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Opinión

FACUNDO MANES: “MAURICIO MACRI Y CRISTINA KIRCHNER DIVIDEN A LA SOCIEDAD, NO ME REPRESENTAN”

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Para el diputado radical “hay que dejar de lado los extremos y salir del laberinto por arriba”. Explicó los detalles de su “Proyecto Argentina”. Y habló sobre su posible candidatura presidencial: “Quiero liderar y voy a ir hasta el final”

El diputado nacional Facundo Manes (UCR) afirmó que Cristina Kirchner y Mauricio Macri “dividen a la sociedad” y no lo representan, explicó los detalles de su “Proyecto Argentina” y habló sobre una eventual candidatura presidencial: “Tengo la determinación y la convicción de liderar un espacio que transforme a la Argentina y voy hasta el final”.

El dirigente, médico y neurocientífico destacó que “la pandemia nos dejó tristes, con los ánimos caídos, teniendo la sensación de que este es un país fallido, pero la única manera de convertir eso en esperanza es con empatía, reconociendo al otro”.

Por eso, Manes convocó abrir la coalición de Juntos por el Cambio, ampliar su base de sustentación y propuso “un proyecto que salga por arriba del laberinto, porque estamos atrapados en un fanatismo y en una grieta que sólo le sirve a los que ganan elecciones con esas grietas”.

Además, en una extensa entrevista en la redacción de Infobae, el dirigente radical también se refirió a la polémica que surgió tras su decisión de no sumarse al pedido de juicio político contra Alberto Fernández por sus dichos sobre el fiscal Diego Luciani. “La política no tiene que meterse en una causa judicial”, afirmó.

Quince frases destacadas de la entrevista

“No estoy acá para convertirme en político, estoy para transformar mi país”, afirmó Manes.

1- “A mí no me representa el país que quiere Cristina Kirchner, ni el país que representa o quiere Macri. Yo quiero salir por arriba de ese laberinto, convocando a todos los sectores y dejando a los extremos de lado”.

2- “El ex presidente Macri y la vicepresidenta Cristina Kirchner dividen a la sociedad y yo creo que la solución de la Argentina es al revés: liderazgos que unan, no que dividan, porque no se puede transformar una Argentina dividida”.

3- “Tengo la determinación y la convicción de liderar un espacio que transforme a la Argentina, que salte por arriba del laberinto y que no pertenezca a los extremos. La sociedad me pondrá en el lugar que considere, pero yo estoy acá hasta el final”.

4- “Un fiscal hizo un alegato y tenemos que respetar ese trabajo, respetar la decisión de los jueces. La vicepresidenta tiene la oportunidad de defenderse. Los jueces van a decidir argumentando sus decisiones y valorando las pruebas del fiscal. La política no tiene que meterse”.

5- “Más allá de que se lo ve abrumado, al presidente le falta liderazgo. Le falta esa condición de líder, además de que nació su presidencia de forma anómala: con un tuit de la actual vicepresidenta, poniéndolo como candidato”.

6- “El modelo kirchnerista ha fracasado en Argentina: han gobernado de los últimos 18 años 14 y cada vez estamos peor”.

7- Hay que mejorar ese Cambiemos que básicamente se unió para ganarle al kirchnerismo. Eso ya no alcanza, no podemos repetir la historia.

8- Entre 2015 y el 2019 vi aumentar la grieta. Un proyecto de país se tiene que hacer como algo que supere a la división, como fue la democracia. Si no, vamos a estar en 10 años discutiendo lo mismo: inflación, más pobreza, más desigualdad.

9- Como en su momento fue la tragedia de Malvinas, creo que la pandemia aceleró esta fractura entre la sociedad y este sistema que no va más.

10- La pandemia agarró a la Argentina involucionando, empobreciéndonos desde hace décadas, con factores de riesgo altos, pero encima a la pandemia la manejamos mal. La Argentina triplicó la pobreza de los países de la región durante la pandemia.

11- La pandemia nos dejó con el alma rota, tristes, con los ánimos caídos, con muchos teniendo la sensación de que este es un país fallido. La única manera de convertir eso en esperanza es con empatía, reconociendo al otro. Entendiendo que las diferencias que tenemos son mínimas frente al desafío enorme de reconstruir la Nación.

12- La inflación y el valor del dólar son síntomas, como la fiebre, de una economía enferma. ¿Cuál es la causa estructural de los síntomas? La falta de confianza, la falta de política de Estado y la falta de productividad.

13- Argentina invierte mucho en planes sociales y cada vez tenemos más pobres y más desigualdad. Sacar los planes sociales, como algunos pretenden, en un país con 50% de pobres, es algo que atenta con la paz social.

14- La educación es una brújula confiable en un mundo cambiante, la educación es coraje, es curiosidad, es más libertad, por eso la pobreza en la Argentina no solo es un drama, sino que es una hipoteca social.

15- Un modelo para inspirarnos podría ser Canadá.

La entrevista completa

La entrevista completa de Facundo Manes con Facundo Chaves, en los estudios de Infobae.

¿Cómo estás viendo el país hoy?

Triste. Sin ideas. Es un momento angustiante para la mayoría de los argentinos. De alguna manera somos todos pobres en Argentina. Hay un gran porcentaje de pobreza material, de compatriotas que no saben qué van a comer esta noche o si pueden dormir cómodamente esta noche. Aún los que tenemos el privilegio de no pensar en lo inmediato -en qué vamos a comer o qué van a comer nuestros hijos- vivimos en un ambiente empobrecido y los recursos mentales son limitados.

El que vive en una pobreza material, usa los recursos mentales para sobrevivir, por eso no puede proyectar. Hay una trampa de la pobreza que no te permite salir de la pobreza, porque no podés imaginar el mediano y largo plazo.

Pero aunque tengamos resuelto el día a día, los privilegiados también vivimos en una pobreza de coyuntura que nos atrapa permanentemente y no podemos imaginar cosas grandes, un país creciendo.

Argentina podría crecer, según mi equipo económico, alrededor de 7% u 8% anual en los próximos 15 años. Podríamos duplicar lo que exportamos -hoy exportamos 90.000 millones de dólares- podríamos duplicar las exportaciones a 180.000 en menos de una década. Con un poco más de población, seríamos 50 millones, seríamos el doble de ricos con 50 millones. En vez de pensar en eso, estamos en la chiquita, discutiendo el pasado. Somos todos pobres acá y eso nos baja la autoestima.

Estoy mirando el país con mucha preocupación y con mucho optimismo, también, porque porque la sociedad se cansó de un sistema que no va más. Recorro el país desde que llegué, desde mi información en el exterior, de 2001, primero explicando el rol de la ciencia, el rol del cerebro, cómo funciona la mente. Después contando lo que aprendí en el exterior, cómo se desarrollan los países, mi historia personal, el valor de la ciencia, de la innovación y la tecnología en el futuro de un país.

Y ahora lo recorro para decir: tenemos que encarar un nuevo ciclo, en este final de época. Como un día en los ‘80 decidimos dejar la dictadura, los momentos oscuros, y encarar la libertad, hoy tenemos que dejar atrás la decadencia y encarar, de una vez por todas, el desarrollo. Hace décadas que Argentina no tiene un programa de desarrollo, de generar riqueza, de entrada a la modernidad y en los desafíos del siglo XXI.

Pero la sociedad ya lo decidió, la sociedad en las plazas, en distintos lugares, ya dijo “este sistema no va más”. Y te voy a ser honesto, como en su momento fue la tragedia de Malvinas, creo que la pandemia aceleró esta fractura entre ese sistema que no va más y la sociedad.

– Estás recorriendo el país y provincias gobernadas por caudillos de muchos años. ¿Qué estás viendo ahí en esos lugares?

También que en este proceso anímico, que estoy diciendo, de hartazgo, se perdió el miedo también. Por ejemplo la plaza de Formosa estaba llena. En lugares, donde mucho trabajo depende del Estado, en donde la gente antes no podía ir a un acto aunque quisiera porque quizás al otro día lo echaban, ahora no le importa.

Lo vi en la campaña del año pasado también en los lugares más vulnerables del conurbano bonaerense que me decían Facundo, este sistema ya me acostumbró a vivir como alguien miserable, pero mis hijos van a ser más miserable que yo.

En todos los sectores hay un hartazgo que permite imaginar un nuevo país, que nos obliga a los que tenemos una voz a imaginar un nuevo destino común, un proyecto que salga por arriba del laberinto, porque estamos atrapados en un fanatismo, en una grieta, que sólo le sirve a los que ganan elecciones con esas grietas.

– ¿Es posible resolver esa grieta, esa fractura que hay en la sociedad, y cómo se hace?

No solo que es posible, sino que tenemos la obligación histórica de hacerlo. ¿En el 2015 que fue Cambiemos? Fue una alianza organizada, básicamente, en frenar al kirchnerismo. La ex presidenta actual vicepresidenta había dicho vamos por todo y era necesario, después de cuatro años de Néstor Kirchner y ocho de ella, con esta amenaza de autocracia, era necesario una coalición para frenar el kirchnerismo. Pero no fue una coalición de una idea de país. Se ganó una elección y no se pudo transformar el país.

¿Qué fue el Frente de Todos en 2019? Una coalición para frenar o para ganarle al macrismo y al PRO, que fue el partido que gobernó, porque no fue una coalición de gobierno, fue una coalición electoral.

Ya no podemos seguir con lo mismo. Es necesario salir de juntarnos para ganarle al otro. Ahora tenemos que juntarnos una gran mayoría de argentinos. La pandemia, este fin de ciclo y el hartazgo a este sistema que nos da más pobreza, una corrupción sistémica, hace que la sociedad vaya a votar a favor.

Creo que el año que viene la sociedad, por primera vez en mucho tiempo, va a votar a favor de algo, no “en contra de”, porque si votamos en contra, estaríamos repitiendo lo de 2015 y lo de 2019 y la gente no se suicida, las sociedades no se suicidan. Creo en que se va a votar lo nuevo frente a lo viejo, se va a votar a favor, no en contra, y otra cosa importante: los dirigentes tenemos que discutir ideas.

