Opinión
Jorge Fernández Díaz: “La colonización populista es el gran relato institucionalizado por el kirchnerismo”
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2 años agoon
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Ruben Muñoz
“Estaba comiendo en Palermo, y una chica que estaba con dos hombres me empezó a mirar con insistencia, Pensé ‘me conocerá de algún lado, de la radio, de los libros… A tal punto me miraba que parecía que me leía los labios. Terminamos, pagamos y cuando salimos vino corriendo. Yo me di vuelta para saludarla, porque creí que era alguien que quería un autógrafo o decirme algo. Bueno, me dio un papel, se dio vuelta y salió corriendo. Cuando abrí el papel dentro del taxi, decía “espero que tu nuevo sueldo de gorila sea bueno…” No recuerdo ahora exactamente la frase. Pero la idea era “nos traicionaste, no te puedo leer más”. Casi era una recriminación desde el dolor. No es que me shockeó el episodio. Pero me pareció un interesante punto de partida para este libro, en el que quisiera explicarle a esta chica, idealmente, fantasmalmente, qué es lo que yo pienso. Y por qué lo pienso. No lo estoy haciendo por plata, no lo estoy haciendo porque me volví loco, no lo estoy haciendo porque soy la derecha, el conservadurismo, por nada de eso. Tampoco por odio, aunque tengo una bronca bárbara. Lo estoy haciendo porque siento que es lo que tengo que hacer, y eso fue como un punto de partida”.
-¿Preferís eso -que te dejen un papelito y salgan corriendo- o que venga alguien y te diga las cosas en la cara?
-Yo sería incapaz de molestar a nadie en un café por una idea o algo por el estilo. Vos me conocés y soy una persona de modales caballerescos. Y además, más allá de todo, al final de las batallas los generales se encuentran a desayunar. Tiene que seguir así. Yo no tendría problemas en hablar con un intelectual, escritor o periodista kirchnerista. Ya he perdido muchos amigos por esto. Y fue muy doloroso..
Si Los Beatles tienen su ‘Álbum Blanco’ -y sin querer establecer un paralelismo textual, por favor, sino cromático- podríamos decir que el prolífico escritor y periodista Jorge Fernández Díaz (59) tiene, después de publicar 15 volúmenes, su “libro blanco”. La tapa inmaculada, apenas salpicada con letras negras y rojas, sin ilustraciones, cuenta que la flamante criatura se llama Una historia Argentina en tiempo real, está editado en la colección Espejo de la Argentina de Planetay tiene una bajada que advierte qué es aquello que quisiera contarle a quien lo interceptó afuera del restaurante: “Apuntes sobre la colonización populista y la resistencia republicana”. En la contratapa destaca una frase de su adorado Juan José Sebreli, que define al autor como “un faro, un intelectual cuya elegante sencillez discursiva le confiere un inusitado valor en la lucha contra el autoritarismo”. Son 1054 páginas -un acto de fe editorial en esta Argentina pandémica- que abrevan en los artículos que el autor publica desde hace una década en el diario La Nación.
La entrevista con el autor corre vía zoom. Está en su casa, detrás se adivinan libros -tiene una frondosa biblioteca-, pero luce saco y corbata. Una señal de respeto sin dudas de otra época.
-¿Qué es la “colonización populista”?
-El gran relato institucionalizado por el kirchnerismo, que en realidad viene de antes, y que no sólo penetró a los votantes eventuales del peronismo. Ha penetrado en las capas medias, las altas, en toda la sociedad argentina. Ya es un modo de ser argentino. Entre todos devastamos el país que teníamos. Entonces, vale la pena cuestionar ese relato. Este es el libro más ambicioso que escribí en toda mi vida. Lo vengo escribiendo desde hace diez años. Conciencia de que es un libro tengo desde hace siete años. Tuve que estudiar mucho, releer cosas que leí a los 20 años. Ese trabajo de biblioteca, intelectual, lo abordo no como un periodista tradicional sino como un escritor político. Y me hizo replantear el género del articulista, tratar de encontrar un estilo literario. Y encontrar los grandes hilos ideológicos, aunque hay quienes dicen que las ideologías han muerto.
-¿Han muerto?
-Yo creo que siguen vivas, son intensas y decisivas en el modo en que la política se maneja. Así que volví a estudiar mucho.
-¿A quienes?
-El peronismo ha sido algo fundamental. Por ejemplo,los libros de Larraquy sobre los ’70 son una revisión muy interesante. No de lo que dicen que pasó, sino de lo que pasó. El Archivo Hoover sobre Perón es impresionante, las revelaciones en esas cartas personales… Y muchos más. Después, quitar la coyuntura y encontrar los textos fundamentales fue un trabajo demoledor. Y a eso le quise agregar una crónica personal. Redundó en un libro que es una respuesta ideológica, que pretende hacer una radiografía computada del kirchnerismo.
-¿Y qué muestra la radiografía del kirchnerismo que tomaste vos?
-Por empezar, no es exactamente el peronismo, aunque lo contiene junto a otras corrientes que lo construyen como una especie de Frankestein. La mala caracterización del kirchnerismo llevó a muchos errores dentro y fuera del peronismo, en los medios y la sociedad. Este libro trata de contar las mentiras, y quise hacerlo, como sabés, de una manera leal. Y para hacerlo así debía contar mi propia historia, que está muy imbricada dentro del peronismo. Por eso digo que es mi libro más personal.
-Habría un chiste medio kafkiano que no voy a hacer, pero ¿cuál fue tu metamorfosis con respecto al peronismo?
-Es interesante para mí contar, sobre todo, que no hablo desde fuera del fenómeno. Yo formé parte de cada una de las vetas que formaron al kirchnerismo. Sé que esto a los puristas los vuelve locos y a los kirchneristas los enoja. Pero es la verdad. Empezando porque mi padre es de una aldea asturiana muy vecina a la aldea donde nació la abuela paterna de Cristina Kirchner: Amparo Fernández. Esta abuela sigue persiguiendo fantasmalmente a Cristina hasta el día de hoy. Hay una referencia en la biografía que le hizo Sandra Russo, hay otra en Sinceramente. Hay tuits del año pasado hablando de ella. Y qué pasaba? Era muy parecida a mis padres. Vinieron con una mano atrás y otra adelante, habían progresado, y no querían el tutelaje del Estado, ni subsidios ni cosas por el estilo. Creían que el desarrollo estaba en la épica inmigrante. Cuando se estudia a los pensadores nacionalistas argentinos se ve que el desprecio a esa épica fue muy grande. Los inmigrantes europeos son tachados de individualistas, de eurocentristas, de no tener una visión suficientemente argentina. Y ahí se inscribe Cristina, que toma partido por su familia materna, que venía del conservadurismo popular, del gremialismo, del estatismo.
