Nadie en el Gobierno dice que exista voluntad de escalar en el enfrentamiento con Hugo Moyano. Tampoco, nadie se siente especialmente incómodo con la tensión de estas horas. El conflicto se reavivó por la multa de más de 800 millones de pesos que acaban de aplicarle a Camioneros. ¿Le conviene al oficialismo? Parece riesgoso por la potencialidad del conflicto aunque en términos de imagen, la ecuación podría ser otra. De todos modos, hay más de un protagonista: el jefe del gremio y su hijo tienen razones propias para la disputa. Y además, está en trámite otro expediente con perspectiva de multa similar.

En medios del Gobierno, y no sólo en el ministerio de Trabajo, argumentan que Moyano viene cruzando límites que por lo general son respetados por los jefes sindicales. No se trata de dichos ácidos, ni de peleas duras por las paritarias, sino del lugar del ministerio para mediar en los conflictos. Creen que Moyano ha convertido en política de hechos consumados la decisión de no respetar las conciliaciones obligatorias: ocurrió dos veces en los últimos siete meses. Y por la primera, sobrevino la multa. Restan pasos para resolver el segundo caso.

Eso remite sólo al trámite administrativo. El ministerio de Trabajo dice que el gremio no se presentó en las instancias correspondientes, es decir, que desconoce de hecho todo el proceso. Por supuesto, ahora sigue la instancia judicial. Y todo indica que la federación de camioneros hará su presentación entre el lunes y el martes, con la expectativa de suspender la medida. La cuestión no es sencilla, aunque quienes conocen ese paño de la Justicia asignan chances a una resolución favorable o al menos suspensiva de la sanción.

Por supuesto, la pelea tiene expresión verbal y un cortinado de fondo que refleja la interna sindical y la relación con el Gobierno. Los cruces de ayer dejaron al menos un par de elementos de interés más allá del barullo.
Hugo Moyano calificó de “gorila” y “antiobrero” al Gobierno, y sostuvo que la multa es parte de una persecución más amplia. No refirió a su difícil frente judicial, algo que de todos modos ya hizo incluso como orador de las diferentes protestas que hilvanó desde que rompió abiertamente con Mauricio Macri.

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Pablo Moyano fue igual de duro y dejó una frase más desafiante: “Que el Gobierno se banque la reacción”. Por ahora, trascendió la decisión de ir directamente a la Justicia, además de no pagar la multa, naturalmente.

También, la convocatoria sin demoras a un plenario del gremio para analizar el grado de la respuesta en la calle. Tal vez sea un modo de darse tiempo para sumar solidaridades y sobre todo evaluar si los gestos de apoyo efectivo trascienden el círculo más próximo de gremios duros.

En esa línea, Hugo Moyano dijo que esta pelea va camino a una medida de fuerza de alcance nacional. ¿Solo o con aliados? Y en cualquier caso, ¿cómo jugaría la CGT? En el terreno concreto, el jefe del gremio de los camioneros vuelve sobre un punto no resuelto, que es la disputa por el liderazgo sindical o al menos, por parte de la conducción.

La cúpula de la CGT en la conferencia de prensa para cuestionar el acuerdo con el FMI

La cúpula de la CGT en la conferencia de prensa para cuestionar el acuerdo con el FMI

Moyano consolidó una especie de frente gremial con algunos sectores duros de la CGT, entre ellos bancarios, y por afuera, básicamente con las dos CTA y a la hora de las protestas –y aún con reparos mutuos- con los movimientos sociales. De todos modos, pareció dejar de lado la idea de una alternativa centralmente externa al sindicalismo tradicional. Viene desplegando negociaciones con algunos gremios industriales, como mecánicos y metalúrgicos, con la esperanza de quebrar la salida de compromiso que expuso la CGT al estirar la permanencia del triunvirato Schmid-Daer-Acuña.

Esta nueva batalla con el Gobierno sería una prueba también en ese terreno. La estructura del gremio de camioneros, además de las alianzas que ha tejido, le garantiza a Moyano la convocatoria a una protesta callejera. Lo hizo incluso cuando era inocultable su inquietud por las causas judiciales en expansión. Ahora, con el ingrediente de la sanción que acaba de recibir su federación, el desafío estará puesto en la presión sobre la CGT.

La estructura de Camioneros le garantiza a Moyano la convocatoria a una protesta callejera

La estructura de Camioneros le garantiza a Moyano la convocatoria a una protesta callejera

Los puentes con el Gobierno están virtualmente rotos. Y sólo estarían funcionando algunos canales informales o indirectos. Fuentes oficiales admiten que el objetivo sigue siendo aislarlo antes que amigarse. Parece una mirada realista, incluso a partir de gestos propios que, dicen, no alimentan la confrontación pero tampoco la eluden.

En esa dirección, exponen dos ejemplos. En primer lugar, la paritaria de camioneros, que de algún modo anticipó el proceso de negociaciones en torno de los 25 puntos de aumento. “Hubo roces, pero el acuerdo termina homologado. No hay chicanas”, dice una fuente. En segundo lugar, el tema de la conciliación obligatoria. “Eso no lo podemos bancar. No se pueden llevar todo por delante”, completa.

No es un dato menor, mirado así, que la exposición pública frente a Moyano no haya quedado circunscripta a Jorge Triaca. Ayer mismo, Rogelio Frigerio salió a responderle al jefe del gremio camionero. Y, si la tensión escala, no faltarían voces oficiales.

Por lo pronto, habrá que ver cómo evoluciona la pelea a partir del lunes. Es decir, si además del recurso judicial, la reacción trasciende los límites del moyanismo. Ese sería un dato para el Gobierno, y también un termómetro de la interna, donde no han faltado expresiones de fastidio por algunas tensiones que adjudican al Gobierno, y también malestar por el condicionamiento que intenta ejercer Moyano. La polarización tampoco en este terreno es buen negocio para todos.