Nosotros no podemos aliarnos por encuestas para ganarle al otro, tenemos que aliarnos en base a una idea estratégica de país. Por eso es necesario salir por arriba del laberinto, porque somos tribales. Vos sos de Boca, yo soy de River, no hay medio, pero ¿qué nos une? La Selección Argentina.

En los 80 nadie dejó de ser peronista, ni conservador, ni socialista, ni radical, pero todos fuimos unidos por la reconstrucción democrática, saltamos por arriba del laberinto. Hoy tenemos que construir eso. Vamos a encarar el desarrollo.

¿Argentina puede ser el doble de rica en 10 años, con casi la misma población un poco más? Sí

¿Podemos crecer al 7% anual? Sí.

Pero hay que hacer políticas de Estado, confianza, que generan los consensos políticos y claramente mejorar la productividad. Ese es el problema económico: la falta de productividad, la falta de confianza y la falta de política de Estado y la grieta.

Tenemos el mismo riesgo país que Ucrania, un país en guerra. ¿Por qué? Porque acá no hay horizonte. Viene un partido y se alía con Nicaragua. Viene el otro y se alía con el opuesto a Nicaragua (es un ejemplo). Tenemos que hacer de una vez por todas lo que hace mucho tiempo que no hicimos, que es encarar el desarrollo.

– Hablando sobre la coyuntura. ¿Qué pensás al ver a Cristina Kirchner sentada en el banquillo y la coalición de gobierno enfrentando la Justicia?

¿Me permitís una reflexión previa a esto? Los países fracasan por las instituciones débiles: la diferencia entre República Dominicana y Haití, es una misma isla, son las instituciones. La diferencia entre Costa Rica y Nicaragua son las instituciones y la diferencia entre Uruguay y Argentina son las instituciones.

Tenemos que fortalecer las instituciones y la Justicia tiene que ser totalmente independiente del poder político. Eso también tiene que ver no sólo con el desarrollo de un país sino con la economía, de la coyuntura que hablamos antes.

Acá un fiscal hizo un alegato y tenemos que respetar ese trabajo, y respetar la decisión de los jueces. La vicepresidenta tiene la oportunidad de defenderse. Los jueces van a decidir argumentando sus decisiones y valorando las pruebas del fiscal. La política no tiene que meterse. Eso es clave, no sólo para la democracia, es clave para la economía y para el desarrollo. Así que me parece que, justamente, tenemos que empezar a entender que la Justicia tiene que ir por un carril diferente al de la política y tenemos también que preocuparnos por las declaraciones del presidente, que fueron totalmente inapropiadas, y dejar que la Justicia trabaje, respetar las instituciones respetar el fallo.

Así funcionan los países.

– El interbloque en Diputados pidió el juicio político del presidente Alberto Fernández.

Te lo voy a graficar como médico. Lo que estamos viviendo -perdón que te ponga esta posición- es como que vos estés con tu familia en la sala de espera de un sanatorio o un hospital porque tenés un familiar en terapia intensiva o en quirófano. Ustedes esperan que los médicos estén actuando para curar al paciente, pero en vez de eso están peleándose entre ellos. La familia es la Argentina y los médicos son los dirigentes.

Esa es la esa es la Argentina de hoy y la sociedad está viendo todo indignada, triste.

Hoy en Argentina se trabaja y se es pobre. Hay un terrible ajuste, injusto, a la salud o a la educación en vez de ajustar a la política y a la pauta oficial. Yo quiero que la gente empiece a ver en cada publicidad oficial el rostro de alguien con hambre, que un chico no come por esa plata. En un país con malnutrición, el dinero que va a la publicidad oficial es un chico que tiene hambre.

Hay que discutir cómo nos insertamos en el siglo 21, cómo Argentina puede producir más más en un mundo globalizado, donde los países van a tener que asegurar sus suministros después de la pandemia. En vez de discutir hacia dónde va el mundo y cómo podemos crecer, seguimos discutiendo peleas narcisistas.

Acá en la Argentina al no haber instituciones fuertes y un sistema presidencialista fuerte, no hubo proyectos de país. Hubo proyectos personales, autobiográficos, por eso discutimos cosas de personalidades. Dejemos trabajar a la Justicia. Respetemos el fallo de la Justicia que la política no se meta y los políticos y los dirigentes discutamos cómo podemos ser como más rico, más próspero, cómo podemos encarar el bienestar.

Decís eso pero veo en la calle gente defendiéndola a Cristina Kirchner por lo que consideran que es una persecución y, al mismo tiempo, otras calles con gente que está en contra de Cristina, que dice que es tal por cual…

Claro. Los extremos quieren fabricar eso. La única manera que tienen los extremos de persistir es fabricando eso. Entonces lo que tenemos que hacer es no entrar en esa trampa de los fanáticos. Tenemos que salir por arriba, porque los extremos quieren eso, quieren esa discusión, que no es la discusión del progreso de la Argentina.

– Tenés una mirada que mezcla el mundo de la política y la ciencia. ¿Cómo lo ves al Presidente? ¿Cuando un dirigente político está sometido a mucha presión, mucho estrés, qué es lo que le puede pasar?

Las decisiones muchas veces son emocionales. A veces decidimos racionalmente pero muchas veces decidimos en forma emocional, dependiendo del contexto. Pero lo que me interesa a mí enfocar es en la falta de liderazgo de Alberto Fernández. Más allá de que se lo ve abrumado, el presidente tiene una falta de liderazgo.

¿Qué es el liderazgo? El liderazgo es articular una visión, casi un propósito vital, e ir para adelante quemando las naves y sacando de la inercia a la gente. Le falta esa condición de líder, además de que nació su presidencia de forma anómala: con un tuit de la actual vicepresidenta, poniéndolo como candidato.

En un sistema presidencialista, tenemos un sistema anómalo de origen, donde el poder no está en la Casa Rosada. El problema es que el poder no está en la Casa Rosada. El próximo o la próxima presidente tiene que tener el poder en la Casa Rosada.

– ¿Y a Cristina como le estás viendo en este escenario de tanta tensión? No solamente con la Justicia, sino también con su grupo político y con el presidente.

Yo a la vicepresidente la veo enfrascada en su proyecto personal, que no tiene nada que ver con el proyecto de país que merecemos los argentinos.

– Te hago una pregunta que tiene origen en la literatura y que trato de hacérselas a todos. ¿Vos cuando creés que se jodió la Argentina?

Te voy a responder otra vez como médico, porque no soy historiador, estoy preocupado en cómo solucionar el problema de Argentina y cómo encarar la modernidad del desarrollo y el crecimiento. Pero te voy a responder para que veas que es difícil predecir cuando nos jodimos.

En 1895 Argentina tenía uno de los ingresos per cápita más altos del mundo y exportábamos materias primas, vacas, cueros y los países que nos compraban estaban en dificultades, algunos incluso en guerra, como Inglaterra. Sin embargo, invertían en tecnología, en toda la tecnología que maneja la economía actual y en la que manejó en el último siglo y nosotros no entendimos nunca de que esa riqueza la teníamos que reinvertir en sistemas educativos, científicos, tecnológicos, vincular eso con la producción, exportar más valor agregado.

La economía del siglo 21 y la del siglo 20 fue el conocimiento y va a ser el conocimiento y en Argentina hace mucho tiempo que no entendimos eso y te voy a decir una cosa: el último gran proyecto colectivo argentino exitoso fue la reconstrucción democrática. Eso significó resolver los problemas políticos, económicos y sociales sin violencia, porque antes de los 80 lo resolvíamos con violencia, lamentablemente, pero la democracia y la dirigencia de los 40 años de democracia no nos pudo dar bienestar. No encaramos un proyecto de desarrollo hace décadas

¿Qué es un proyecto de desarrollo? Obviamente tenemos que estabilizar la macroeconomía, pero acá tuvimos planes que estabilizaron la macro, pero tampoco después hubo un plan de desarrollo. Plan de desarrollo es decir, “la Argentina produce 200, gastamos 400″, viene un sector dice hay que ajustar, viene otro sector y dice, hay que emitir o pedir deuda. Ninguno de los dos sectores dice “che, ¿y si ganamos 1000?”. Acá, no discutimos cómo generar la riqueza suficiente para darle bienestar a nuestra sociedad.

Nosotros no tenemos la productividad en la Argentina, tenemos que aceptarlo, para darle bienestar a 48 millones de personas y tenemos que empezar a discutir eso. ¿Por qué soy optimista? Porque no hicimos el tratamiento correcto.

Volviendo a responder como médico. Si veo un paciente en mala situación de salud, lo veo muy mal, como la Argentina, y yo le pregunto a la familia o al paciente si está consciente ¿que tratamiento recibió? y me dicen que siempre recibe tratamientos equivocados, aunque lo vea mal soy optimista porque no hizo el tratamiento correcto.

Así veo a la Argentina hoy: la veo mal, pero nunca encaró el desarrollo. Hace décadas que no decidimos cuál es el mecanismo de generar más exportaciones, más riqueza, más bienestar. Porque acá te dicen “bueno Facundo, todo muy lindo pero tenemos urgencias”.

Y uno le pregunta ¿cuáles son las urgencias? La pobreza. Y Nehru (NdR: el líder indio Jawaharlal Nehru) respondía cuando se independizó la India de Inglaterra y empezó a administrar y a invertir en desarrollo humano, en salud o en educación, en nutrición infantil, en ciencia, los críticos le decían “bueno, somos muy pobres en la India para que vos inviertas en esto”. Y Nehru decía “justamente porque somos pobres, no podemos dejar de invertir en lo que nos va a sacar de la pobreza”.