Los inmigrantes europeos son tachados de individualistas, de eurocentristas, de no tener una visión suficientemente argentina. Y ahí se inscribe Cristina, que toma partido por su familia materna, que venía del conservadurismo popular, del gremialismo, del estatismo
-En el libro contás algunas anécdotas familiares sobre este punto…
-Mi tío abuelo, Marcelino, el jefe de la familia, quería pasar por un caballero argentino. Él no quería ni que se notara su acento español. A tal punto que su hermano, para tocar la gaita tenía que bajar al sótano para que no lo escucharan los vecinos, porque ser español -o italiano, y ni hablar asturiano- era burdo, y ser argentino era fino. La clandestinidad de esa casa donde me crié, donde se hablaba bable (Nota: el dialecto asturiano) hizo que en el colegio me pegaran porque hablaba diferente. Y me pasó como a muchos inmigrantes, y no solo en la Argentina: para ser asimilados en el lugar, barrimos lo que éramos bajo la alfombra. Esa idea de que “descendemos de los barcos” es falsa. Descendemos de familias con canallas y héroes que provienen de otros sitios.
-¿Lo que hacía tu tío Marcelino no es lo mismo que hacen hoy muchos argentinos que están emigrando y quieren borrar al argentino que llevan dentro?
-Si, renunciar a la idea de ser argentino me parece terrible y es inútil, además. Ya lo decía Borges: “Seremos igualmente argentinos, no importa lo que hagamos y adónde vayamos”. Yo me siento más argentino que nunca. Pero bueno, en ese momento, el modo de ser argentino, para mí, fue ser peronista. Y eso le rompió el corazón a mi padre. No lo podía creer.
-¿Cómo fue tu entrada al peronismo?
-Nunca fui militante. Pero fui lector de Jorge Abelardo Ramos, de la izquierda nacional. Cristina Kirchner también votó al peronismo desde la izquierda de Ramos. Era un gran ensayista. Los leía a él y a Sebreli. Eran brillantes. Por supuesto que no congeniaba con Sebreli. Pero siempre leí a gente con la que no estaba de acuerdo.
“A los chicos de La Cámpora les falta mucha lectura de los libros que deberían leer. Les puedo preparar una biblioteca”
-En un punto, decís en el libro que el kirchnerismo reivindica a Ramos, pero no lo leyó o lo leyó mal.
-Me pasa siempre: refuto libros que ellos supuestamente leyeron y después me entero que no los leyeron. A los chicos de La Cámpora les falta mucha lectura de los libros que deberían leer. Les puedo preparar una biblioteca. Yo sí los leí y los releí.
-¿Por qué espacios de la política transitaste?
-Por el peronismo, por el nacionalismo de izquierda. Hice estupideces increíbles como criticar a Alfonsín porque era “la derecha”, cuando desde el comunismo habíamos votado a Luder que traía la autoamnistía militar bajo el brazo mientras Alfonsín hacía todos los intentos para juzgarlos. Fuimos imbéciles. Me plegué a las huelgas de ese momento. Creíamos que el progresismo era el peronismo y era Alfonsín. Pude hablarlo con él y pedirle disculpas.
-¿Qué diría Alfonsín hoy si viera al radicalismo en Juntos por el Cambio?
-Es una pregunta que no podría responder. Parto del hecho que fue un socialdemócrata republicano, que pensaba parecido a Felipe González. Y muchos de los alfonsinistas que piensan así están en Cambiemos, en un momento de emergencia donde no parece que haya que hablar de izquierdas y derechas, sino de un populismo que quiere llegar a una autocracia y gente que defiende una democracia normal y republicana. Y justamente Alfonsín funda, en el ’83, eso mismo. Es contra fáctico, pero creo hubiera estado ahí.
-¿A qué personajes seguías en esa época?
-Te cuento. Cuando era redactor de policiales, estaba totalmente fascinado por (Raúl) Zaffaroni, por Elías Neumann, por el ultra garantismo, lo que luego fue abolicionismo. Caí un poco en el terrible error de Borges, que por seguir el culto del coraje terminó exaltando a delincuentes de cuchillo. Yo también, en un momento sentí una enorme atracción por el mundo de la delincuencia, algo que se ve hoy con el Vatayón Militante, el kirchnerismo de paladar negro. Es un terrible error, consideran que eso es ser progresista, cuando el 80% de los pobres son las principales víctimas de una sociedad que, cuando la conocí de cerca por entrar a las cárceles, es lo más fascista que existe. Pero la defienden los supuestos progres de Palermo Hollywood. Fue un grave error del que me alejé. Llegué a escribir como ghost writer un libro inspirado en Zaffaroni. Ellos son los reaccionarios, tienen la mirada pequeño burguesa que confunde pobreza con delincuencia. Es estigmatizante. Después me fui de todos estos lugares.
-Y te fuiste a Neuquén. ¿Por qué?
-En un momento cayeron todos los diarios: Tiempo Argentino, La Voz, y luego La Razón. Pensé que no iba a trabajar más de periodista. Estaba casado, era padre y tenía que parar la olla. Alguien me dijo que se podía vivir la utopía patagónica. Desde acá parecía un paraíso, pero la Patagonia es áspera, dura. Allá conocí a Felipe Sapag. Me enamoré de ese señor feudal, no muy distinto de Néstor Kirchner o de Rodríguez Saá. Vi cómo funcionaba un feudo, cómo todo termina por depender del Estado.
-Hay una anécdota en el libro sobre el encuentro del gobernador con una señora y la charla acerca de su dentadura…
-Si, si… En una gira por el norte neuquino vi a Felipe Sapag con una larga fila de personas que le van a hablar. Y a una señora le dijo: “El año pasado le regalamos dinero para que se hiciera la dentadura y no se la hizo, ¿por qué?”. La mujer le explicó: “Porque mi hijo perdió el trabajo”. “Deme el nombre de su hijo que le vamos a conseguir trabajo. Y a usted le vamos a pagar de vuelta, pero la próxima vez quiero ver la dentadura hecha”. Es decir, una relación clientelista, seductora, populista y personal típica de los señores feudales. Consiguió que la Justicia fuera favorable al Poder Ejecutivo, controlar los fondos, las empresas, y que jamás se lo pudiera vencer. Esto lo sabe bien (Oscar) Parrilli, que nunca le pudo ganar. Ahí vi el peligro tremendo y la mediocridad que va formando ese modelo, que Néstor Kirchner quiso llevar al país y todavía quieren llevar. Todos estos pecados míos entre los 18 y los 32 años los fui dejando.
-Pero según relatás, y con dolor, muchos de tus amigos no.
