Mundo
La pareja que huyó de Rusia por su orientación sexual y se refugió en Argentina
Published
5 años agoon
By
Ruben Muñoz
El martes 21 de junio de 2016 la selección argentina definía su pase a la final de la Copa América. Esa noche, las calles quedaron como quedan siempre que juega el equipo de Messi: vacías. Cerca de las diez, mientras el país se reunía en torno a los televisores, Yulia y Elena aterrizaban en Ezeiza. Desde el taxi que las llevaría hasta el centro de la ciudad observaban el paisaje que les devolvía la autopista. De un lado, una sucesión perfecta de monoblocks. Del otro, las casas ensimismadas a ladrillo descubierto y con las vigas al aire de un barrio periférico. Si esa visión les produjo algún tipo de sobresalto, una sensación de extrañamiento, no se dejaron desalentar. Lo que importaba, después de todo, era que estaban juntas y a salvo.
Dos meses antes, el hombre que venía amenazando a Elena se había aparecido en la casa que las chicas compartían en Tomsk, una ciudad de medio millón de habitantes emplazada a 3500 kilómetros de Moscú, en Siberia. Yulia y Elena entendieron que la situación se había vuelto peligrosa. Sabían que el tipo era alcohólico y golpeador. También, que había entrado y salido de prisión unas seis veces.
Todo había comenzado una mañana de invierno, de esas en que la niebla difumina hasta lo inminente, cuando Nina, una alumna del colegio donde Elena se desempeñaba como inspectora, llegó a clase con el rostro desfigurado. La adolescente apenas podía mantenerse en pie. Nadie ignoraba que Nina era golpeada. Las evidencias asomaban en la piel de la joven. Incluso su madre y su hermana más pequeña solían ser vistas con hematomas. Las sospechas recayeron pronto sobre el padre, por lo que las autoridades escolares concluyeron que se trataba de un caso típico de violencia intrafamiliar. Quizás por eso, porque excedía a sus prerrogativas, decidieron que lo mejor era hacerse los distraídos.
“Trabajábamos con familias así todo el tiempo, pero esta era una de las más problemáticas”, cuenta Elena, de 29 años, pómulos sonrojados como los de unamatrioshka y ojos verdes bien redondos, sentada en el patio de un café de Colegiales. Esa mañana suplicó a la directora que le permitiese llevar a Nina al hospital. Frente al grado de brutalidad, la mujer autorizó a la adolescente a recibir atención médica.

En rigor, Elena había cumplido con su trabajo. Sin embargo, también había cruzado un límite prohibido en la cultura rusa: cuestionar la crianza de los hijos a un patriarca de hogar, que equivale a meterse de lleno con su honor. A las pocas horas comenzaron las intimidaciones por teléfono. El hombre pudo averiguar que Elena tenía novia -las chicas están seguras de que se lo habría dicho una profesora del colegio, que es amiga de una expareja de Yulia-, y la posibilidad de que se divulgase aún más la relación, en una sociedad que acosa e incluso mata a los homosexuales, las colocaba en una zona de riesgo.
“Vi su mirada. Estaba loco. Dijo que me haría echar de la escuela, que sabía quién era Yulia. Dijo que se haría justicia cuando me mataran o me encerraran en la cárcel por ser una enferma y un peligro para los chicos”, recuerda Elena, que ahora se ríe del episodio. El padre de Nina había empleado un recurso bastante común. En Rusia, los homófobos asocian deliberadamente homosexualidad y pedofilia para justificar, como si esto fuese admisible, la cacería de gays y lesbianas. De hecho, la mayoría de los rusos comparte esta idea. Las encuestas realizadas en los últimos años por el Levada Center y el Pew Research Center coinciden en que cerca del 80 por ciento de la sociedad rechaza a los homosexuales y más de un tercio considera a la homosexualidad una desviación. El 20 por ciento prefiere verlos tras las rejas. “No podíamos denunciarlo porque en Rusia las leyes están en contra de las personas LGTB. Si sos gay y vivís en Rusia, no podés hablar del tema. Menos aún si trabajás con niños. Así que tampoco podíamos decirle a nadie”, explica Yulia, que insiste en hablar bajito, como si su voz pudiese ser oída en Tomsk.
