alto nivel de la historia. Los demócratas han mentido, engañado y robado en su obsesión por tratar de ‘atrapar a Trump’, pero ahora han hecho lo impensable: acusar a una persona completamente inocente en un acto de interferencia electoral flagrante.
La decisión fue tan inesperada que la mayoría de las principales cadenas de televisión habían abandonado la guardia periodística, que ocupaba varias calles alrededor de la entrada al despacho de Bragg, quien ya se transformó en una figura histórica, al lograr contra todo pronóstico, llevar a Trump ante un tribunal.
Los cargos específicos no se hicieron públicos y se espera que Trump, de 76 años, se entregue a la policía la próxima semana, según dijeron sus abogados. Una vez que lo haga se le tomarán las huellas dactilares y las fotos de frente y de perfil como a cualquier acusado penal. El trámite debería hacerse en una comisaria policial, pero no está claro que en este caso se elija ese lugar.
“Esto es persecución política e interferencia electoral al más alto nivel de la historia”, dijo Trump en un comunicado. “Los demócratas han mentido, engañado y robado en su obsesión por tratar de ‘atrapar a Trump’, pero ahora han hecho lo impensable: acusar a una persona completamente inocente en un acto de interferencia electoral flagrante”, agregó el expresidente.
Los abogados de Trump: Susan Necheles y Joseph Tacopina, insitieron que Trump “no cometió ningún delito” y prometieron “luchar enérgicamente contra esta acusación política en los tribunales”.
La posibilidad de que Trump acabara frente a un tribunal penal es algo con lo que siempre se ha especulado, pero su acusación llegó de la mano de uno de los casos más frágiles con los que lidia el ex presidente y se produce cuando Trump intenta recuperar la Casa Blanca por tercera vez, compitiendo por la nominación republicana de 2024.
Trump calificó la investigación de la Oficina del Fiscal del Distrito de Manhattan como una “cacería de brujas política que intenta derribar al principal candidato, con mucho, en el Partido Republicano”.
Es cacería de brujas política que intenta derribar al principal candidato, con mucho, en el Partido Republicano.
El ex presidente no se equivoca cuando se auto proclama “principal candidato”, ya que no solo encabeza las encuestas en las primarias republicanas, sino que desde que surgió la noticia que Alving Bragg lo quería acusar, Trump ha aumentado su intención de voto.
La encuesta más reciente, publicada el miércoles, muestra que Trump ha duplicado su ventaja desde febrero y está 30 puntos por encima de Ron DeSantis (54% -24%). El mes pasado, subió 15 puntos (43%-28%).
Trump domina a su probable principal competidor entre los votantes republicanos en el llamado “camino de la cerveza”, una forma abreviada de las características culturales y socioeconómicas del bloque de votantes con menores ingresos y niveles educativos.
Si bien DeSantis sigue siendo el candidato preferido de los votantes de altos ingresos y aquellos con títulos universitarios, también muestra signos de sangrado allí. En las últimas semanas, los números de Trump han aumentado entre todos los republicanos, incluso con los votantes más escépticos sobre su candidatura.
Los siguientes pasos de su juicio prometen generar una atención formidable, incluso para los niveles de espectacularidad de Trump. Un nivel de atención que podría llegar a capitalizar en su campaña.
La perspectiva de una condena plantea una pregunta intrigante sobre su intento de regresar a la Casa Blanca: ¿Podría convertirse en presidente aún si es condenado? La respuesta desde una perspectiva legal es que sí.
A pesar de las advertencias de la Corte Penal Internacional, Vladímir Putin continúa incrementando la influencia nuclear de su país en la región. Luego de acordar una sociedad estratégica con China para la provisión energética, el conflicto Rusia-Ucrania toma un nuevo tenor con el despliegue de armas nucleares en Bielorrusia, que tiene frontera con los dos países que intervienen en la guerra.
“Rusia ya entregó a Bielorrusia el sistema misilístico Iskander, que puede transportar armas atómicas“, anunció el presidente ruso, Vladimir Putin, citado por la agencia Tass. “Implementaremos en Bielorrusia también 10 aviones en grado de transportar armas nucleares tácticas”, agregó el mandatario ruso.Vladímir Putin también se refirió al anuncio de la viceministra británica de Defensa, Annabel Goldi. La funcionaria aseguró que Reino Unido planeaba la entrega de obuses “con uranio empobrecido” a Ucrania, cuya finalidad principal es “destruir tanques y vehículo blindados modernos“. En ese sentido, el mandatario indicó que “Rusia, por supuesto, tiene con qué responder. Disponemos, sin exagerar, de decenas de miles de ese tipo de obuses. Por el momento no los hemos usado”.
El uranio puede utilizarse para fabricar bombas atómicas. Para ello, necesita ser enriquecido en centrifugadoras hasta niveles de entre 60 y 90%. El uranio empobrecido, o de bajo enriquecimiento, ronda el 3 o 4%, y es el que se usa para alimentar reactores. Este armamento ya fue empleado en las dos guerras del Golfo de 1991 y 2003, así como en la ex Yugoslavia en los años 1990. El Pentágono también reconoció que usó obuses de uranio empobrecido en dos ocasiones en 2015 en operativos en Siria.
La organización antinuclear británica Campaign for Nuclear Disarmament advirtió que el uso de este armamento provocaría un “desastre medioambiental y sanitario adicional para quienes están en el centro del conflicto”.