-Es curioso, cuando tenían 30 años, algunos de ellos se iban del peronismo. Yo les decía que se quedaran. Muchos pasaron al Frepaso, otros al librepensamiento. Y luego los seguí. Pero de repente volvió la religión. El peronismo, como el comunismo, es una iglesia. Y vivir a la intemperie, fuera de esas religiones, es muy difícil. A muchos de mis amigos les resultó irresistible volver a creer en esas cosas que estaban equivocadas.
-Hay dos que no nombrás: los llamás El Novelista y Javier…
-Hay muchos. Yo denuncié las listas negras del kirchnerismo con los escritores. Y no recibí la solidaridad de ni uno solo. Casi ni siquiera lo hicieron muchos de los que estaban en esas listas. No los invitaban a ferias internacionales, becas, premios… Los dejaban afuera sólo porque opinaban en contra. Me encontré a cenar con uno de los grandes escritores, que es kirchnerista. Era amigo suyo, lo había llevado a la radio para presentar su libro. Y le digo “¿viste lo que publiqué?”. “Si” “¿Y? ¿Dijiste algo?”. “Le dije al gobierno que agarren alguno para disimular. No me dieron bola, ¿qué voy a hacer?”. Entonces le respondí que si alguna vez lo ponían en una lista negra a él, yo iba a salir a defenderlo a muerte. Ese tipo de actitudes, o ver que a tipos que admiré y quise los empezaron a comprar con programas de televisión… Se los dije: “Los están comprando”. Y uno finalmente me dijo “Jorge, qué otro gobierno me iba a dar lo que yo merecía”. Una frase tremenda. Hubo cosas jodidas. Cuando Vargas Llosa me eligió como interlocutor en la Feria del Libro, un amigo mío tomó partido por Aníbal Fernández en contra mío. Me dijo “¿cómo podés darle tribuna a Vargas Llosa?” ¡A Vargas Llosa, que venía de ganar el Premio Nobel de Literatura!
-En ese episodio involucrás a Hebe de Bonafini.
-Yo marché con Hebe cuando tenía 23 años. Era impresionante. Ese día de Vargas Llosa amenazaron con boicotear el acto. De repente aparece Hebe en el camarín donde estábamos Vargas Llosa y yo. Y le dijo: “No se preocupe porque no vamos a hacer ningún lío, la presidente me ordenó que no hiciera nada”. Me ordenó, dijo Hebe, a quien nadie le ordenaba nada. Fue una anarco dirigente durante décadas. Y de repente era una militante que recibía órdenes de Cristina Kirchner. Lo mismo pasó con Estela de Carlotto, con quien tuve un gran cariño.
-En una nota anterior me lo dijiste, y en el libro lo reiterás, que soñabas que te encontrabas con Cristina Kirchner en Casa de Gobierno y hablaban…
-Si, titulaste con eso…
-¿Es una obsesión Cristina para vos?
-No, no estoy obsesionado. La reconozco como la última peronista que tuvo una idea. Como Menem, como Néstor. Es una idea que no comparto y me parece nefasta. Pero tiene ideas y argumentos que vale la pena discutir. Tiene talento, sin eso no hubiera sobrevivido. Pero también sobrevivió porque el peronismo fue incapaz de crear un líder superador. Para mí esa nueva idea sería un peronismo republicano. Una especie de (Juan) Schiaretti, alguien que dijera “el peronismo es otra cosa”.
-En una escena que ubicás después del desfile del Bicentenario Néstor Kirchner toma whisky con su hijo Máximo y dice “ganamos la batalla cultural”. ¿Qué es esa batalla?
-Algo que viene de muy atrás, pero Néstor Kirchner vio mejor que nadie. Después del golpe del ’55, gracias a una pléyade de marxistas y nacionalistas -fijate la importancia de los escritores- se construyó un nuevo relato, que comienza con John William Cooke, termina en Verbitsky e institucionaliza Néstor a través de medios públicos, escuelas y facultades. Cuando muere Scalabrini Ortiz, Jauretche le dice en la tumba: “Podés morir tranquilo, que lo que pensamos en 1930 y dijimos luego, hoy es el lugar común de la política”.
-¿Hubo otro momento en que los escritores hayan sido tan preponderantes?
-Si. En el siglo XIX la era liberal fue creada por escritores y periodistas: Mitre, Sarmiento, Alberdi, Mansilla… Un modelo que fue hegemónico durante 80 años. La importancia de los escritores políticos está poco estudiada en la Argentina de los siglos XIX, XX. Me saco el sombrero frente a ellos y es un desafío enfrentar a quienes han hecho el último gran relato, que para mi ha hecho daño.
-Son la expresión de dos Argentinas, lo que hoy se llama la grieta.
-Claro, hay dos Argentinas, dos almas, como decía Machado respecto de España. Una cosmopolita, pro mercado, salir al mundo, respetar las instituciones; y otra que es vivir con lo nuestro, más estado, más industria nacional… A mí me parece que esas dos Argentinas deben convivir. Ambas teorías son necesarias, no son excluyentes. A veces se necesita un poco más de vivir con lo nuestro y otras más mercado. Y el sistema democrático es el que permitiría a las dos convivir. Es por lo que lucho, y es bastante básico. Pero el kirchnerismo no quiere un sistema de compartir, quiere someter. Porque tiene el impulso de los 70 de decir “yo tengo una verdad y la quiero imponer”. Hoy no lo puede hacer con las armas. Pero ahora la forma de destruir las democracias, como dice Verbitsky, es entrar a través del voto y desde adentro -como en Santa Cruz-, ir apoderándote del Estado, de los privados, del Poder Judicial, del sistema electoral, para terminar siendo el partido único que fue por todo y se lo quedó. Eso me desvela.
-Pero los dos últimos períodos fueron de alternancia a nivel nacional…
-Si, porque no les quedó alternativa. Las cosas salieron muy mal económicamente. Kicillof fue un verdadero desastre como ministro de Economía y perdieron las elecciones. Si no hubieran hecho las cosas tan mal económicamente viviríamos en esto tan post 2001 de que sólo el peronismo puede gobernar. Admito y le hablé muchas veces a Macri de sus terribles errores conceptuales desde lo político y lo económico. Y sobre todo, de no darle bola a la construcción de una narración, de creer que cualquier narración es sospechosa de ser una mentira. Yo creo mucho en los escritores políticos que construyeron la Argentina.
-¿Hoy se incuba algún tipo de nueva narración?
-Intento modestamente, con estas mil páginas, construir el contrarrelato republicano de la Argentina. Tampoco quiero agrandarme ni decir que va a cambiar la historia, de ninguna manera. Es otro modo de ver la realidad. Modestamente, la idea de que la cuestión no es de izquierda ni de derecha, sino entre populismo y republicanos es algo que vengo trabajando desde hace mucho tiempo. El gran peligro argentino para mi es la autocracia. Hace falta una épica republicana. Y esta batalla cultural vale la pena darla.