Cuando el hombre se cansó de gritar y se fue, las chicas se abrazaron, prepararon té y se sentaron a repasar las últimas semanas. Resolvieron que la opción más segura era huir de Rusia.
***
Inicialmente habían pensado en Canadá, pero se les requería visa y el tiempo escaseaba tanto como el dinero. A través de Google descubrieron que en el otro extremo del continente no se exigían mayores condiciones para ingresar. Si bien la ley argentina sobre refugiados no estipula presupuestos robustos ni cuenta con mecanismos de integración tan eficaces como los del Primer Mundo, al menos cumple con estándares elevados de protección.

Yulia y Elena, cuyos nombres son otros, tenían planeado pedir asilo apenas bajaran del avión. Y así lo hicieron. Igual que en 2013 lo hizo “Gene”, el primer ruso que llegó a Argentina bajo identidad reservada. Como Alexander Eremeev y Dmitry Zaytsev lo hicieron en febrero de 2014, y Marina Mironova y Oxana Tomofeeva cinco meses más tarde.
El telón de acero pudo haber caído un cuarto de siglo atrás, pero las paredes de hierro de los armarios rusos permanecen intactas. Más aún, la suerte de la población LGTB (lesbianas, gays, transgénero y bisexuales) empeoró a partir de 2013, en medio de un clima de protestas contra el gobierno, cuando el Kremlin ajustó la legislación antigay en su afán por cerrar filas con la iglesia ortodoxa y los ultranacionalistas conservadores. En junio de ese año, el Parlamento -la Duma- votó una ley que prohíbe la difusión entre menores de cualquier información relacionada con la homosexualidad, que en la práctica supone la desaparición de gays y lesbianas del discurso público, la censura a todo tipo de expresión del activismo por la diversidad sexual y la impunidad garantizada para los crímenes de odio.
Mediante la persecución, la cuna del vodka y los nuevos multimillonarios está haciendo su aporte a una triste tendencia global: el número de personas LGTB que busca refugio se ha disparado en las últimas décadas, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Mariano Ruiz sale de una reunión a las apuradas y pide disculpas por la demora. Viene trabajando contra reloj para atender todas las consultas que llegan a la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) de lugares tan distantes como Jamaica, Rusia, Egipto o Ghana. Asegura que cada vez son más los interesados en conocer el proceso para asentarse en el país. Es que gracias a sus leyes en favor de la diversidad y al endurecimiento de las políticas migratorias en los Estados Unidos y Europa, la Argentina ha recobrado su fama histórica de tierra prometida.

“Como la ley migratoria argentina es bastante flexible, muchos ciudadanos rusos empezaron a llegar con el fin de solicitar refugio. La gran mayoría se contacta con nosotros porque trabajamos con otras organizaciones a nivel internacional”, dice Mariano, que es secretario de relaciones internacionales de la Federación y, por lo tanto, el encargado de coordinar esfuerzos con agencias locales y organizaciones hermanas en el exterior, como la canadiense Rainbow Railroad, que ha trasladado a decenas de chechenos a terceros países desde que el diario Novaya Gazeta denunciara en abril del año pasado la existencia de campos de tortura y exterminio para homosexuales en Chechenia.
Ramzán Kadyrov, líder checheno y aliado del presidente Vladimir Putin, negó el asunto hace unos meses, aunque de un modo que dejó perplejo al periodista de HBO que lo entrevistaba. La respuesta evasiva de Kadyrov sonaba a un reconocimiento de las acusaciones que recaían sobre su gobierno. “No tenemos esa clase de gente aquí, no hay gays, y si los hubiese, se los pueden llevar a todos a Canadá, lejos de aquí, para purificar nuestra sangre. Son demonios, no personas. Que Dios los maldiga por las cosas de las que nos acusan, responderán por ello ante el Altísimo”, sentenció el hombre, por Alá.