Acá justificamos pobreza para no invertir en la solución. Y el otro tema de la coyuntura es la economía. Dicen la economía, la inflación, el dólar. Recuerdo desde que tengo 4 o 5 años ver economistas en televisión -porque me sentaba al lado de mi viejo a ver televisión cuando él volvía de trabajar- que hablaban de lo mismo que hablamos ahora: hace 45 años,50 o más, la inflación, el dólar. Son síntomas, como la fiebre, de una economía enferma. ¿Cuál es la causa estructural de los síntomas? La falta de confianza, la falta de política de Estado y la falta de productividad.

La falta de productividad requiere más inversión en educación, en ciencia, en tecnología y vinculado a la producción. En Argentina no se invierte en minería: tenemos la misma cordillera que Chile y Chile exporta 20 veces más. Si Argentina invirtiera mucho más y le saca el freno de mano al campo -con más riego artificial masivo, con biotecnología y bioeconomía- el campo puede crecer mucho más.

El campo hizo una revolución tecnológica y científica que proponemos. En las últimas décadas invirtió en genética e innovación y hoy exporta mucho más mucho más de lo que hubiese exportado sin esta revolución del conocimiento que hizo, pero tiene mucho más para dar. Energía, pesca, la economía que no tiene que ver con las materias primas. Tenemos un potencial fenomenal, en un mundo que requiere de lo que la Argentina puede producir o produce.

Alimentos: el mundo está desesperado por alimentos y Argentina si seguimos con esta política va a tener que importar en una década alimentos para góndolas. Fíjate energía: el mundo está desesperado por energía y si hubiésemos hecho un gasoducto hoy estaríamos hablando de ingreso de dólares, de trabajo, de prosperidad y estamos hablando de ajustes tarifarios. Eso es falta de planificación. Entonces, al no tener un proyecto país ¿cómo se hace ese proyecto país?

– ¿Qué sociedad quedó después de la pandemia y qué está reclamando la sociedad en términos concretos, en términos prácticos?

La pandemia fue una crisis multidimensional. Una crisis de salud, económica, política, humanitaria, ética -fíjate los privilegios de algunos- geopolítica, a nivel mundial. Pero a la Argentina la agarró con factores de riesgo. Esto es como el COVID: si te agarra a los 80 años con factores de riesgos tenés más chances de que te vaya peor que si te agarran a los 20 años sin factores de riesgo.

A la Argentina la pandemia la agarró involucionando, empobreciéndonos desde hace décadas, sin proyecto de desarrollo. No fue lo mismo la pandemia en Alemania, con el Banco Central Europeo, que la Argentina en un país con décadas de crisis.

Pero, además, a la pandemia la manejamos mal. La Argentina triplicó la pobreza de los países de la región durante la pandemia. La Argentina empeoró la economía en forma mucho más grave que el resto de la región. Hubo una pandemia y un mal manejo de la pandemia: nos crearon una grieta de salud versus economía, vacuna sí vacuna no, nos metían dilemas falsos permanentemente, el aislamiento extenso.

¿Cómo quedamos? Con el alma rota. Si vos decís ¿cómo está el argentino hoy o la Argentina hoy? El ciudadano está con el alma rota. ¿Cómo salimos de esto? Entre todos.

Si no nos fusionamos con una palabra que a mí me interesa, que se llama “empatía”, y millones de voces no nos unimos por este propósito de encarar la modernidad, el desarrollo, el progreso, esto no lo va a hacer ninguna dirigencia de arriba para abajo. La solución no va a venir de cinco dirigentes sentados en una mesa.

Yo veo la solución Argentina como la sociedad pidiendo un nuevo clima de época, que es el desarrollo, como en su momento pidió en las plazas de la Argentina la democracia y la libertad. La pandemia nos dejó tristes, nos dejó con los ánimos caídos, con muchos teniendo la sensación de que este es un país fallido, pero la única manera de convertir eso en esperanza es con empatía, reconociendo al otro. Entendiendo que las diferencias que podemos tener son mínimas frente al desafío enorme de reconstruir la Nación.

– ¿Vas a ser candidato a presidente?

Tengo la determinación y la convicción de liderar un espacio que transforme a la Argentina, que sea un espacio que salte por arriba del laberinto, que no pertenezca a los extremos y que contenga a la mayor parte de los argentinos hacia la modernidad, al progreso, a los desafíos del siglo 21. La sociedad me pondrá en el lugar que considere, pero yo estoy acá al final.

– ¿Hasta el final qué significa?

Hasta el final. Hasta contribuir definitivamente para que mi país se encamine el desarrollo. Estoy acá hasta el final: no es un proyecto de mezquindades, es un proyecto de un ciudadano que se cansó de ser espectador de la decadencia de su país y quiere ser protagonista. Y va a ser protagonista junto a millones de voces que no tienen una representatividad hoy.

– ¿Eso implica que estés dentro de Juntos por el Cambio o pensás en tener negociaciones y buscar incorporaciones de otros sectores?

Cuando yo acepté ser candidato por la Unión Cívica Radical el año pasado, expliqué a todo el mundo que era para expandir la coalición opositora, porque si se iba con lo mismo que se perdió en 2019, luego de que a Cambiemos le fue mal, por eso no fue reelecto, se iba a perder la elección.

Y muchos quizás querían perder la elección. Yo no quería perder con el kirchnerismo el año pasado. ¿Qué hicimos? Dimos una batalla juntando al radicalismo, a gente de la sociedad civil -como yo- que se involucró, sectores del peronismo, sectores del PRO. La interna permitió expandir la coalición y ganarle al peronismo unido, por primera vez desde la democracia. Así que yo estoy acá para ampliar la coalición opositora.

Ahora también estoy para proponer un proyecto de país y que la alianza sea basada en ideas, no en solamente ganarle al otro, porque después no se puede transformar la Argentina.

Acá se ganaron elecciones y se volvió para atrás. Ahora hay que ganar y transformar la Argentina y yo estoy dentro del partido radical que me invitó a ser parte y le dije “veo un radicalismo de pie, con ganas de liderar la coalición opositora”. Los partidos políticos no tienen el derecho divino existir, si no se renuevan si no incorporan gente, si no hablan de los temas actuales y le hablan a los jóvenes de futuro.

El Partido Radical se puso de pie en todo el país, incorporó nueva gente, más la experiencia de gobernar tres provincias muy bien como Mendoza, Jujuy y Corrientes, con más de 400 intendentes, con legisladores nacionales y provinciales, con equipos técnicos y quiere convocar.

Como en los 80 convocó a todos los argentinos, porque Alfonsín no les hablaba los radicales, les hablaba a todos, el radicalismo quiere convocar no a la reconstrucción democrática -porque se hizo y fue el último exitoso proyecto colectivo argentino- sino que quiere convocar a la modernidad.

Estoy en el radicalismo y la UCR va a competir en todas las categorías y en todos los distritos para liderar la coalición opositora. No sólo estoy acá en la coalición opositora, sino que estoy acá para ampliar la coalición, que es la única manera de transformar el país.

Facundo Manes, junto a los macristas Diego Santilli y María Eugenia Vidal, saluda a Monzó.Facundo Manes, junto a los macristas Diego Santilli y María Eugenia Vidal, saluda a Monzó.

– ¿Creés, como dijo Macri, que Juntos por el Cambio está destinado a ganar las elecciones el año que viene?

Primero, Juntos por el Cambio tiene que proponer un plan de país, explicárselo a la sociedad, ganarse la confianza de la sociedad y aumentar la base de sustentación, porque acá se necesita una nueva mayoría social mucho más amplia con la cual se ganó el 2015 y ni hablar de cuando se perdió en el 19. Acá se necesita para transformar la Argentina una gran mayoría social, con mayoría legislativa y voluntad de transformación de la Argentina.

A mí no me representa el país que quiere Cristina Kirchner ni el país que representa o quiere Macri. Yo quiero salir por arriba de ese laberinto, por eso pertenezco a un partido con un espacio nuestro que llamamos Nuevo Radicalismo que quiere liderar la oposición, convocando a todos los sectores, dejando a los extremos de lado. Porque hoy el ex presidente Macri y la vicepresidenta Cristina Kirchner dividen a la sociedad y yo creo que la solución de la Argentina es al revés: liderazgo que unan, no que dividan, porque no se puede transformar una Argentina dividida.

Acá hemos estado en las últimas décadas con una mitad ignorando a la otra y viceversa y así estamos. ¿Queremos seguir con más de lo mismo o queremos algo superador a esto? No hay medio, es por arriba del laberinto. Es “vamos a un proyecto de Argentina”.

Nosotros vamos a luchar para que eso se concrete dentro de la coalición opositora. Estamos enfrentados al modelo kirchnerista: el modelo kirchnerista lo vemos bien en Santa Cruz, en Formosa y luego viene la Argentina. En Argentina ha fracasado: han gobernado de los últimos 18 años 14 y cada vez estamos peor.

Ahora, también Cambiemos no tuvo un proyecto de desarrollo que a mí me represente. Tenemos que ser autocrítica, la autocrítica la hicimos con la interna el año pasado y tenemos que ampliar la coalición y tuvimos que sumar una mayoría. Si no trabajamos, no está ganada la elección el año que viene.

– ¿Formarías parte de un gobierno presidido por Rodríguez Larreta, por Macri? ¿Tenés un lugar ahí?

Tenemos que ponernos de acuerdo en un proyecto de país. Lo dije antes, pero lo repito porque es muy importante para la Argentina. Si nosotros nos juntamos por encuestas o para ganar elecciones, no vamos a poder transformar a Argentina.

Nosotros tenemos que hacer un plan de país, un proyecto de país, que lo estamos haciendo y que yo lo estoy hablando en todos los rincones de la Argentina. Un proyecto de desarrollo de Argentina, generando más valor agregado, insertándonos inteligentemente en el mundo, con instituciones fuertes, con cohesión social. Lo diferente a la grieta, con honestidad, con ejemplaridad en la dirigencia, con más inversión en ciencia y en tecnología vinculado a la producción, para generar más valor, aportando a todas las áreas de que hablamos.