-¿Y del otro lado de la grieta, quien encarna una idea novedosa?
-En general hay una idea básicamente republicana. Pero no la que a mí me representa de un país normal. Tampoco veo a un líder que sea creador, lector de la realidad, que se plante ante la sociedad argentina con algo interesante. Hay dirigentes, faltan talentosos. Tiene que ver con que no solo se necesita un gerente, un tecnócrata o un denunciador. Lo que falta en el peronismo, falta ahí también.
“Yo le dedico el libro a Alberto, en el sentido que él me ayudó a ver muchas cosas que estaban mal del peronismo. Compartía conmigo todas las críticas que yo hacía”
-¿Cómo está ahora tu relación con Alberto Fernández, a quién dedicás un capítulo sobre las charlas que han tenido?
-Hoy no hablamos. Pero lo hicimos durante ocho años de manera muy intensa. Ha sido un gran interlocutor para mí. Alberto hablaba con cuatro periodistas semanalmente: Eduardo Van der Kooy, Julio Blanck, Joaquín Morales Solá y yo. Ellos lo hacían de la coyuntura. Yo, en cambio, hablaba de ideología, del peronismo en profundidad, del kirchnerismo, del camporismo, los errores, etcétera… Yo le dedico el libro a Alberto, en el sentido que él me ayudó a ver muchas cosas que estaban mal en el peronismo. El compartía conmigo absolutamente todas las críticas que yo hacía. Después nos fuimos alejando porque él tenía un enfrentamiento personal con Macri. No ideológico. Los dos se detestaban mutuamente. Ya no se podía hablar con Alberto. El resentimiento personal que tenía lo hacía un interlocutor poco válido.
-¿Por qué se dio ese enfrentamiento?
-Está escrito acá. Hay un momento donde hago un parangón entre ambos. Es un duelo tan inexplicable como el de la novela El Duelo de Conrad: dos oficiales napoleónicos empezaron a odiarse por una tontería y se va creando una bola de nieve de odio que los lleva a enfrentarse durante un montón de tiempo y no terminan de matarse. Esto se parecía mucho a ese asunto. Ahora, me terminé completamente de alejar el día que vi que volvía con Cristóbal López, volvía a representarlo, y entonces no tengo nada. Todas las cosas que hablé con Alberto ya no existen.

FUENTE : INFOBAE
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Opinión
To Bric, or no to Bric, that’s not the question
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1 mes agoon
26 agosto, 2023By
Maru Valle
La sobreactuación político-electoral lleva a Javier Milei a hablar de comunistas chinos (en eso imita a Bolsonaro) y a Patricia Bullrich a rechazar el ingreso de Argentina a los Brics porque Rusia invadió Ucrania y se incorporaría Irán (junto a Egipto, Etiopía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes) al mismo tiempo que nuestro país a partir del 1º de enero de 2024.
En el contexto de la reunión anual en Buenos Aires del Council of the Americas, una organización empresarial fundada por David Rockefeller en 1963 para luchar contra la influencia de la revolución cubana en Latinoamérica, puede parecer oportuno a candidatos a presidente golpearse el pecho para demostrar mayor vocación pro norteamericana frente a una audiencia que se supone espera eso. Pero quienes conocen de verdad la cultura norteamericana y entienden de geopolítica saben que la realidad es un poco más compleja.
De la misma forma en que el presidente Kennedy pidió a los principales empresarios de su país reunidos en el Council of the Americas el apoyo de sus empresas en Latinoamérica para detener entonces la influencia de la ex Unión Soviética en su “patio trasero”, por igual motivo el Fondo Monetario Internacional del que Estados Unidos es el principal accionista, desde que se fundó al terminar la Segunda Guerra Mundial destinó la mitad de todos sus préstamos a Latinoamérica cuando la región solo tiene el 8% de la población y el producto bruto mundial. Claramente, Estados Unidos siempre cuidó que países de Latinoamérica, fruto de su inestabilidad económica o política, no cayeran bajo la influencia de sus enemigos geopolíticos.
Con la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la ex Unión Soviética, Estados Unidos redujo su preocupación e inicialmente permitió que China cumpliera en parte el papel de ayuda económica a la región. Progresivamente, China fue pasando al grado de amenaza pero nunca comparable con el peligro militar que representaba la ex Unión Soviética. De aliado a frenemies (amienemigo) y competidor.
Rusia, especialmente después de su invasión a Ucrania, es otro tipo de amenaza, no en el patio trasero, pero sí como generador de desorden mundial, pero India, que acaba de colocar una nave en la Luna, es el principal aliado de Estados Unidos para contener el avance chino en Asia, y Brasil fue el histórico socio de los Estados Unidos, aun con Lula, a quien Biden recibió inmediatamente tras ser electo.
Considerar el ingreso a los Brics como un desafío a los Estados Unidos es un error, el propio Eduardo Eurnekian, consultado a la salida del Council of the Americas, cuando le preguntaron su opinión sobre el ingreso a los Brics dijo: “Lo veo bien, a mí no me molesta”, y cuando le preguntaron si el ingreso de Argentina a los Brics podría “empiojar” la relación con Estados Unidos, sonrió y con lenguaje no deconstruido metaforizó: “No, no se va a empiojar nada, vos podés tener tu señora y tu amante tranquilamente”.
Una mirada anti-Brics en alguna medida se quedó en el siglo XX. En la tercera década del siglo XXI dos tercios de las exportaciones argentina van a países emergentes. La mirada antigua de los dos candidatos mencionados se refleja también en la inercia de nuestra Cancillería, donde, a la inversa, dos tercios de nuestro personal diplomático está destinado a los países no emergentes, principalmente de la OTAN porque hace medio siglo el mayor flujo comercial estaba en el océano Atlántico norte pero ya hace tiempo el océano Pacífico lo superó.
El acrónimo Bric por Brasil, Rusia, India y China fue acuñado por el economista Jim O’Neil en el año 2001 para distinguir los cuatro países que tenían mayor posibilidad de impulsar el crecimiento mundial por su tamaño y porque aún no habían alcanzado la madurez de su desarrollo. En estas dos décadas, China lo alcanzó sobradamente pero aún le queda un porcentaje muy importante de su población rural por integrar al consumo, Rusia está en un proceso de decadencia de la cual su invasión a Ucrania es un síntoma, India en los últimos años escaló posiciones en el podio mundial y de lo cual su mencionado éxito espacial es otro síntoma, y Brasil, ubicada en el complejo contexto latinoamericano que llegó a ser la séptima economía mundial en la segunda presidencia de Lula, retrocedió con Dilma Rousseff y con Jair Bolsonaro, ahora con Lula no la tiene fácil pero trata de recuperar relevancia mundial.