***
Una vez instaladas en el departamento de San Telmo que habían reservado por Airbnb, las chicas se dirigieron a la sede de la FALGBT, ubicada en un edificio antiguo de Avenida de Mayo al 800, donde las esperaba Mariano. Salieron del encuentro convencidas de que mucho dependería de ellas.
“Acá no hay dinero para los refugiados como en otros países. Eso nos sorprendió”, admite Elena. Por medio de la Federación, la pareja fue contratada para trabajar de intérprete con rusos recién llegados y asistir a una familia de refugiados chechenos. Elena, graduada de psicóloga, tiene además una paciente ucraniana. Yulia, por su parte, enseña ruso a un adolescente argentino. Antes de esas oportunidades, con un español mínimo, Elena se estrenó como niñera y Yulia fregó pisos y azulejos ajenos durante un par de meses.

Con todo, no perciben un ingreso fijo. Es poco frecuente que un empleador quiera tener entre los suyos a una persona con residencia precaria que apenas habla el idioma local, como es el caso de las chicas. Para acceder a un empleo formal, primero esperan recibir la ciudadanía argentina, que de acuerdo a la ley es a partir de los dos años de residencia. Pero el proceso, que depende de la impredecible burocracia argentina, puede estirarse hasta el hartazgo.
Mientras se define su situación, Yulia y Elena recurren a la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), una organización cristiana con sede en Maryland, Estados Unidos, que asiste a los refugiados que viven en la Argentina -los últimos números dados a conocer por la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare) indican que entre 2012 y 2016 unas 6093 personas pidieron refugio en el país, de las cuales 803 obtuvieron en efecto el estatus de refugiado-. La ayuda les sirvió para conseguir el subsidio habitacional, aprender algo de castellano y saber cómo preparar un currículum y presentarse a una entrevista de trabajo.
Mariano -31 años, serio, la mirada enfática- habla de lo complicado que es para los refugiados levantar cabeza en el país, pero establece una diferencia entre loscompañeros, como él llama a los solicitantes de asilo LGTB. “Los compañeros que vienen de África o el Caribe tienen que escapar porque viven en una situación violenta que les puede llegar a costar la vida. Entonces salen con lo puesto, sin dinero. Cuando llegan a Argentina tienen que acudir a Acnur, que les da ayuda humanitaria básica. La mayoría de las personas rusas que llega acá habla más de un idioma o tuvo una educación formal, universitaria en general, y es de clase media para arriba. El nivel de vulnerabilidad que pueda tener una persona de un país africano o centroamericano es distinto. Lo que para una persona jamaiquina puede estar bien vivir en una pensión en Constitución, para una persona rusa no. Algunos de los compañeros jamaiquinos son trabajadores sexuales. Es su medio de subsistencia”.
***
Para llegar al departamento donde viven las chicas desde hace un año, en un complejo próximo a la estación de Once, hay que cruzar un pasillo angosto a cielo abierto y subir hasta el primer piso por una escalera de metal. Al entrar, la propuesta a los visitantes es quitarse los zapatos, como manda la tradición rusa, y dejarlos en un rincón. El espacio es pequeño: una cocina, una mesita suspendida con una notebook encima, tres banquetas, un banco tapado por una pila de ropa, una copia de la novela El precio de la sal, de Patricia Highsmith, primer libro que Elena lee en castellano, y una alacena que exhibe las compras del mes; más allá, el cuarto de la pareja; por último, el baño, diminuto. Es todo lo que hay.