Ambito
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La prospección del desarrollo de la guerra en Ucrania enfrenta considerables dificultades no solo por lo poco fiables que son los datos que están disponibles, sino también por el hecho de que las personas que toman decisiones ocultan a la opinión pública las acciones con las que tratan de sorprender día tras día a su oponente. Nuevamente se produce un giro copernicano del combate: a pocos días del envío de carros de combate al ejército ucraniano por parte de países de Occidente, el gobierno de Rusia anuncia que suspende su participación en el tratado sobre el control de armas nucleares. No obstante, pese a la suma probabilidad de hechos imprevisibles, se ven algunas tendencias al cumplirse el primer año del conflicto bélico.
La primera es que se avanza hacia un empeoramiento del conflicto tanto respecto del campo de batalla como en cuanto al enfrentamiento geoestratégico. Otro rasgo creciente en los últimos meses consiste en la fatiga tras un año de confrontación, desde el agotamiento de materiales bélicos hasta el cansancio que comienza a verse en la opinión pública. Tomando en cuenta estas tendencias y siempre en términos de probabilidades, porque en un conflicto abierto, cualquier cosa es posible, puede observarse que la guerra se mantiene en una alternancia entre el estancamiento y la escalada, entendiendo esta última como una agudización pronunciada del enfrentamiento propiamente bélico. Regularmente, ambas situaciones presentan una relación secuencial: tras una escalada, suele haber un estancamiento, sobre todo en una guerra prolongada.
Joe Biden. Crédito: AFP
La prolongación de la guerra ha sido el principal tema de los discursos en torno al primer aniversario de los presidentes Vladimir Putin y Joe Biden. Ambos han afirmado que están preparados para continuar la guerra hasta una hipotética victoria militar. Putin lo ha hecho de una forma directa, y Biden, en términos del “mantenimiento de su apoyo a Kiev dure lo que dure la guerra”. Estas afirmaciones excluyen, al menos por el momento, la eventualidad de una negociación del alto el fuego y, menos aún, para establecer una paz duradera.
De hecho, líderes menos alineados han empezado a sugerir propuestas para detener la guerra. Tal es el caso de los presidentes de México, Brasil o la India, o de algunos sectores socialdemócratas europeos. También ha despertado expectativas en el sur global la propuesta de China de detener la guerra.
Ahora bien, cuando se prevé la prolongación del conflicto como idea para derrotar al oponente, se deben calcular los costos humanos y materiales. Aunque ninguna de las partes ha ofrecido datos precisos sobre las muertes directas que ha habido durante este primer año de la guerra, las Naciones Unidas estima en 30 mil las de civiles, y alrededor de 7 millones de refugiados ucranianos y otros tantos desplazados en el interior del país. Además, hay que tener presentes los 1.500 millones de personas afectadas por la inflación y el impacto económico por la guerra en todo el mundo (entre estos, también se cuenta la población latinoamericana, informó las Naciones Unidas).
En cuanto a las muertes de combatientes, hay grandes diferencias según las fuentes. Los ministerios de Defensa de Ucrania y de Rusia han aceptado que han tenido pérdidas de alrededor de 25 mil ucranianos y 40 mil rusos. Sin embargo, medios como la BBC, DW o FP señalan que en las fases de recrudecimiento bélico ha habido cerca de 8 mil muertos al mes en el caso de Ucrania, y unos 12 mil en el caso de Rusia, lo que eleva el promedio anual en torno a 90 mil fallecimientos de ucranianos y 130 mil de combatientes rusos. Estas cifras se aproximan a las que ofrece la compilación que este año hizo el Estado Mayor de la Defensa de Noruega. En pocas palabras, se trata de una pavorosa masacre, incluso si se aceptan las cifras más conservadoras.
Por otro lado, los daños materiales son cuantiosos y se pueden ver en la afectación de viviendas, carreteras, aeropuertos y líneas de ferrocarril, instalaciones de salud y educativas. La Escuela de Economía de Kiev ha estimado en más de 2 billones de dólares de pérdidas en infraestructuras durante este primer año de guerra.
Es decir, que cuando se contempla la continuación de la guerra, tal como se desprende de los discursos emitidos en este primer aniversario por los mandatarios de Rusia y de Estados Unidos, es necesario tener en cuenta lo que verdaderamente significa: un cúmulo con rasgos apocalípticos de muerte y destrucción. Y este es un buen punto de referencia para avizorar las consecuencias de la ofensiva rusa, la cual está prevista para el inicio de la primavera, que enfrentará la dotación de armas pesadas (tanques, artillería móvil, etc.) que el ejército ucraniano recibirá de sus aliados occidentales.
En sus respectivos discursos para este aniversario, los mandatarios Biden y Putin se han acusado mutuamente de haber iniciado la guerra. Biden se basa en una evidencia: la agresión militar fue una iniciativa de Rusia, pero en su discurso, el mandatario ruso ha sostenido que las potencias occidentales son las que la han provocado y ha puesto como prueba de su voluntad de paz el envío del memorándum de negociación enviado a Washington y a Bruselas en diciembre de 2021 y el rotundo rechazo recibido como respuesta. Resulta indudable que este ninguneo persistente no justifica la agresión militar de Moscú, contraria al derecho internacional. Sin embargo, la historia se encargará de dimensionar la responsabilidad de las potencias occidentales en su incapacidad de evitar la guerra.
En todo caso, el argumento acerca de la responsabilidad del comienzo de la guerra no puede dispensar de la responsabilidad actual sobre su prolongación. La evidencia de los efectos aterradores que causa día tras día tiene suficiente peso moral como para abandonar la tentativa de lograr una derrota del oponente, cueste el tiempo que cueste. Cada día que se prolonga esta guerra aumenta la responsabilidad moral sobre el conjunto de la comunidad internacional.
Enrique Gomáriz Moraga
*Investigador y consultor (www.latinoamerica21.com).
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