Lo explica muy bien la corresponsal de PERFIL en Brasil, Eleonora Gosman: “Una pregunta de la prensa, en la conferencia final realizada en Johannesburgo, dio lugar a una respuesta amplia por parte de Lula. El interrogante, formulado por un periodista brasileño, apuntó en la siguiente dirección: “Argentina está a sesenta días de una elección. Y las dos fuerzas de la oposición, no solo la más radical, declararon su rechazo al ingreso en el grupo. ¿Cómo justifica el argumento de que la incorporación fue hecha desde una perspectiva de Estado y no por las relaciones de usted con Alberto Fernández?”.
La réplica fue precisa: “A mí no me importa quién va a ganar las elecciones; y todos saben que soy amigo de Alberto. Lo que vale aquí es que Brasil va a negociar con el Estado argentino, en forma independiente de quién sea el futuro presidente. Puede ser que este no quiera negociar con los brasileños y es su derecho soberano; nadie lo puede obligar”. Agregó que “la responsabilidad que los países del Brics tomamos hoy es precisamente no colocar la cuestión ideológica como condición para ser parte del bloque. Lo que se decidió fue darle envergadura a la geopolítica; y. para nuestro país la Argentina es muy importante”.
Para el jefe de Estado brasileño, los Brics “son una realidad inexorable. Probablemente podríamos tener problemas, porque habrá a quien no le guste el grupo. Pero eso es parte de la política; si yo no quisiera convivir con las divergencias, no estaría en la política”, siguió la nota de Eleonora Gosman.
Argentina está en los Brics por Lula y en el fondo el origen del concepto Bric es un invento también brasileño porque la cancillería brasileña desde antes que al economista Jim O’Neil se lo ocurriese el acrónimo, enseñaba a sus diplomáticos de carrera cómo debían ver el mundo. Hay tres componentes a los que prestar atención: cantidad de habitantes, de kilómetros cuadrados del territorio y de producto bruto. Países que tengan alguno de estos tres atributos son geopolíticamente importantes: más de 5 millones de kilómetros cuadrados de territorio, más de 200 millones de habitantes y más de 2 billones de dólares de producto bruto. Países que tengan dos y tres atributos, más importantes aún. Si la vara del producto bruto se levantara por arriba de los 2.500 millones, solo quedarían Estados Unidos y China.
Como dice el título de esta columna, To Bric, or no to Bric, that’s not the question. No es “o” sino “y”, es con la OTAN y también con los Brics.

Opinión
Un agotamiento de todo lo estructurado
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2 meses agoon
14 agosto, 2023By
Maru Valle
El gran ensayista Antonio Muñoz Molina publicó en 2013 un excelente trabajo al que tituló Todo lo que era sólido. Se refería a la sensación de extendida descomposición que se advertía en España, como en todo Occidente, como consecuencia del colapso de la crisis financiera de 2008. Muñoz Molina tomó el título del Manifiesto Comunista, donde Marx y Engels afirmaron que “todo lo sólido se desvanece en el aire”.
Son palabras de las que el observador puede agarrarse para comenzar a entender, de manera muy tentativa, el resultado de las elecciones de ayer. La primera evidencia es el agotamiento de todo lo estructurado. El peronismo oficial frente a la oposición. Horacio Rodríguez Larreta frente a Patricia Bullrich. Juntos por el Cambio frente a Javier Milei. No es sólo el desafío a los aparatos partidarios. En un sentido más general, una parte muy amplia de la sociedad se levanta frente al Estado. A 40 años de su refundación, la democracia argentina se encuentra en una encrucijada en la que ya ingresaron otras naciones, sobre todo en la región. Un impulso de cambio al orden establecido, que incluye expresiones de abierta impugnación y que abre en el horizonte la incógnita sobre la gobernabilidad. Es decir, sobre la capacidad del sistema para ofrecer las prestaciones por cuya carencia se lo invalida.
El diseño que organizó a la política durante, por lo menos, 15 años, terminó anoche de desfigurarse. Ya no se puede entender el proceso atendiendo a la polarización entre dos bloques que cubrían toda la escena. Ahora hay cuatro actores. La Libertad Avanza, Juntos por el Cambio, el peronismo de Unión por la Patria y una masa de ciudadanos que, en su decisión de abstenerse, determinan el destino de los otros tres jugadores.
Volvió a verificarse una abstención muy alta. En las primarias presidenciales de 2019 la abstención había sido de 23,6%. Ayer fue de 31%. Ya no está la excusa de la pandemia, que sirvió a muchos dirigentes como coartada para justificar la inasistencia a las urnas de 2021 como un fenómeno forzoso. Es inocultable que existe una deserción deliberada. Si seguimos las clasificaciones de Renato Mannheimer y Giacomo Sani en La conquista degli astenuti (La conquista de los abstencionistas), se trata de ciudadanos que entienden el voto más como un derecho que como una obligación. Y resuelven desistir. Unos lo hacen por desapego. Son los que no asisten a la discusión pública. Miran la política como algo muy tangencial respecto de otros intereses: la familia, el trabajo, los deportes. Otros no concurren por un apego excesivo. Están enojados. No se desentienden. Protestan. Es importante distinguir entre uno y otro tipo, porque la decisión de los primeros es menos reversible que la de los segundos. Pero es muy difícil identificarlos. Más todavía detectar qué los motivaría. Es un problema de gran magnitud para los que compitan en el próximo tramo de la carrera. Porque ayer el universo de los que faltaron alcanzó a 13 millones de electores. Allí está la cantera disponible para modificar la situación relativa de cada candidato.
Milei tuvo un avance fenomenal. El viernes pasado él y su hermana, Karina, mantuvieron una conversación con el consultor Federico Aurelio, en la que se interiorizaron del resultado de los últimos sondeos. Aurelio los entusiasmó diciendo que el candidato estaba en el techo de la curva que había recorrido, con pequeños altibajos, durante los últimos meses: 27%. Anoche, con el 95% de las mesas escrutadas, había llegado al 30,17%, lo que equivale a casi 7 millones de votos.