Se podría esperar que la colectividad rusa en la Argentina -alrededor de 300 mil entre migrantes originarios y descendientes, la diáspora rusa más grande de América Latina- pusiera a disposición de Yulia y Elena las instituciones comunitarias, colaborara con su inserción o al menos las recibiera con un abrazo después de un viaje tan largo. Eso no ocurre. Ellas cuentan que una conocida, también solicitante de asilo, se acercó a la Casa de Rusia, un centro cultural que funciona bajo la órbita de la embajada, y los propios compatriotas le cerraron la puerta. Antes de eso, se molestaron en preguntarle qué la había traído a Buenos Aires. Respondió con la verdad: escapaba de Rusia por ser lesbiana.
-¿Qué le dijeron?
-Aquí, nunca -dice Elena.
Los rusos en la Argentina, dicen las chicas, mantienen lazos con Rusia y con la iglesia ortodoxa. “Mejor tenerlos lejos”. En cambio, se sienten a gusto con el particular humor de los porteños, puro reflejo del ritmo hiperquinético de la ciudad. Lograron descifrarlos. Detrás de esa apariencia irritable, incluso desinteresada, hay gente solidaria que se horroriza cuando escuchan a Yulia y Elena contar su historia. “Apenas llegamos a Buenos Aires mis amigos me preguntaban si era cierto eso que leían de la Argentina, si acá podía decir abiertamente que era lesbiana y que tenía novia. Les dije que sí, que casi siempre, con casi todos. Claro que hay personas homofóbicas, pero estamos protegidas. En la Argentina tenemos derechos”, dice Yulia, que aunque es la mayor, con 33, parece una adolescente: es menuda y viste de jean y remera rosa. Las gafas le dan un aire aniñado a su rostro blanco de porcelana. Puede dar la impresión de reservada. Pero en verdad, habla poco español. Le resulta difícil, pese a ser profesora de idiomas, de inglés y alemán.
La madre de Yulia sabe de Elena. Su única hermana, la primera de la familia en dejar Rusia, también. La diferencia es que todavía lo niega, cree que Yulia está atravesando una suerte de fase experimental o que es bisexual. Hace años se mudó a los Estados Unidos, donde se casó con un norteamericano, tuvo una hija y se hizo pentecostal. Su cuñado le dijo una vez a Yulia que no era posible que le gustasen las mujeres, por una simple razón: era demasiado linda.
“Mi hermana piensa que no soy normal. Nunca me pregunta por Elena. Dice que tengo que casarme y formar una familia”, cuenta mientras sirve té negro en unas tazas algo ajadas. “En Rusia a veces inventaba que tenía novio. Otras, que estaba soltera. Pero eso también es un problema. Las personas te dicen que tenés que ir pensando en casarte, en tener hijos. Enseguida quieren buscarte un marido”.
Para Elena fue más duro despedirse de sus padres. Los reunió una tarde en la casa de su infancia y les dijo que había ganado una beca para estudiar castellano en Buenos Aires, que se iría a Sudamérica por un tiempo. Como es costumbre entre los homosexuales rusos, dijo las cosas a medias e inventó otro tanto.
Los ojos del mundo están puestos en Rusia por el Mundial de Fútbol y se reforzó la vigilancia sobre aquellos grupos que pueden arruinarle la fiesta, como los opositores, los activistas por los derechos humanos, ciudadanos descontentos y, a la cabeza, los homosexuales. El riesgo sigue siendo alto para la comunidad LGTB. Svetlana Zajarova, vocera de la Red LGTB de Rusia, una organización de apoyo, afirma que la discriminación y el hostigamiento que sufre el colectivo van en aumento. “La Red hace todos los años una investigación para conocer la situación de la población LGTB y la cantidad de delitos de odio se ha ido incrementando. Las personas que cometen estos crímenes saben que las autoridades no actuarán”, dice del otro lado del teléfono.
Yulia y Elena extrañan Tomsk. Sobre todo, a sus padres y amigos.
-Dentro de veinte años puede ser que regresemos. Ahora es imposible -dice Elena.
