Desde que comenzó la pandemia, cerca de 12 mil restaurantes y hoteles cerraron en todo el país, y la actividad registra la crisis más grave de los últimos 40 años, de acuerdo con un informe difundido hoy. La actividad del sector se hundió a niveles comparables a los de 1980, alertó la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA).
«Nuestra realidad hoy es peor que el escenario más pesimista que proyectábamos. Ya desaparecieron 11.800 empresas, 3.800 más que en 2020, año en que cerraron sus puertas 8.000 establecimientos. En nuestro sector se perdieron 175.000 puestos de trabajo. Pero, además, con las nuevas restricciones que impiden el trabajo en la mayoría de nuestras pymes, la situación -que ya es crítica- empeorará aún más. No hay empresa que resista sin posibilidades de trabajar», advirtió la presidenta de FEHGRA, Graciela Fresno.
Desde el gobierno la respuesta no se hizo esperar: la Secretaría Pyme de la Nación destacó la ampliación de créditos de $2.000 millones en la línea de créditos a tasa 0% para PyMEs, monotributistas y autónomos del sector turístico.
Indicó que el financiamiento llegará así a los $6.000 millones y estará vigente hasta el próximo 30 de junio. «Los créditos están destinados a capital de trabajo y tendrán un plazo de dos años, durante el primero de los cuales la tasa es del 0%, subsidiada por el Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (FONDEP)», señaló.
Aseguró que «durante los doce meses subsiguientes la tasa será del 18% y desde el Fondo de Garantías Argentino (FOGAR) se otorgan los avales por el 100% de cada préstamo». Remarcó que «además, tendrán un año de gracia para comenzar a pagarlos».
Más allá de lo insuficiente de la ayuda ante la magnitud de la crisis, sería bueno recordar a las autoridades que por barato que sea el crédito otorgado los comerciantes, con sus establecimientos cerrados y acumulando deudas de impuestos, cargas sociales, salarios y servicios, no están en condiciones de devolver ni siquiera un porcentaje de ellos.
Y que las mismas normas laborales que desde el estado se han mantenido contra viento y marea sin atender el cambio de era y la necesidad de preservar las fuentes de trabajo con la lógica de un equilibrio con el capital que en la legislación argentina está ausente, sirvieron para empujar la informalidad o las figuras forzadas como las de los eventuales y temporarios que ahora quedan fuera de cualquier asistencia ante la crisis.
Lo que deja expuesta una sola realidad, tangible y dolorosa, que se observa al ver la cantidad de cierres de establecimientos con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo.
Lo demás es márketing, discurso, propaganda…o simple chanterío.