Milei demuestra la posibilidad de avanzar hacia el poder sin estructura. Sus candidatos tuvieron performance pobrísimas en las elecciones anticipadas de provincias en las que él conquistó ayer el primer lugar. En Mendoza sacaba anoche casi un 45% frente a 28% de Juntos por el Cambio. En Tucumán le ganaba al peronismo por 3 puntos: 36% contra 33%. En San Juan, Milei ganó por 34% contra 39% de Unión por la Patria y 27% de Juntos por el Cambio, que venía de ganar el torneo provincial. Mejor le fue en San Luis: 48% contra 23% de Juntos por el Cambio, que también había ganado la provincia. En Jujuy el caso es aún más llamativo: 39,8% contra 23,8% de Juntos por el Cambio, con el agravante de que el líder de la provincia, Gerardo Morales, corrió como candidato a vicepresidente de Larreta, en una fórmula que sólo consiguió 18%. En Córdoba, la provincia del macrismo, superó al gobernador Juan Schiaretti: 33% contra 27%. Juntos por el Cambio se redujo a 25%. Unión por la Patria sólo sacó 8,7%. Detalle importante: ¿adónde irán los votos de Schiaretti, que fueron en total 900.000 en todo el país?.
Hubo varios indicios que adelantaban el éxito de Milei. En LA NACION se publicó uno: la encuesta del CIAS de Rodrigo Zarazaga, que mostró que en las villas del Gran Buenos Aires el candidato de la ultraderecha alcanzaba 21% de las preferencias entre los menores de 25 años. Apenas tres puntos detrás de Massa. Milei pudo resolver, para un sector de la ciudadanía, el problema de la representación, que es el que hoy desafía a la democracia. Él no sabe cómo están sus votantes. Él está como sus votantes. Está enojado, por momentos, enfurecido.
El antropólogo Pablo Semán está estudiando el encanto de Milei entre los jóvenes de los barrios sumergidos del conurbano bonaerense, y se sorprende ante algunos rasgos: muchachas que están fascinadas con el candidato mientras sostienen posiciones feministas, por ejemplo. En casi todos los casos aparece la misma peculiaridad: Milei es un grito de guerra. Expresa menos una posición ideológica que un estado de fatiga frente a la política, que se presenta en otras sociedades con otros nombres y variadas ideologías: Milei, a su modo, es Trump, Boric, Petro, Bolsonaro, Castillo o Lasso. Supone disidencia. Días atrás se paseó en una van gritando “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. En ese impulso, introduce fragmentación. Es legítimo, por lo tanto, sumar los votos de Milei con alguna parte de los votos que no aparecieron, con una parte de la abstención. Desde anoche se irá configurando la certeza de que el próximo Congreso será un espejo astillado. Delicado problema para cualquier candidato que prometa soluciones rápidas. Delicado problema para una democracia que está en el banquillo por ineficaz.
Más allá de lo técnico, el éxito del líder de La Libertad Avanza está ligado a un sortilegio: como se verificó a lo largo de meses en las encuestas cualitativas, su público le atribuye un poder ilimitado para resolver el drama económico. La consigna en contra de la casta se completa con la consigna a favor de la dolarización. Las curvas que aparecen en las planillas de Aurelio revelan que Milei creció en las últimas semanas de la mano de la disparada del blue. Una correlación que tiene todavía mucho para dar.
Un enigma de las próximas semanas es qué efecto tendrá la marcha triunfal de ayer. ¿Seguirá con esa velocidad o, por el impulso propio de lo inesperado, el fenómeno Milei se acelerará?
Juntos por el Cambio hizo una elección muy mediocre. Se supone que las fuerzas que enfrentan a los gobiernos deben estar capacitadas para canalizar el descontento. El voto a Milei y la renuncia a participar, interpelan a Bullrich, a Larreta y al resto de lo que hasta ahora se llamó “la principal oposición”. Esa fuerza perdió 2.500.000 votos respecto de las parlamentarias de 2021. La duración de la crisis económica, del estancamiento, que lleva ya por lo menos una década, corroe la base de Unión por la Patria y de Juntos por el Cambio. Ahí está la clave de la disidencia que se expande. La fuerza que postula desde anoche a Patricia Bullrich quedó a 500.000 votos de Milei. Unión por la Patria quedó a 700.000 votos de Milei y 200.000 de Juntos por el Cambio. Esta aritmética esconde los desafíos de cada jugador. ¿Bullrich puede desbordar a Milei? ¿O debe resignarse a salir segunda, evitando que Massa la supere?
En Juntos por el Cambio se verificó la misma tendencia del cuadro general: lo establecido, Larreta, fue derrotado por algo menos formal, con menos estructura y menos caja. Bullrich deberá ahora absorber a los seguidores de Larreta. Es un desafío que ella piensa enfrentar sin recurrir a la receta de Mauricio Macri, que sería ofrecer al vencido la Jefatura de Gabinete. La triunfadora de Juntos por el Cambio supone que la consolidación de esa coalición no se debe dar por la anexión de partes sino por la formulación de un nuevo liderazgo. Mensaje para Larreta. Y, sobre todo, mensaje para Macri. Aun cuando Macri fue, con el resultado interno de ayer, un claro ganador. ¿Se terminará de cumplir lo que había pronosticado? Ballotage entre Bullrich y Milei. La candidata de Juntos por el Cambio compondrá ahora con Milei un fenómeno complejo. Compiten pero, a la vez, expresan un giro a la derecha parecido.
El efecto negativo del avance de Milei para Juntos por el Cambio se expresa, más que en ningún otro lugar, en la Ciudad de Buenos Aires. Allí el postulante de La Liberta Avanza, Ramiro Marra, sacó 13% de los votos. Es probable que sean adherentes al Pro, desencantados. La interna de Juntos por el Cambio la ganó Jorge Macri. Pero por mucho menos de lo que esperaba: 28,7% contra 27,1% de Martín Lousteau. Agazapado mira el alfonsinista Leandro Santoro: si se produce un ballotage, él sueña con los votos de Lousteau. Es cierto que Macri tiene derecho a aspirar a los de Marra, el candidato de Milei. Todo está abierto entre los porteños.
Massa hizo una pésima elección, de la que sólo puede consolarse por el resultado melancólico de Juntos por el Cambio. Por primera vez en la historia el PJ salió tercero en una elección presidencial. Ahora deberá sacarlo de esa situación. Las señales de deterioro son numerosísimas. Pero la más clara, por su potencial simbólico, es que Malena Galmarini perdió la candidatura a intendente en Tigre. Ganó Julio Zamora, a pesar de que, con una decisiva intervención de dos jueces de la Cámara Nacional Electoral, se le había privado de adherir a la boleta de Massa. Proeza la de Zamora.