-¿Piensan casarse?
-¡Queremos casarnos! – y a Elena se le ilumina la mirada, como si hubiera estando esperando esa pregunta -. Pero no tenemos dinero. Primero tenemos que conseguir un trabajo estable.
De repente, el sol tiñe las paredes de la sala de un anaranjado rabioso, antes de esconderse y dejar al departamento en penumbras.
-Queremos una fiesta de casamiento. Un casamiento como todo el mundo -remata Yulia, que le dirige una sonrisa a su compañera.
***
Pasó un mes. Las chicas están más animadas. Yulia batalla contra los tiempos verbales y Elena la corrige, aunque su castellano progresó notablemente. Es la primera vez en sus vidas que participan de una marcha del orgullo y no quieren perderse la carroza de la FALGBT que desfila entre una marea de 150 mil personas. Sobre la vereda, Yulia eleva la voz para ganarle a la música y larga la buena noticia: “Nos vamos a casar”. Para confirmarlo, alzan las manos y muestran las alianzas. La idea también las sorprendió a ellas. Es que Yulia, recomendada por una amiga ucraniana que hace años vive en Argentina, pasó las pruebas y comenzará a trabajar en una multinacional con gente de otros países, donde hablará varios idiomas. Al estar legalmente unidas en matrimonio podrán compartir obra social. Con un salario asegurado, además, podrán ahorrar y, claro, organizar la fiesta de casamiento.
Como los millones que cruzaron océanos y fronteras para probar suerte en el fin del mundo, Yulia y Elena se van acostumbrando a la idea de quedarse. El paisaje de hormigón no les parece tan triste, los contrastes latinoamericanos ya no les llaman la atención y su acento es marcadamente rioplatense. Aun así, hay un gesto de preocupación en la cara de Elena. “Lo que queríamos y lo que tuvimos que hacer son dos cosas distintas”, reconoce. Espera que le llegue su oportunidad, como a Yulia. “Es que siento que me sobra mucho tiempo”, y se vuelve hacia las banderas arcoíris y los carteles que denuncian los travesticidios. Ahora saludan con un beso y se alejan por la Avenida de Mayo, bordeando los camiones y los torsos desnudos, hasta que se pierden. Después de todo, ellas también están ahí, juntas, para marchar.
You may like
-
Inspección General planteó requisitos para habilitar la gastronomía en terrazas de edificios
-
Inflación y precios: las empresas ya validan un dólar de 450 pesos para sus productos importados
-
Fallecio Tristan
-
Histórico reconocimiento: el predio de la AFA en Ezeiza se llamará “Lionel Messi”
-
“Manino” Iriart, en Córdoba junto a Daniel Scioli
-
Extraen restos del gliptodonte hallado en Plaza España: tiene más de 20.000 años
Mundo
La brigada de élite rusa que alguna vez fue temible resultó absolutamente destruida en Ucrania
Published
3 meses agoon
16 diciembre, 2022By
Ruben Muñoz
Submarinos con armas nucleares entran y salen de las gélidas aguas de la costa de la península rusa de Kola, en el extremo norte de Europa. Misiles capaces de destruir ciudades se almacenan por docenas en búnkeres excavados en las colinas del interior.
Desde la Guerra Fría, este arsenal ártico ha estado protegido por una unidad de combate considerada una de las más formidables de Rusia -la 200ª Brigada Separada de Fusiles Motorizados– hasta que envió sus mejores cazas y armas a Ucrania este año y fue efectivamente destruida.
La 200ª fue una de las primeras unidades en sumergirse en Ucrania el 24 de febrero, como parte de un temible asalto a la ciudad de Kharkiv. En mayo, la unidad se tambaleaba de vuelta a través de la frontera rusa desesperada por reagruparse, según documentos internos de la brigada revisados por The Washington Post y detalles no revelados anteriormente proporcionados por oficiales militares y de inteligencia ucranianos y occidentales.