Ese proyecto de país, vamos a tener que escribirlo explicárselo a la sociedad y, si estamos todos de acuerdo, no importa quien gane, pero tenemos que empezar a unirnos por ideas, no por personas o proyectos personales.

Ese proyecto de país que lo tiene hoy el Nuevo Radicalismo, y tiene el radicalismo mecanismos internos para resolver quién va a ser el candidato a presidente, eso me excede porque es cuestión del partido, va a disputar en todos los distritos en todas las categorías al PRO y a la Coalición Cívica y la sociedad va a definir el perfil de la coalición. Pero vamos a defender ideas, vamos a discutir ideas, no personas.

– Hablemos un poco de las ideas y de los planes. ¿Qué te puede diferenciar de tus ideas, de tus planes de los que puede tener el PRO? ¿Cuáles son tus ideas o tus convicciones de acá al 2023?

Primero yo no sé cuál fue el proyecto de desarrollo de Cambiemos, tampoco lo sé del kirchnerismo. Te vengo diciendo en la entrevista que la Argentina necesita un proyecto de desarrollo que exceda a una coalición, como fue la democracia. Acá tuvimos tratamiento de síntomas, pero no fuimos a la causa de los síntomas que es la productividad.

Te dije que la Argentina puede exportar el doble en menos de una década, si apuesta a todos los sectores que mencionamos: minería, agroindustria, energía renovable, pesca y a una economía del conocimiento que no tenga que ver con la materia prima, que puede ser la industria aeroespacial, la nanotecnología, la biotecnología, las ciencias de la salud.

Un modelo para inspirarnos -no para copiar, pero para esperar- podría ser Canadá. Canadá se ha desarrollado con una economía que es la mitad de la economía basada en materias primas con valor agregado para extraer o agregarle valor a esa materia prima, y mitad de la economía que no tenga que ver con la materia prima. Ese proyecto de desarrollo necesita instituciones fuertes, un pueblo educado. No hubo una revolución educativa, ni con el kirchnerismo ni tampoco en Cambiemos, tenemos que reconocerlo. No hubo una revolución científica de Cambiemos ni con el kirchnerismo, porque no se puede hacer una revisión científica aliándonos con países autocráticos.

A mí me diferencia que básicamente no entiendo cuál fue el proyecto de desarrollo de Cambiemos y no estoy de acuerdo con el modelo kirchnerista.

Hay que mejorar ese Cambiemos que básicamente se unió para ganarle al kirchnerismo. Eso ya no alcanza, no podemos repetir la historia. En ese momento se armó Cambiamos para ganarle, pero no hubo un proyecto de desarrollo. No hubo una revolución educativa, científica, tecnológica vinculado a la producción.

Argentina invierte en ciencia y tecnología -que es lo que desarrolla los países- menos de 0,5 por ciento anual, como países de África. ¿Por qué vamos a vivir como en Europa si no invertimos en lo que desarrolla los países?

Lo que más me diferencia es que el proyecto de desarrollo, el proyecto de inversión en una revolución educativa, nutricional, científico-tecnológica vinculado a la producción. No veo esa discusión o no vi esa discusión entre 2015 y el 2019. Vi aumentar la grieta: me acuerdo de Durán Barba diciendo que se aumentó la grieta. Esto se tiene que hacer como algo que supere a la división, como fue la democracia. Tiene que ser un nuevo proyecto de país, porque si no vamos a estar en 10 años acá discutiendo lo mismo: la inflación, más pobres, más desigualdad.

– ¿El tema de los planes sociales, de los subsidios que reciben los sectores más desfavorecidos, pero que terminan también en medio de discusiones políticas?

El gobierno de Cristina Kirchner dejó 200.000 planes sociales, Macri lo llevó a 500.000 y este gobierno lo llevó a 1.300.000. Exponencial. Nadie ha cambiado, increíblemente.

Te voy a contar una historia que me impactó: una enfermera que yo conocía, muy buena, con mucha experiencia y que amaba su profesión, prefirió no trabajar para recibir planes. Dejar de trabajar en lo que amaba porque le convenía más y quedarse al cuidado de sus nietos.

Tenemos que volver a la cultura del trabajo, educar a nuestra gente. Yo presenté una ley de formación laboral. En una economía del conocimiento, tenemos que educar a nuestra gente para los trabajos del presente y del futuro. Hay que hacer una revolución en este proyecto de país que nos falta.

Argentina invierte mucho en planes sociales y cada vez tenemos más pobres, más desigualdad. Sacar los planes sociales, como algunos pretenden, en un país con 50% de pobres es algo que atenta con la paz social.

Ahora tenemos que ir hacia transformar esos planes sociales en trabajo, pero también para eso necesitamos un cambio cultural, un cambio de mentalidad colectiva. En algunas encuestas que me sorprendieron negativamente muestran cómo los chicos piensan que se hace la plata en la Argentina.

Cuando yo era chico y seguramente cuando vos también lo eras el país, el contexto y la mentalidad de la época te decía que si uno trabajaba era honesto y estudiaba, iba a progresar. Hoy los chicos piensan, en su gran mayoría según las encuestas que vi, que la plata se hace siendo futbolista, narcotraficante y político. Esto hay que cambiarlo.

Este es un cambio, casi como la democracia que te conté, un cambio de época. Vamos a cambiar culturalmente este país, con un cambio de mentalidad colectiva. Si no, por más que hagamos una ley o hagamos una medida, esto no se cambia. Por eso lo que tiene que pasar, para encarar el progreso y la modernidad, es un cambio que requiere que la sociedad lo impulse y es lo que estamos tratando de hacer, de abajo para arriba. Yo no creo que esto sea de arriba para abajo. Es de abajo para arriba y yo creo que la sociedad está lista para esta nueva Argentina.

– Hizo mucho ruido la foto tuya con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti ¿Qué explicación tuvo esa foto?

Facundo Manes junto al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti.Facundo Manes junto al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti.

Creo que hay que dialogar con todo el mundo. Yo estoy acá para justamente salir de los fanatismos. Los fanatismos te permiten justificar cosas tuyas y acusar al otro porque en Juntos por el Cambio está Puerta, está Pichetto, Romero, Camaño y hay otra gente.

Me parece que el fanatismo es justificar lo que hace uno y criticar lo que hace el otro, aunque sea lo mismo. Yo estoy acá para hablar con todos, con la mayoría que quiera un país como el que describimos recién. Estoy para hablar. Creo que la coalición opositora se tiene que ampliar con los votos, no con los dirigente. No va a pasar por una reunión de dirigentes. Pero con Schiaretti tenemos diálogo, como tengo diálogo con muchos sectores de la sociedad argentina. Yo trato de hablar con todo el mundo, porque justamente quiero involucrarlos en el proyecto de Argentina.

Una vez el presidente Kennedy se paró frente a los americanos y dijo “vamos a poner un nombre en la Luna”, la misión Apolo. Pensó en grande, que es algo que nos falta nosotros y que estamos proponiendo. No había ninguna evidencia que se podía llegar a la Luna, mientras que sí tenemos evidencia de que Argentina podría ser el doble de rico en menos de una década o que podemos crecer al 7% anual por los próximos 15 años, si la política acompaña a un proyecto de país.

Pero en ese momento, Kennedy no tenía ninguna idea de cómo llegar a la Luna. Sin embargo, esas palabras inspiradoras -porque los grandes realistas son los grandes idealistas- hicieron que la industria militar, los laboratorios científicos, la universidades empezaran a generar tecnología para llegar a la Luna. No sólo llegaron a la Luna, sino que transformaron la economía de las últimas décadas, desde la mitad del siglo pasado.

Entonces me parece que lo que hay que hacer es tener un Proyecto Argentina, un plan estratégico de país y todo lo que ayude a eso es bienvenido y todo lo que conspire o no acepte no tiene que estar en esta coalición.

Yo por ejemplo, creo que el Estado argentino es fofo, es corrupto, es ineficiente pero ningún país se ha desarrollado sin Estado. A mí no me educó el mercado, me educó la educación pública argentina. El Estado tiene que darnos seguridad, tiene que darnos salud, tiene que darnos educación, tiene que darnos el cuidado de las fronteras, defensa, es insólito pensar que un país no puede tener Estado. Eso no quiere decir que no tengamos un Estado eficiente, un Estado moderno, inteligente y además no significa que tengamos generar riqueza para bancar ese Estado.

Estados Unidos tiene un Estado enorme, las Fuerzas Armadas son del Estado pero produce para pagar ese Estado. Me parece que lo que hay que hacer es discutir un plan un Proyecto Argentina. Y en ese Proyecto Argentina tenemos que estar todos los que pensamos lo mismo, porque sino es difícil gobernar.

Fijate lo que pasó con Cambiemos y lo que pasa ahora con el Frente de Todos, que es un desastre.

– Hablaba con un dirigente radical que me decía “si Facundo se quedaba en la provincia de Buenos Aires hoy teníamos gobernador de Juntos por el Cambio”. ¿Por qué decidiste no jugar en la provincia y trabajás en un proyecto nacional?

Porque yo no estoy acá para convertirme en un político. Estoy acá para ayudar a transformar mi país. Y a soñar en grande, en una transformación cultural, una transformación de mentalidad que nos lleve el progreso. No estoy acá para un cargo.

Vos creés que yo dejé la medicina, bah no la dejé, porque uno siempre es, de hecho hoy vi a dos pacientes. ¿Vos creés que yo me involucré por un cargo, por un chofer (que no tengo)? Me involucré porque para mí irme no es una opción.

Yo viví afuera. Viví años en Estados Unidos, en Inglaterra, me iba bien, me pagaban bien. Trabajaba en los mejores hospitales de mi especialidad, trabajaba en los mejores laboratorios de mi especialidad, pero todos los días de los años que viví afuera y que me iba bien profesionalmente y materialmente sentía que no estaba en mi lugar, que no pertenecía, que tenía que hacer algo, que no sé que era, para pertenecer.