La trayectoria de Massa fue catastrófica en muchos partidos del conurbano bonaerense. En La Matanza, por ejemplo, Unión por la Patria sacó sólo 39%, de los cuales 9% corresponden a Juan Grabois. Eso sí, ganó por poco el intendente Fernando Espinoza. Otra sorpresa: el segundo allí, en el corazón histórico del peronismo, fue Javier Milei, con 23%. Juntos por el Cambio sacó 20%, con un triunfo relativo de Bullrich, que superó a Larreta en casi todo el conurbano. Una desmentida más a los pronósticos. Lomas de Zamora fue otra miseria para Massa 27%. Con 10% de Grabois. Quilmes, de La Cámpora, es otra lágrima: 26% y 10% de Grabois. A Massa le dieron de probar su propio jarabe, el que en 2009 él le suministró en Tigre a Néstor Kirchner: los intendentes repartían su propia boleta también con la de Milei.
Los dirigentes de La Cámpora preferían anoche no conectar con el naufragio. Celebraban que su candidato, Daniel Selci, derrotó a Juan Zabaleta en Hurlingham.
En la elección nacional, del 27% que sacó el oficialismo, 6% corresponde a Grabois. Massa obtuvo 21%. ¿Podrá Cristina Kirchner desentenderse de este resultado, que se produce bajo su inapelable liderazgo? Tiene el consuelo de una performance aceptable de Axel Kicillof en Buenos Aires: un modesto 36% contra 32% de Juntos por el Cambio. Pero a la vicepresidenta le va a ser difícil obturar un movimiento de renovación. Los Kirchner quedarían atrapados sin remedio en la derrota de ayer si se consolida la tendencia que, a última hora, se verificaba en Santa Cruz: el triunfo del lema opositor para la gobernación, con el sindicalista Claudio Vidal a la cabeza. La pelea en Santa Cruz era, en la madrugada, ajustadísima.
En Juntos por el Cambio se corroboró una tendencia general: contra lo que creía Larreta, el candidato a presidente impone a su candidato a gobernador. Bullrich hizo ganar a Néstor Grindetti sobre Diego Santilli. Un alerta para Kicillof.
En lo inmediato, la ecuación Massa-Grabois expresa un problema material que comenzará a desplegarse en las próximas horas. Grabois pondrá condiciones para adherir a Massa en el tramo por venir. Anoche el candidato derrotado le presentó a Massa, en pleno “festejo”, un plan general de gobierno que era, en rigor, un pliego de condiciones. Allí se expresarán la señora de Kirchner y su grupo. Pero el candidato, que además es ministro de Economía, está obligado a realizar un ajuste que ya viene anticipando. Debe conseguir que el Fondo Monetario desembolse en agosto lo que él le debe a Qatar y a la Corporación Andina de Fomento. La discusión por la política económica en el seno del oficialismo será más ácida. Habrá que ver qué efecto tiene sobre el dólar, que es el driver del voto de Milei.
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Opinión
Opinion: Sergio Massa candidato a presidente por Jose Luis Stella
Published
3 meses agoon
6 julio, 2023By
Maru Valle
La designación de Sergio Massa como candidato a Presidente tuvo una repercusión positiva en los mercados. Exteriorizado en la suba del valor de acciones y bonos, y bajas en el riesgo país y en el valor de los dólares. Los problemas siguen ahí. Se despeja la bruma que no permitía ver claramente el camino.
Sergio Massa fue ungido (-definición de la RAE-dicho de una persona, especialmente de un monarca o de un sacerdote: Signada con el óleo santo) para encabezar la lista nacional del nuevo frente “Unión por la Patria” sobre el plazo de cierre para la presentación de las listas, presurosamente con velocidad supersónica su entorno ya lo comparó con Fernando Henrique Cardoso, Emmanuel Macrón y Santiago Peña quienes se desempeñaron como ministros de economía en Brasil, Francia y Paraguay respectivamente y pudieron ser presidentes, dejando de lado la comparación de Carlos Melconián cuando fuera designado: “No es Pep Guardiola, a lo sumo Caruso Lombardi”.
En Estados Unidos para los demócratas, Massa representa LA CARA AMIGABLE Y PRAGMÁTICA DEL PERONISMO señalaba Andrés Fidanza en “La Política Online” conocida la noticia. Lobby, establishment, contactos e intereses estadounidenses en Argentina festejan la designación, mientras que muchos “kirchneristas de pura cepa” quedan desconcertados como magistralmente en su columna de Humor Político del 25 de junio titulada “Groucho Massa” lo describe Alejandro Borensztein. Fidanza cuenta que tiene dos respaldos claves en el poder de Estados Unidos, demócratas y de origen latinos. “En el Ejecutivo, Juan González, el asesor principal de Joe Biden para América Latina. En el Congreso, el senador por Nueva Jersey Bob Menéndez, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores”.
Dos temas son centrales para Washington: La negociación con el FMI y detener el avance de China en la región. Región que ha sido bastante olvidada por el gobierno del norte.
Si bien la negociación con el FMI es prioridad, el organismo quiere un claro sendero de ajuste fiscal y devaluación acelerada del peso frente al dólar imposible de aplicar en medio de la campaña electoral. No se pagaron los vencimientos de la deuda que operaban martes y jueves de la semana anterior por el equivalente a unos 2700 millones de U$S de capital y si bien en los pasillos del ministerio se corrió el rumor que se haría un pago a cuenta de “buena voluntad” de 1.900 millones de dólares (dando todo lo que había en la caja del Banco Central) se ejerció el derecho a la cancelación (postergar el vencimiento) hasta el viernes 30 de junio.
En esta semana se prepara una comitiva a Washington que será encabezada por Leonardo Madcur y Gabriel Rubinstein para cerrar la renegociación y el acuerdo técnico. Solo se espera el guiño de luz verde de Gita Gopinath o de Kristalina Georgieva.
¿Será Gabriel Rubinstein el próximo ministro de economía o se inclinarán por Marco Lavagna? quien acompañó a Massa en casi todos su viajes, raro para el director más alto del organigrama del INDEC que también ostenta la Secretaría de Asuntos Económicos Financieros Internacionales. La idea es que Massa continúe al frente del Ministerio de Economía y cuando todo esté preparado hacer una transición ordenada antes de septiembre. Esto se desprende de los Whatsapp que envió a los empleados del Ministerio cuando presionó a sus pares y obtuvo la bendición de postularse, que desde “SIEMPRE” fue su OBJETIVO.
“Massa confirma que seguirá como ministro de Economía tras el cierre de listas”, decía el título de un artículo de Liliana Franco en “Ambito Financiero” el viernes y Francisco Jueguen en “La Nación” del domingo. Mientras Massa escribía a su equipo el siguiente mensaje de Whatsapp: “Hola a todos los cierres de listas son siempre apasionantes y trabados. Y es así. No hay nada dramático ni que sea de vida o muerte. Pero que la economía siga funcionando normalmente y que hagamos nuestro laburo sí. Tenemos al FMI, tenemos la licitación, tenemos los temas energéticos, el gasoducto y los subsidios en agro; están pendiente los créditos CREA que la semana que viene esperan. El lunes habrá listas y nuestro laburo sigue igual, por eso les pido que no se desenfoquen, el lunes tenemos que seguir haciendo cosas para arreglar los problemas serios que tiene la economía y el país”. Políticamente un buen mensaje para reencauzar y motivar el trabajo a sabiendas de que algún empleado lo haría conocer a los medios.