Un documento que detalla un inventario de sus filas realizado a mediados de la guerra muestra que a finales de mayo quedaban menos de 900 soldados en dos grupos tácticos de batallones que, según funcionarios occidentales, habían partido de la guarnición de la brigada en Rusia con más de 1.400 efectivos. El comandante de la brigada estaba gravemente herido. Y algunos de los que aún se contabilizaban como parte de la unidad figuraban como hospitalizados, desaparecidos o “refuseniks” que no estaban dispuestos a luchar, según el documento, parte de una colección de archivos militares rusos internos obtenidos por los servicios de seguridad de Ucrania y facilitados a The Post.
Te puede interesar: Rusia volvió a bombardear Kiev y otras regiones ucranianas: al menos dos muertos y cortes de agua y electricidad
El colapso de la brigada refleja en parte la dificultad de su misión en la guerra y la valiente actuación de los militares ucranianos. Pero un examen más detallado de la 200ª brigada muestra que su destino también estuvo determinado por muchas de las mismas fuerzas que hicieron descarrilar los planes de invasión del presidente ruso Vladimir Putin: corrupción endémica, errores de cálculo estratégicos y la incapacidad del Kremlin para comprender las verdaderas capacidades de su propio ejército o las de su adversario.
Tras meses de ceder territorio y perder miles de tropas, Putin intenta ahora salvar sus grandiosos objetivos con una fuerza que se parece a la 200ª: muy mermada, considerablemente desmoralizada y repleta de reclutas inexpertos.

Esta reconstrucción de la aniquilación de la brigada se basa en el fondo documental, en entrevistas con miembros de la unidad y sus familias, así como en relatos de oficiales de las unidades militares ucranianas que se enfrentaron a la 200ª en combate. La mayoría habló bajo condición de anonimato para hablar de información confidencial o, en el caso de los soldados rusos, para mantener su propia seguridad. El Ministerio de Defensa ruso no respondió a las solicitudes de comentarios.
El registro revela una brigada en crisis, según los funcionarios y expertos que examinaron los documentos a petición de The Post.
“Apenas cuentan con el 60% de sus efectivos y se ven obligados a depender de refuerzos que no son suficientes”, declaró en una entrevista Pekka Toveri, ex director del servicio de inteligencia de defensa de Finlandia. “Hay hombres que se niegan a luchar, hombres que han desaparecido. Todo esto nos dice que para Rusia la guerra ha ido terriblemente mal”.
La guerra siguió empeorando para la 200ª.
El comandante de la unidad sufrió heridas tan graves en la cabeza en un ataque que quedó vomitando, desorientado e incapaz de recordar los acontecimientos del campo de batalla, y pronto tendría que ser hospitalizado, según muestran los documentos internos de la brigada. Muchas de las armas más potentes de la unidad, incluidos lanzacohetes móviles y tanques, fueron destruidos o capturados.
En los meses transcurridos desde el inventario de mayo, la brigada ha sufrido nuevas pérdidas en enfrentamientos como un tiroteo en julio en la aldea nororiental de Hrakove, y fue una de las fuerzas rusas derrotadas en la ofensiva ucraniana de septiembre para recuperar amplias zonas de la región de Kharkiv.
Te puede interesar: Ucrania aseguró que Rusia está agotando sus municiones y su arsenal de guerra alcanzará solo para tres bombardeos
Mientras tanto, la brigada se degradaba desde dentro. Las tropas cualificadas y los oficiales profesionales enviados a la batalla al principio de la guerra con tanques T-80BVM de última generación han dado paso a un grupo de reclutas mal entrenados que han entrado en servicio con equipos míseros o anticuados.
Algunos de los propios soldados de la brigada describen su estado como calamitoso.