Acá es duro, vivir en Argentina es duro y no le voy a contar a la gente que nos está viendo o que nos está leyendo de que esto es duro, pero este país es nuestro. El país está dentro nuestro, está nuestra Patria y me involucré por eso, porque es mi Patria.

Yo no quiero decirles a mis hijos que van a vivir lo que vivió el abuelo y lo que vivió el padre. Quiero un futuro mejor. Para mí, mis hijos son todos en cierta manera los niños de la Argentina, eso es un sentido de Nación. Un sentido de Nación es que si un chico en el conurbano bonaerense no come, debe ser nuestro hijo; si un anciano no puede pagar la medicación en Santiago del Estero, tiene que ser nuestro padre; y si una mujer no trabaja en Neuquén y no puede conseguir trabajo, debe ser nuestra hermana.

Eso es un sentido de Nación, no el sálvese quien pueda.

Por eso disiento con este colega radical, que te dijo una opinión basada en la política. Yo no estoy acá para convertirme en un político, estoy acá para ayudar a transformar a mi país.

– ¿Cuál es tu mirada sobre el drama de la pobreza? No solamente porque una persona no coma digamos, sino de las causas y de las consecuencias que tiene este nivel de pobreza que tiene en Argentina, que es escandaloso.

La mayor arma que tenemos contra la pobreza es la educación. Esto no es una frase de Mandela, pero es cierto. Si queremos ese país que soñamos, ese proyecto de país incluye una revolución educativa, científica y tecnológica.

La persona que vive en la pobreza consume sus recursos mentales para sobrevivir el día a día y eso no le permite salir de la pobreza. Por eso no solo hay que dar nutrición, no sólo hay que dar afecto, sino también tenemos que educarlo, porque la educación nos hace más libres, nos da autoestima, porque la educación no es solamente aprender un dato. La educación es lograr una autoestima necesaria para perseguir los sueños de uno, que puede ser salir de la pobreza. La educación es una brújula confiable en un mundo cambiante, la educación es coraje, es curiosidad, es más libertad, por eso la pobreza en la Argentina no solo es un drama, sino que es una hipoteca social, en un mundo que se basa en las ideas en la innovación, tenemos una sociedad cada vez más atrapada en sobrevivir. Y para eso estamos acá para para cambiar Argentina.

Corea del Sur era un país que, en la década del 50, tenía el ingreso per cápita parecido al de Ghana y la mayoría de su población era pobre y vivían en lo que llamaríamos hoy villas y la mayoría de la población era analfabeta. Ellos entendieron esto que estamos hablando nosotros. No es un invento invertir en educación, en ciencia, en tecnología y vincularlo al sector productivo. Para eso tenés que tener un pueblo educado.

¿Por qué no tenemos un pueblo educado y tenemos un pueblo sin tener una capacidad de pensar en grande? En cierta manera porque exportamos materias primas o productos con pocos valor. Corea del Sur exporta productos con gran valor agregado y para eso necesita un pueblo educado, un pueblo bien nutrido, unas instituciones fuertes, Justicia, geopolítica. Al no tener un proyecto de país, acá es el sálvese quien pueda. Acá vos hablás con cada sector y cada sector tiene un plan para el sector, falta un plan para la Argentina.

– Te voy a dar un par de nombres y quiero que me digas, sucintamente, qué pensás. ¿Estás de acuerdo?

Te voy a defraudar, pero yo no hablo de nombres, pero voy a hablar de los que no están más vivos. Hablo de ideas, no hablo de personas.

– Perón

Fue alguien que impactó en la historia argentina y que nosotros, en vez de construir el futuro, todavía seguimos hablando de él.

– Alfonsín

Alfonsín fue para mí un prócer, el último prócer político que tuvo la Argentina, en mi opinión. Inspiró un país hacia la reconstrucción democrática y eso requería valentía, porque el peronismo de esa época liderado por Italo Argentino Luder quería el pacto cívico militar.

No hubiese habido Nunca Más y Alfonsín recorrió las plazas del país proponiendo un sueño colectivo y la sociedad lo acompañó. Fue el último gran prócer. Me identifica, no tengo la estatura de él, pero hay que seguir su legado. Tengo dos próceres de la Argentina moderna, que son Favoloro y Alfonsín. Favaloro para mí también representa lo de la Argentina: la honestidad, la educación pública, el progreso, el compromiso con el país. Favaloro cuando desarrolló el by-pass le ofrecían millones de dólares en Estados Unidos y volvió a su país y se comprometió. Alfonsín y Favaloro representan lo mejor de la Argentina, de los de las últimas décadas para mí.

– Menem

A Menem yo lo sufrí. Sufrí el menemismo, la frivolidad, la corrupción, que nos manden a los científicos a lavar los platos. Fue un proyecto de estabilización macroeconómica pero no de desarrollo y además con mucha corrupción, con mucha exclusión, con frivolidad.

– Macri

No. No hablo de dirigentes.

– ¿Una virtud?

Haberme comprometido con mi país.

– ¿Un defecto?

Muchos defectos. Preocuparme por las cosas demasiado. Debería tomar más distancia

– ¿Un sueño?

Que la Argentina se encamina al desarrollo.

– ¿La serie que marcó tu vida?

Me gustó The Office, porque la vi con mi hijo durante la pandemia y me gustó quizás más porque la vi toda con mi hijo. Me gustó Fauda. Y Le Bureau des légendes, una serie francesa que habla de la inteligencia francesa.

– ¿La familia?

La familia es la que nos da la contención emocional para pensar en grande. Y la familia también incluye a los amigos que uno elige en la vida.

FOTO TAPA: EL ANGEL DIGITAL

Opinión

Volodimir Zelensky con Infobae: “Los rusos están cansados, los derrotamos moralmente”

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En su primera entrevista con medios de América Latina, el presidente ucraniano recibió a Infobae en su oficina y dio definciones sobre el estado de la guerra, sus charlas con el papa Francisco y sus complejas relaciones con los gobiernos de la región

Volodomir Zelensky comenta sus conversaciones con el Papa Francisco durante su entrevista con Infobae y medios latinoamericanos.

(Kiev, enviado especial) Esta capital atraviesa la primavera. Hay sol y la gente puebla las calles, se sienta en cafeterías, sonríe. Las noches en cambio volvieron a ser aquello del ruido y las luces en el cielo: durante la última semana Rusia lanzó más de cincuenta misiles contra la capital ucraniana, pero las defensas antiaéreas los interceptaron.

El día en que sucede ésta entrevista se escuchan estruendos a plena luz del día cerca del centro de la ciudad. Es posible que algún misil de largo alcance golpee su objetivo, pero no lo sabremos: el gobierno ucraniano administra la información militar para no dar pistas a su enemigo. Sin embargo, a pocos minutos de que se escuchen las explosiones llega el mensaje tranquilizador desde la oficina del presidente: “Todo está bien, la entrevista se mantiene en pie”.

El protocolo lo hemos realizado antes, en muchas de las entrevistas formales que este cronista tuvo en Kiev durante estos casi 500 días de guerra: pasaporte en un checkpoint de alguna esquina residencial de Kiev, camioneta dentro del perímetro protegido, caminata, pasaporte otra vez, control de pertenencias, un ascensor, un salón a media luz protegido por bolsas de arena apiladas en las ventanas, luego nos guían por un pasillo, aparece nuevo control de pasaportes, dejamos el celular, y entramos al salón en el que un pequeñísimo grupo de periodistas latinoamericano estará a solas con el presidente Zelensky. Será la primera entrevista exclusiva con medios de la región. Es que en los últimos meses, en su campaña por sumar apoyos, el gobierno ucraniano empezó a profundizar sus vínculos con América Latina: Zelensky le propuso juntarse a Lula y lo invitó a Ucrania, pero el encuentro aún no sucede (“no por nuestra culpa”, dirá). Además, habló por teleconferencia frente al congreso chileno y el mexicano, se reunió con el Papa y le pidió que amplifique su mensaje, tuvo un acercamiento con el gobierno de Guatemala, y ahora decide dar esta nota para hablar de cerca a todos los países del bloque.

Zelensky recibió a los periodistas latinoamericanos en su oficina gubernamental en KievZelensky recibió a los periodistas latinoamericanos en su oficina gubernamental en Kiev

Estamos sentados alrededor de una mesa ceremonial, cada un con su micrófono y con un auricular para la traducción simultánea. El vocero de Zelensky entra primero y da algunas pautas. Se sienta en una silla a la derecha de la que usará el presidente. Dice que tenemos una hora y media, y señala un pequeño reloj dorado que tiene frente a sí sobre la mesa. Un segundo después, casi sorpresivamente, entra el jefe de estado más solicitado del mundo: Volodimir Zelensky. El tiempo comienza a correr.

—Presidente, la reacción de los países de América Latina frente a la guerra han sido variadas, desde la condena firme a Rusia por parte de Chile y Uruguay, hasta las posiciones más ambiguas como las de Brasil, Colombia o Argentina. Pero ningún gobierno, salvo los intentos de Guatemala, ha aplicado sanciones a Rusia. ¿Qué opina de esa postura sobre la guerra que hay en América Latina y qué espera en futuro de los países latinoamericanos?

—En primer lugar, quiero darle las gracias por esta reunión. Creo que es muy bueno que tengamos la oportunidad de hablar. Y aunque quizás suene un poco cínico, creo que para entender esta guerra hay que estar acá y sentir el sonido de los misiles. Respecto a la pregunta, creo que la cuestión de las sanciones, o las diferentes reacciones a la guerra de Rusia no es una prioridad. Lo fundamental es evaluar lo que está sucediendo en Ucrania, evaluar qué tipo de guerra es, evaluar con absoluta justicia que Rusia nos ha atacado absolutamente y está destruyendo la vida, niños, hogares, escuelas, universidades… Hace pocos días cincuenta misiles fueron disparados contra Kiev en una sola jornada, incluyendo drones iraníes, ¿y qué objetivos militares había? Esto es ridículo. Y por eso no se puede abordar la cuestión de las sanciones sin el contexto.