En su gestión económica el objetivo era llegar sin devaluar hasta el cierre de listas (cumplido) luego en etapas a las PASO (pendiente), a las generales y en diciembre al traspaso del poder al candidato ganador (también pendiente) que tiene como paradoja que puede ser él mismo. Lo que cambia sustancialmente el tenor de la política actual, consistente en postergar, patear todo al próximo gobierno que sería algo así como “escupir hacia arriba” en caso de imponerse en las generales.
Vencen en esta semana unos $ 670.000 millones de deuda pública que la Secretaría de Finanzas a cargo de Eduardo Setti buscará renovar para fin de año y estirar los plazos hasta 2024/25 con títulos indexados a la inflación y al dólar oficial, para mantener el financiamiento del Tesoro. Con la euforia de los mercados financieros no va a tener inconvenientes en renovarlos máxime que ya tiene $ 443.000 millones que fue el financiamiento neto (nuevo endeudamiento) que arrojó la licitación de hace dos semanas.
Mientras tanto suenan fuerte las propuestas coincidentes de Carlos Rodriguez jefe de asesores de Javier Milei y el ala izquierda del Kirchnerismo de bajar la tasa de interés en la renovación de las leliq, voces que se pierden por ahora en el vacío y que en algún momento deben ser escuchadas.
En los «próximos días» se convocará a licitación pública internacional para la reversión del Gasoducto Norte mediante un loop entre La Carlota y Tío Pujio en Córdoba, que ayudará a sustituir importaciones de gas de Bolivia con producción local de Vaca Muerta, a un costo presupuestado en 713 millones de dólares, de los que el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) financia u$s 540 millones. Ocurre que Bolivia ya no podrá abastecer en forma continua y permanente a nuestro país, por compromisos previos con el empresariado de San Pablo y entonces es importante hacer la obra antes que se discontinúe el suministro.
En septiembre se licita el segundo tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner desde Salliqueló (Buenos Aires) hasta San Jerónimo (Santa Fe) para ampliar la capacidad de transporte de gas, todavía no se ha definido el financiamiento si es de China o de empresas privadas argentinas interesadas en la construcción. Y se está llenando el primer tramo de Tratayen (Neuquén) a Salliqueló (Buenos Aires), un tramo de unos 600 km de distancia que se llena de tramos de 30 km, el domingo 25 de junio se había llegado al 61 km y se continuaba trabajando, estaría terminado para inaugurar el 9 de Julio.
Massa pidió a su equipo avanzar en los subsidios al campo, en especial a la producción aviar y porcina, y mencionó que habrá más créditos a tasa subsidiada para otros sectores.
La economía se desacelera, el IPI, índice de producción industrial de abril publicado el 08 de junio, último dato conocido tuvo una variación interanual positiva de 1,7%, ocho de las dieciséis divisiones de la industria manufacturera presentaron subas “Industrias metálicas básicas”, 36,3%; “Otros equipos, aparatos e instrumentos”, 13,1%; “Refinación del petróleo, coque y combustible nuclear”, 11,0%; “Vehículos automotores, carrocerías, remolques y autopartes” entre las categorías que más aumentaron. Mientras que cayeron “Alimentos y Bebidas”, -1,7% “Prendas de vestir, cuero y calzado”, -3,5%, “Productos minerales no metálicos” -5,3%, “Productos de caucho y plástico”, -3% entre las principales. El 1,7% de crecimiento en un año en abril es un bajo guarismo aunque algunos sectores como el automotriz comenzó a moverse con fuerza porque es difícil importar autos, porque hay convenios con Brasil a donde exportamos y se sumó Perú y Colombia para comprar por la mano de obra barata.
Se viene un nuevo escenario, con el cierre de listas, los candidatos presidenciales de los partidos mejor posicionados en las encuestas como Unión por la Patria (Sergio Massa) de Juntos por el Cambio (Horacio Rodriguez Larreta y Patricia Bullrich) y La Libertad Avanza (Javier Milei) un poco más, un poco menos, son PRO MERCADO, entonces la apuesta es por EL CAMBIO, y las acciones han recuperado hasta un 40/50% (el lunes 26 de junio 10%) de lo perdido, los bonos (el lunes 26 de junio 5%) todavía no lo han hecho, y las propiedades están muy retrasadas en sus valores. Si la idea de cambio continúa, y luego se ratifica con las PASO las acciones van a subir no exentas de volatilidad, los bonos también y por último las propiedades recuperaran buena parte del valor que perdieron a partir del 2020.
También se espera una cosecha normal en la campaña de soja, para el año próximo. Los precios de futuro son más altos un 10% para el año próximo. En Maíz los precios son más bajos a futuro aunque se compensará con el aumento de la cantidad cosechada. Algo similar pasa con el trigo.
Dentro de una situación económica “atada con alambre” HAY LUZ AL FINAL DEL TÚNEL y se alejan los pronósticos catastróficos de cataclismo (hiper, corralito, plan bonex para depósitos) la economía real va a seguir mal, el BCRA seguirá sin reservas, continuará la crisis de la deuda, la consultora PxQ encabezada por Emmanuel Álvarez Agis prevé para este año “una contracción del PBI del 3,1%, una inflación del 146,5% y un dólar oficial a $386 en diciembre, 50% más caro que ahora”, este gobierno endeudó más a Argentina que cualquier otra gestión, tanto en términos absolutos como relativos. Como porcentaje del PBI, cuando Cristina dejó el poder en el 2015 la deuda representaba el 53%, en 2019 Macri dejó una deuda del 87% y Alberto Fernández dejará una herencia de deuda de más del 100% del PBI.
Se firmaron este lunes convenios con tres países integrantes del Club de París para avanzar con el acuerdo marco rubricado en octubre pasado y que permitirá reestructurar el pago de casi USD 1.970 millones en seis años terminado de pagar en el 2028. Así, de los 16 países acreedores de la Argentina miembros de ese foro, solo falta la firma de uno de ellos, Japón. El riesgo país de JPMorgan retrocede a 2.095 puntos básicos, mínimos en tres meses.
Esperemos que esta reacción positiva de los mercados impulse el trabajo del Ministerio de Economía en la búsqueda de soluciones sustentables a los persistentes problemas financieros y reales de la Nación. Hay que aprovechar el momento porque este efecto positivo probablemente será de corta duración.
José Luis Stella
Lic. en Economía
Loquepasa.net
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