La organización criminal conocida como La Liga, que durante dos décadas manipuló subastas públicas en la sede del Colegio de Martilleros de General Pueyrredón, estaba compuesta por quienes hoy son sometidos a juicio y seguramente se convertirán en los chivos emisarios, tal vez con su propio consentimiento, de un montaje más amplio y superior en el que no faltaban autoridades judiciales, miembros de la institución que cobijaba el delito y sobre todo muchos inversores marplatenses que, sin aparecer ni poner la cara, lograban excepcionales ganancias abusando de personas en situación de postración económica que veían sus bienes evaporarse ante sus ojos sin tener defensa ni seguridad jurídica alguna.
Precios viles que la justicia no veía, groseras maniobras en el recinto del remate que los martilleros ignoraban. reiteración de compradores y oferentes que a nadie llamaban la atención y confirmación de las operaciones por parte de los juzgados intervinientes que avalaban lo actuado aún en los casos en los que la coacción física quedaba expuesta y documentada. Todo un círculo vicioso que mostraba la cara más corrupta de una Mar del Plata en la que tribunales e instituciones huelen a podrido desde hace mucho tiempo y que sin embargo sigue consagrando a quienes los integran como parte de la clase lugareña más acomodada.
En principio el fiscal Alejandro Pellegrinelli y ahora el juez Saúl Errandonea resolvieron que deberán ir a juicio Oscar Larluz, Luis Puga, Héctor Monteros, Fernando Larluz, Diego Larluz, Sergio Puga, Alejandro Fernández, Carlos Vacatello, José Luis Gallo, Aníbal Soria, Leandro Soria, Gustavo Cheppi, Horacio Panizzo, Julio Consorte, Patricio Consorte, Roberto Andino, Leantro Marquéz, Marcelo Philipp, Sergio Mazur, Pablo Quiroz, José Luis Violini, Carlos Habitante, Miriam Lamas, Marta Meriano y María Luján Fernández, con diferentes grados de responsabilidad el la asociación ilícita que se investiga.
En el amplio expediente se acumulan subastas con irregularidades groseras y que, por momentos, pasan el límite del sentido común. También se distinguen hechos violentos, con personas agredidas, robos, “aprietes” ante las cámaras de seguridad y otros episodios incriminatorios.
Sin embargo, con la misma fuerza que desde hace mucho se sabía de la existencia de La Liga y de quienes la integraban, trascendió ahora un acuerdo que le pone techo a la investigación y que, a cambio de módicas penas que en la mayoría de los casos no será de cumplimiento efectivo, evitará la continuidad de u a investigación que de ir a fondo pondría en el tapete nombres y operaciones que generarían un verdadero escándalo. Y que estallaría en la misma puerta de los tribunales de la ciudad, donde muchos cómplices de toga e investidura se han enriquecido hasta el escándalo en los últimos años.
Si hasta una jueza del foro local era, hasta el momento de ser designada, la representante legal de uno de los inversores y usureros más conocidos de la banda que hoy se dispone a rendir cuentas parciales ante la justicia. Porque a nadie escapa que lo que aquí ha ocurrido no es otra cosa que el final de una interna mafioso-judicial que solo marca un cambio de manos en el negocio de la manipulación de las subastas; y ello incluye la presencia de actores tribunalicios con poder de decisión.
Cosas de una ciudad prostibularia en la que nada es lo que parece…aunque todos sepamos de que se trata.