—¿Qué es lo fundamental qué hay que entender para entender la guerra?

—Que no luchamos solo por la tierra, luchamos por los valores, luchamos por la libertad. Y se puede ver en nuestra gente, porqué estamos aquí, no nos hemos ido todos, estamos defendiéndonos. Incluso aquellos que enviaron a sus esposas e hijos a otro lugar, han tomado las armas y están defendiendo su patria. No es que estén defendiendo sus 5 o 6 hectáreas de tierra, tomates, pepinos… No están defendiendo los cultivos, están defendiendo su libertad, su elección, que una persona tenga su propia tierra y una persona elija vivir aquí y ningún colonizador ni ningún tirano tiene ninguna influencia sobre ellos. La gente es independiente. Y las sanciones son solo otro paso, otro paso más importante para cuando la gente de América Latina entienda esto. No quiero generalizar sobre la región de todas maneras, ya hablaremos en detalle. Pero los países de la región que no apoyan a Ucrania no son muchos: nuestra última resolución en Naciones Unidas fue apoyada por la mayoría de los países latinoamericanos…

—¿Qué piensa sobre las posturas de las izquierdas latinoamericanas en esta guerra? En el caso de Chile por ejemplo, el presidente Gabriel Boric ha condenado enérgicamente la invasión de Rusia a Ucrania pero el Partido Comunista y el Frente Amplio -partidos de coalición del propio presidente- no estuvieron en la alocución que usted dio en el Congreso en abril pasado.

—Hemos hecho peticiones a la mayoría de los parlamentos de América Latina para hablarles, pero solo he tenido la oportunidad de exponer en dos. Con Chile nos fue bien y estoy muy agradecido. También expusimos en el parlamento mexicano. Guatemala siempre nos ha apoyado. Pero no digo esto para acusar a ningún país. En Ucrania somos muy cuidadosos con la libertad que defendemos. América Latina puede elegir apoyar a quien quiera. Pero ningún partido, comunista o no, puede quitarte tus derechos. Siempre me he preguntado en qué creen los partidos. ¿Sus hijos son diferentes de los nuestros? ¿Les gustaría que un misil cayera en sus casas? Lo dudo mucho. Sinceramente no creo en izquierdistas, derechistas o extremos. Eso es una mentira política para mantenerse en el poder, porque en el poder está el flujo de dinero. Y es una estupidez banal, pero ocurre en todos los países del mundo. Yo creo en las personas. No puedes llegar a tu casa y abrazar a tu hijo, enseñarle cómo hacer el bien y que luego no te importe que otro niño en Ucrania esté sentado en un sótano, o haya perdido a sus padres por un misil. No creo en eso. Por eso nuestra tarea es asegurarnos de que las personas sepan la verdad sobre lo que está ocurriendo en Ucrania.

—Hace pocas semanas tuvo un encuentro con el Papa Francisco. Si bien ya contó que el Papa se ofreció a interceder en las negociaciones y a ayudarle con los niños deportados a Rusia, quiero saber si se fue con la impresión sincera de que el Papa apoya a Ucrania o si considera que tiene una posición tibia al respecto.

—El Papa apoya a los ucranianos y apoya a Ucrania. Realmente él quiere que esta sangrienta guerra termine. Me he reunido dos veces con él, y le llamé la atención sobre algunas cosas críticas, con las que trató de ayudarme. La primera vez que hablamos le conté de los prisioneros. Yo quería que él me ayudara con el regreso de nuestra gente. Es una cuestión muy complicada porque devolver gente significa encontrar ángulos desde los cuales presionar. Es más fácil entre los militares, entre los oficiales de inteligencia que se pueden intercambiar, pero el intercambio de civiles, que no son militares, que fueron robados de nuestro territorio por los rusos, es más difícil de hacer. La primera vez que nos reunimos con él todavía no había sucedido la invasión a gran escala, y yo le pedí que me ayudara con los tártaros de Crimea, con los presos políticos, los ucranianos, los periodistas, militares, etc. Me ayudó en algo, francamente lo intentó, y yo le estuve agradecido. Además de las oraciones, por supuesto.

“El Papa apoya a los ucranianos y quiere que esta sangrienta guerra termine”

—¿Alcanzan las oraciones?

—Yo le dije al Papa: “Le agradezco todas sus oraciones pero no sólo estoy aquí para que usted una a todo el mundo en sus pedidos a Dios, sino también para que influya con su personalidad en aquellos ateos que no creen en nada pero que mantienen cautiva a nuestra gente”. Y él trató de ayudar. En verdad. Y yo le estuve muy agradecido. La segunda vez que me reuní con él fue recientemente. Quería que el Vaticano esté representado en una cumbre de paz, y quería que el Papa apoyara mi fórmula para la paz. Y que nadie se aproveche de su personalidad política o como comunicador, porque a veces el Papa habla de algo y los medios de comunicación, algunos medios -especialmente los rusos-, empiezan a tergiversarlo en su favor. Por eso era muy importante que habláramos. Él tiene una posición muy clara sobre el apoyo a Ucrania y sobre la paz. Le pregunté por la fórmula de la paz y por la deportación de niños. Él sabe que miles de nuestros niños han sido llevados a Rusia, y le pedí que utilizara sus contactos para influir en el proceso de devolución de algunos de nuestros niños. Estamos buscando esas herramientas, no es fácil.

—Y respecto de la Argentina, país del cual es originario el Papa, ¿siente que tiene una postura de apoyo similar a la del sumo pontífice?

—Argentina apoyó nuestra resolución en las Naciones Unidas, estamos muy agradecidos por ello. Mire, yo como ciudadano también entiendo que hemos perdido algunos lazos poderosos con representantes de América Latina, con varios países latinoamericanos, sobre todo después de la independencia. Antes todo se basaba en las relaciones de la Unión Soviética. Nosotros, Ucrania, desde la independencia creo que construimos más relaciones con Europa porque estamos en el continente europeo, y porque Ucrania siempre ha querido entrar en la Unión Europea. Y creo que esto significó una derrota política porque el Ministerio de Asuntos Exteriores y los diplomáticos debieron trabajar para construir fuertes relaciones económicas con América Latina. Además, tenemos mucho de qué hablar, incluido el desarrollo de la agricultura, la metalurgia y los retos medioambientales, que son comunes tanto a su continente como al nuestro. Es cierto que no ha habido muchas peticiones históricas de relaciones. Fue una oportunidad perdida, un tiempo perdido, y Rusia lo aprovechó. Rusia tenía una presencia poderosa en África, en América Latina y en todas partes, y para ser sinceros, era muy poderosa en Europa. Ucrania estaba ocupada consigo misma, porque había mucha presión a su alrededor y dentro del país. Todo estaba cambiando muy rápidamente. No fue fácil. Por eso es difícil decir que la relación entre Ucrania y Argentina, o con cualquier otro país latinoamericano, hoy es poderosa. No lo es, pero queremos construirla. Realmente quiero hacerlo, me interesa. Y hay historia, hay grandes diásporas, hay una gran diáspora en Argentina, y hay una gran diáspora en Brasil. Y son ucranianos, sí, desde que empezó la guerra los oímos, los escuchamos, y no deberían dormirse tampoco… Ojalá fueran más poderosos. En verdad. Sé que hay desventajas en nuestra diplomacia, pero construiremos el vínculo. Estoy seguro de ello.

—Hablemos de Brasil. ¿Le gustaría tener una reunión bilateral con el presidente Lula? Se quiso hacer en la cumbre de G7 pero no ocurrió.

—No es la primera vez que hablo públicamente y no públicamente a través de alguien, a través de los medios de comunicación o directamente con el presidente Lula. Voy a reiterar que estoy interesado en reunirme con él. Estoy interesado y he ofrecido reunirme en cualquier formato. He invitado al presidente muchas veces, le he invitado a visitar Ucrania. Nuestros equipos estuvieron en contacto cuando yo estaba reunido con los gobiernos de España y Portugal, y él estaba en Europa. Pensé en aprovechar ese momento porque la distancia es menor y quería que él pudiera encontrar un momento de su tiempo. Luego estuve en varias reuniones del G7 e incluso alguien dijo que no lo habíamos querido encontrar. Eso no es verdad. Para mí es muy importante que las grandes potencias se involucren. Que la gran potencia de América Latina, Brasil, se involucre, y que esté a la altura de otros estados en la fórmula para La Paz. Y que esté representado en la cumbre para La Paz que preparamos, que exprese su postura. Somos gente civilizada. Tenemos que hablar de esto. Pero para hablar se necesita un deseo. Algo no funcionó en el G7, no quiero entrar en detalles, pero definitivamente el problema no vino de nuestro lado.

“Algo no funcionó en el G7 y definitivamente el problema no vino de nuestro lado” (sobre la reunión con Lula que no se concretó)

—¿Cuál es la importancia de un tribunal internacional especial para juzgar el crimen de agresión? Brasil no manifestó apoyo al establecimiento de este tribunal, pero otros países de la región sí. ¿Esperaría usted que Brasil se sumara a esa lista?

—Creo que el presidente Lula está tratando de ser original al respecto. Y me parece debemos darle esa oportunidad, ¿no? Podríamos hacernos unas preguntas muy simples. Primero: ¿piensa el presidente de Brasil que un asesino debe ser condenado e ir a la cárcel? Creo que si el presidente tiene la oportunidad, dirá que sí. ¿Encontrará tiempo para responder a esta pregunta? Bueno, no encontró tiempo para reunirse conmigo, pero tal vez para responder a esta pregunta sí encuentre tiempo. Y entonces supongo que responderá muy sencillamente que los asesinos, en su opinión, deben ser encarcelados. Y si hay miles de personas asesinadas en Ucrania, ¿no debería estar en la cárcel una persona que da la orden de hacer esto? Creo que dirá: bueno, los asesinos en masa son sádicos, y por lo tanto deberían estar en la cárcel. Y, entonces, si el presidente Lula quiere ser original, puede decir que el tribunal que propone Ucrania no es adecuado, pero después el presidente Lula tendría que decir: “Yo sé cómo poner a los asesinos entre rejas sin necesidad de un tribunal”. Y Ucrania se quedará encantada de recibir este consejo del presidente Lula sobre cómo acelerar el enjuiciamiento para poner tras las rejas a los asesinos del Kremlin. Estamos siempre a favor de cualquier innovación en el sentido de la aplicación de la ley, estamos todos a favor.

Zelensky explica por qué aún no se pudo reunir con Lula da Silva y la diferencia de opiniones sobre la creación de un tribunal para juzgar a Putin.

—Los presidentes de Argentina, Colombia y México se han negado a la solicitud que les hizo Estados Unidos de mandar a Ucrania el armamento soviético que tienen. Colombia y México además propusieron un alto al fuego inmediato y una tregua de cinco años para negociar un acuerdo de paz. ¿Qué opina de esta propuesta?

—Una tregua con Rusia no es una tregua. Cuando llegué a la Presidencia teníamos los acuerdos de Minsk. Durante varios años tuvimos reuniones semanales o una vez al mes entre las partes rusa y ucraniana, con mediadores. Todos esos años hubo disparos todos los días, heridos y muertos. Todos estos años. Y era una tregua. Fue exactamente lo que sugirieron nuestros colegas de México y Colombia: un conflicto congelado. En principio, esto era lo que más le convenía a Rusia. ¿Por qué? Un conflicto congelado significa que Rusia tiene tiempo, puede acumular tropas para una ocupación total. Lo que, en principio, hizo. Ucrania no tuvo ese tiempo porque cuando había un conflicto congelado entre Ucrania y Rusia no era un conflicto congelado en la frontera, era solo en el territorio de Ucrania. Es un volcán que no está durmiendo, sino fingiendo que duerme. Por eso, ¿cinco años para qué? ¿Para que Rusia se reforme, para que Rusia entienda cómo eludir las sanciones, para que Rusia establezca un proceso de producción de más misiles crucero? ¿Qué sentido tiene? ¿O acaso la idea es esperar a que Putin muera? Es decir, quizás esperan que en cinco años este hombre muera.

—¿Qué le diría al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien ha declarado que Rusia está liberando una batalla por la paz en esta guerra?

—Ni siquiera sé qué decir. Bueno, sí. La historia con Nicaragua, por desgracia es que no tenemos nada en común. Puedo decirle que esto cambiará. Y no sé gracias a quién, pero cambiará de todos modos. Para ser honesto no sé qué es lo que une a los dirigentes de su país y a los dirigentes de Rusia, simplemente creo que esta gente no tiene nada en común excepto el dinero… Lo más importante es que su pueblo no tenga intereses comunes con el agresor.

“La historia con Nicaragua, por desgracia, es que no tenemos nada en común”

—El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha asumido una posición de supuesta neutralidad para no poner en riesgo las relaciones con Rusia. ¿Qué piensa de esta postura?

—El presidente de México está pensando en cómo preservar las relaciones con Rusia, pero yo sé que en México la sociedad apoya a la sociedad de Ucrania. Y me parece que eso es lo más importante. Cada líder tiene que entender que no fueron elegidos por Putin sino por sus pueblos. Y si eres el representante de un pueblo independiente, no tienes que pensar mucho, tienes que hacer para lo que fuiste elegido. Eso es todo.

—¿Ha pensado en viajar a Latinoamérica a seguir buscando apoyos?

—Estoy dispuesto, he pedido reuniones a casi todos los países de la región. Estoy dispuesto a ir, quiero hablar con ellos. Su pueblo, su sociedad confía en sus dirigentes. Y si hablo con ellos podré contarles en detalle quién es Putin, que no es tan grande.

infobae

—¿Qué tipo de apoyo esperaría, al margen de las armas?

—Que hablemos de los próximos pasos, de cómo podemos ejercer presión política. ¿No pueden darnos armas? Lo aceptamos, pero políticamente podemos entendernos. Pueden apoyar la fórmula de paz, apoyar a la gente, hablar de lo humanitario, etcétera. Definitivamente podemos hacerlo.

—Cada vez es más frecuente que se hable de la guerra pero ya no en relación al conflicto sino al vínculo entre la guerra y el alza en el precio de los alimentos, combustible, medicinas, fertilizantes, etcétera. ¿Qué piensa de esa narrativa?

—Creo que todo el mundo entiende que el Mar Negro está bloqueado por Putin. Hay cuestiones no sólo sobre los productos agrícolas, químicos, metalurgia, hierro, granos, maíz, un montón de cosas. Ha bloqueado todos los corredores. Tiene barcos de guerra con la bandera de la Federación Rusa. Ya no esconde nada. La gente debería saber que lo que está sucediendo con los precios de la energía, transporte y exportaciones de bienes, todo esto es causado por lo que Rusia está haciendo. No sólo la guerra que inició Rusia, sino el hecho de que bloquee unilateralmente rutas de transporte y logística.

Zelensky imagina su futuro

—Usted y todos los ucranianos llevan casi 500 días de guerra. ¿Siente que el pueblo está cansado?

—Creo que es muy difícil para la gente, pero el pueblo ucraniano no quiere descansar bajo la bandera rusa. Y por eso están dispuestos a seguir luchando para salvar Ucrania. ¿Es posible cansarse moralmente? Probablemente sí. Pero creo que la gente está en alza moralmente. Físicamente, están definitivamente cansados. Imagínense que cada vez que suena la sirena, la gente tiene que correr escaleras abajo, al sótano, y después subir. Bueno, podrías verlo como fitness, pero sigue siendo inusual. Más allá de todo, yo creo que nadie está tan cansado como los rusos. Eso es lo que pienso. Creo que los rusos están cansados moral y físicamente. Creo que están muy conmocionados por no haber sido capaces de conquistar Ucrania. No han sido capaces de conquistar la mente de la gente. No estoy hablando del territorio solamente, sino que no lograron doblegar a la gente. Y eso les genera una terrible fatiga, y nunca volverán a ser un estado vigoroso. Porque los derrotamos moralmente.

“Los rusos están cansados moral y físicamente, muy conmocionados por no haber sido capaces de conquistar Ucrania”

—Hablemos un poco de usted, de manera personal. Después de tantas imágenes y situaciones horribles que le ha tocado ver en todo este tiempo ¿Ha pensado alguna vez en dejar la presidencia? Ahora o más adelante.

—Bueno, es difícil imaginar lo que sucederá después… Hoy por hoy estoy profundamente metido en este proceso. Para mí es muy difícil entender lo que será después, e igualmente difícil entender que hubo una vida antes. Así que vivo en este periodo de tiempo. Soy una persona de este período de tiempo. Para mí lo que pasó antes de la guerra fue en otra vida, en otro todo. Y creo que después de la guerra habrá nuevos retos, una nueva vida, y creo que esta será una pregunta para la gente. Creo que dependerá de cómo termine la guerra. Depende de eso, por supuesto. Yo realmente creo en la victoria. Y después de eso la gente encontrará algo: ¿qué es lo que quieren ver?, ¿qué país quieren ver? Es muy emocional, realmente es muy emocional. No tengo respuestas. Incluso para mi propio futuro: yo siempre supe lo que iba a hacer en los siguientes 5 años. Lo que quería ver, dónde quería estar… Ahora no te puedo decir. Sólo tengo un objetivo, sólo uno: ganar. Ganar hoy, para ganar rápidamente, tan rápido como sea posible, para salvar lo que tenemos. Y eso es todo, ese es mi objetivo. Estoy muy concentrado en ello. De verdad, mucho. Incluso más que las personas que realmente tienen que concentrarse en eso.

“Sólo tengo un objetivo, sólo uno: ganar”

—¿Siempre fue así con todo?

—Así es como soy, sí, es un rasgo de mi carácter: cuando me centro en algo, hago lo mejor que puedo. Tal vez no es lo mejor para todo el mundo, o para toda la gente, pero hago lo mejor que puedo. Y sobre todo, hoy no estoy pensando qué será de mí dentro de 20 años. Ojalá siga vivo en 20 años de hecho, creo que es suficiente.

—Una última pregunta: todos en Ucrania me dicen que lo aman, que lo admiran, que es un héroe… pero que nadie lo votó. Mi pregunta es la siguiente: ¿se hubiera elegido a usted mismo para esta tarea?

—Jeje. Pues, no sé. Realmente no sé. Yo me conozco muy bien. Supongo que… Probablemente podría elegirme a mí mismo, sí. Es la verdad. No estoy seguro de si otra gente haría eso. No sé si está bien decirlo, pero sí. Es una pregunta difícil para mí.

FOTO TAPA CNN EN ESPAÑOL

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Opinión

Los delitos ambientales no existen en el Código Penal argentino

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Un panel de expertos debatió en la Universidad de Belgrano sobre la importancia de apelar a la ley para proteger a la naturaleza tomando como base el Acuerdo de Escazú, firmado en Costa Rica en 2018.

Fue aprobado y ratificado por 14 países de la región, incluyendo la Argentina. En un encuentro reciente organizado en la Universidad de Belgrano y denominado Acuerdo de Escazú y crimen de ecocidio: protegiendo a la tierra y a sus protectores a través de la Ley, se analizó el grado de implementación de este acuerdo y su importancia de la criminalización en la Argentina del ecocidio -concepto acuñado en 1972 por Olaf Pahn, entonces primer ministro de Suecia, en relación al uso del agente naranja en Vietnam- para prevenir daños a la naturaleza.

El Acuerdo de Escazú, firmado en esa ciudad costarricense en marzo de 2018, es el primer acuerdo regional ambiental de América Latina y el Caribe y el pionero a nivel mundial en contemplar específicamente en sus disposiciones a las personas que defienden los derechos humanos ligados a cuestiones ambientales.

El evento contó con la presencia de Amalia Vargas, Investigadora de las culturas quechua, aymara y mapuche en Argentina y docente de Bellas Artes y Culturas Tradicionales, la periodista especializada en temas ambientales Paula Alvarado, el profesor de Derecho Penal y Delito Ambiental de la Universidad de Belgrano Miguel Ángel Asturias, el decano de la misma entidad educativa Dino Bellorio Clabot, la coordinadora de Stop Ecocidio Tierra, Verónica Sacta, la actriz y referente ambiental Liz Solari y la experta en cambio climático Azul Schvartzman. La moderación estuvo a cargo de Gonzalo Muñoz, especialista en Derecho Ambiental y Animal.

“El acuerdo está pensado para dar un triple acceso: a la información ambiental, a la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones y, fundamentalmente, a la justicia ambiental”, señaló Bellorio Clabot. “

 

Los delitos ambientales no existen en el Código Penal argentino

Esto último lo vemos muy entorpecido, tanto en la Argentina como en otros lugares del mundo, debido a la ausencia de tribunales ambientales”, agregó. Enumeró algunos delitos conocidos, como el tráfico de fauna, la contaminación del agua y la fumigación por tóxicos y aseguró que “los principales responsables de la comisión de estos crímenes ambientales son muchas veces empresas multinacionales, Estados o estructuras del crimen organizado”.

También enfatizó Bellorio Clabot en los riesgos que corren los defensores del ambiente, también contemplados en el acuerdo. “¿Saben cuántas personas han sido asesinadas por ser defensores de las causas ambientales y climáticas?”, preguntó a la audiencia.

“Venimos trabajando desde la conciencia profunda de que es importante detener el daño masivo que se está realizando a la naturaleza: una ley que proteja a todos los seres de la Madre Tierra, como dicen los pueblos originarios”, explicó Sacta.

“Buscamos que el ecocidio sea reconocido en la Corte Penal Internacional ya que la naturaleza no tiene un día de paz: minerías de cielo abierto, pesca de arrastre, pruebas nucleares, ganadería en gran escala, deforestación, incendios masivos para el cambio de suelo…”, enumeró.

Alvarado fue un poco más allá y habló de “terricidio” en relación a los pueblos originarios. “Nosotros somos una entidad tripartita compuesta por territorio, identidad y nuestro cuerpo: si falta alguna parte de esos conceptos, no existimos”, dijo.

“En este sentido, el “terricidio” es la destrucción del ecosistema tangible y del ecosistema espiritual, es un término que entrelaza opresiones históricas y presentes, es el intento de destrucción de nuestras espiritualidades a través de la invasión de instrumentos como la Iglesia, el sistema colonial o ideologías discriminatorias y de racismo”, detalló.

El ecocidio está legislado en Francia y hay otros proyectos en diferentes sitios del mundo, desde Bélgica y España hasta Brasil, Chile y México.

“Tenemos una deuda en el Código Penal: no se especifican los verdaderos delitos ambientales, aunque sí existen delitos contra la salud, que en mi entender también afectan al ambiente, o leyes específicas por fuera del Código, como la de residuos peligrosos, la de protección ambiental o la de fauna silvestre”, explicó Asturias, quien también es director de AIDPAC (Asociación de Investigadores de Derecho Penal Ambiental y Climático).

“Mi postura es dejar de lado el antropocentrismo y buscar un ecocentrismo o un unicentrismo donde ya no nos enfoquemos únicamente en los derechos fundamentales de los seres humanos, sino también de la naturaleza y de todos los seres existentes: no se trata de convertirnos en unos locos que queremos juzgar a través del delito penal toda afectación del ambiente, pero sí aquellas que sean realmente graves”, concluyó.

 

Dino Bellorio Clabot**Decano de la facultad de Derecho y Cs. Sociales, Universidad de Belgrano

 

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Economia

Siete máximas económicas de Sergio Massa

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La mayoría de los economistas profesionales argentinos, cuando transcurría el año 2022 y comenzaban algunas turbulencias, como por ejemplo:  las dificultades para renovar la deuda en pesos, las críticas desde el oficialismo con la posterior renuncia de Martín Guzmán, la designación de Silvina Batakis, que prontamente fue desplazada, tenían en claro que necesitaba nuestro país para que no “chocara el barco contra el puente”. Si bien lo expresaban con diferencia de matices había un CONSENSO: de lo que era necesario (y lo sigue siendo) fundamentalmente, dar un giro hacia una política económica ortodoxa, disminuyendo el peso del estado ya que mantenerlo tan elefantiásico requiere una presión impositiva muy alta que aplasta y no deja crecer y desarrollarse a la actividad privada.

 

Todo esto lo sabe CFK quien detenta EL PODER y tácitamente acepta que se hagan los cambios en esa dirección, pero no quiere ser quien encabece las mismas, ya que perdería a sus votantes más fieles y por tanto hace el juego que ya desplegó en otras ocasiones, de parecer opositora, mientras delega en Massa la responsabilidad de llevarlos adelante.

 

Se necesita desarmar lo que la oposición llama “bombas”: a) Deuda en pesos, b) Deuda en dólares, c) Falta de reservas en el BCRA, d) Freno de la actividad manifestado en recesión, e) Inflación, reconocida en las encuestas como el problema principal que sufren los Argentinos.

 

PRIMERA MÁXIMA: Sergio Massa NO desarmará ninguna bomba.

 

Para cumplir los objetivos se necesita coordinar los instrumentos a utilizar dentro de lo que llamamos: UN PLAN DE ESTABILIZACIÓN, intentando el cambio en la futura política económica, planteando REFORMAS ESTRUCTURALES que a un gobierno que está en los tramos finales de su gestión le cuesta implementar.

 

SEGUNDA MÁXIMA: NO presentará un plan de estabilización.

TERCERA MÁXIMA: NO realizará reformas estructurales.

 

En dicho plan de estabilización se requiere: balancear las cuentas públicas atacando el déficit fiscal con las dos opciones básicas: aumentar ingresos o disminuir gastos; ajustar los precios relativos para absorber la inflación reprimida; tener un plan antiinflacionario; bajar la brecha entre los distintos dólares y en lo posible unificar el tipo de cambio. Todo esto en un contexto de 40% de la población en la pobreza y con un Banco Central (BCRA) sin reservas.

 

CUARTA MÁXIMA: NADA DE ESTO VA A HACER.

 

Ante la escasez manifiesta, muestra su desesperación por ver un dólar (sin importar si es “cara chica”), intenta que le adelanten los préstamos pautados para los próximos meses y para el año próximo por los organismos multilaterales de crédito, y por el FMI, además el Soja III es un adelanto de las exportaciones. El equipo económico cree que la falta de reservas, la brecha entre el dólar oficial y el dólar blue, solo se resuelve con el ingreso de divisas al país.

 

Aplica inconscientemente los principios de la fisiocracia, cuya esencia era el denominado “laissez faire” que significa “dejar hacer”, ya que el objetivo del actual ministro de economía, NO ES RESOLVER LOS PROBLEMAS DE LOS ARGENTINOS, es mantener el status quo, llegar en etapas, primero al 24 de junio (cierre de listas), luego al 13 de agosto (las PASO) y así hasta entregar el testimonio de la posta, en diciembre con las menores complicaciones posibles a un nuevo gobierno.

 

Volvió de Washington con las manos vacías, y esto explica por qué se han iniciado negociaciones con el Fondo Soberano Saudí, con el ministro de economía brasileño Fernando Haddad, sumado al rumor que dice que si el FMI no da su apoyo entonces se ampliará la utilización del Swap Chino.  El 29 de mayo Massa viaja a Beijing.

 

QUINTA MÁXIMA: anticipa ingresos y posterga gastos.

 

Los precios de marzo según el IPC que publica el INDEC subieron 7,7%, los de abril 8,4% con un arrastre a mayo también importante, en la primera semana hubo aumento de tarifas, con precios justos que no dan el resultado deseado.

 

La tasa de interés de las leliq se ha elevado considerablemente y esto afecta la tasa de interés de los plazos fijos. Esta medida ya no frena la inflación, implica mayor emisión a futuro, solo busca controlar los dólares libres por un período muy corto que no llega a un mes. Intenta que los ahorristas no se pasen al dólar con resultado abierto.

 

SEXTA MÁXIMA: La guerra contra la inflación iniciada en marzo de 2022 está perdida.

 

Massa tiene restricciones políticas porque no puede poner de acuerdo a todo el gobierno, tiene restricciones temporales porque necesita por lo menos dos años para bajar la inflación, plazo del que no dispone, sumado a las restricciones  adicionales que generó la sequía.

 

Días pasados el superministro que ya no tiene grandes ideas implementó un paquete de medidas antiinflacionarias que son un “remember” de medidas ya tomadas sin buenos resultados en otros momentos de nuestra historia. Además son contradictorias unas con otras, por ejemplo el aumento del interés en los plazos fijos al 97% nominal, llegando la tasa efectiva anual al 152%, y la baja de nueve puntos en el costo del financiamiento de las compras en cuotas en el “Ahora 12”.  También se habilitará al Mercado Central en el registro de importadores para importar en forma directa con arancel cero cuando se considere que hay un abuso empresarial en productos determinados, algo que se implementó en el gobierno de Alfonsín y dio lugar al conocido episodio de los “pollos de Mazzorín”. Se anuncia la intervención del BCRA en el mercado de cambios para controlar los dólares financieros En el ámbito fiscal se incluye un plan de pagos de la AFIP de 84 cuotas para pequeñas y medianas empresas. Entre otras medidas.

 

SÉPTIMA MÁXIMA: intenta obtener resultados distintos repitiendo medidas que no dieron resultados.

 

Los problemas económicos se resuelven con buena política económica, con un equipo económico que sea creíble y con un liderazgo presidencial que lamentablemente hoy no se ven.  Nuestra esperanza y futuro está en las urnas.

 

José Luis Stella

Lic. en Economía

Fuente: Loquepasa.net

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