“La unidad está en un estado de decadencia”, dijo un soldado que ahora sirve en la 200 después de haber sido reclutado en virtud de las órdenes de movilización que Putin emitió en septiembre. A él y a otros les dieron inicialmente “cascos pintados de 1941 y chalecos sin placas”, dijo en una entrevista con The Post este mes. “Ni siquiera nos están entrenando. . . . Simplemente te dicen: ‘Ahora eres un tirador. Aquí tienes, aquí tienes una ametralladora’”.
En una guerra que ha sido desastrosa para gran parte del ejército ruso, destaca el desmembramiento del 200º. Entró en el conflicto con mejor entrenamiento, equipos más nuevos y más experiencia -incluidas misiones de combate previas en Ucrania– que la mayoría de las demás unidades. Ahora, dada la magnitud de sus pérdidas, dijo un militar europeo, “no puede considerarse una fuerza de combate”.
En guardia
En tiempos de paz, la 200ª está acuartelada en bases espartanas situadas dentro del Círculo Polar Ártico, a menos de 16 kilómetros de la frontera rusa con Noruega. Su ubicación en el municipio de Pechenga, al noroeste de Murmansk, subraya su misión: servir de cuña entre las potencias de la OTAN situadas al oeste y las bases de la Flota del Norte rusa en el Mar de Barents.
Los puertos, que sirvieron de punto de partida para el submarino ficticio de “La caza del Octubre Rojo”, tienen una importancia existencial en la doctrina estratégica rusa. La Flota del Norte constituye el núcleo de la capacidad nuclear de “segundo ataque” de Rusia, lo que significa que se espera que sus submarinos maniobren en el Atlántico y desencadenen una descarga final cataclísmica si Estados Unidos consigue derribar los silos de misiles terrestres rusos.

La 200ª forma parte de un sistema interconectado de defensas para la flota y sus bases, que también se basa en su ubicación remota, capas de seguridad perimetral y unidades adicionales en la península de Kola.
A pesar de lo que está en juego en esta misión en el Ártico, el Kremlin ha recurrido repetidamente al 200º para misiones prioritarias. Los oficiales fueron enviados a Siria para ayudar al presidente Bashar al-Assad a mantener su control del poder y, según funcionarios ucranianos y un informe del medio de investigación Bellingcat, la unidad participó clandestinamente en el intento de Rusia en 2014 de apoderarse de territorio en la región oriental ucraniana de Donbás.
En enero de este año, dos grupos tácticos de batallones fuertemente armados de la 200ª empezaron a embarcar en trenes con destino a la frontera ucraniana. Las imágenes en línea muestran vagones de plataforma que transportan tanques a través de un paisaje barrido por la nieve y soldados jugando a las cartas en cabinas de pasajeros abarrotadas.
A estas tropas, como a otras de la fuerza invasora, se les hizo creer que se desplegaban para participar en simulacros, según funcionarios ucranianos que citan relatos de soldados de la 200 capturados. Sólo a las 3 de la madrugada del 24 de febrero se les dijo: “Habrá disparos”, dijo un oficial.
Un convoy de unos 100 vehículos de la brigada comenzó a cruzar la frontera esa mañana. Fotos tomadas por civiles muestran uno de los tanques de la unidad siendo utilizado para establecer un control de carretera en las afueras del norte de Kharkiv – un intento de imponer el orden que pronto resultó inútil.
Al final del día, varias unidades de la 200ª habían sido emboscadas o atacadas, docenas de soldados muertos o heridos, y equipos como tanques y lanzacohetes móviles “Grad” destruidos o abandonados en las carreteras, según relatos ucranianos y occidentales.
La devastación se debió en parte a que a la 200ª le tocó una de las tareas más difíciles de la invasión. “El frente que se les asignó resultó estar bien defendido con ucranianos muy motivados”, declaró un alto funcionario de los servicios de inteligencia europeos.
El plan de guerra ucraniano se organizó sobre todo en torno a la protección de Kiev, la capital del país, pero también exigía que varias unidades blindadas, incluida la 92ª Brigada Mecanizada, centraran su potencia de fuego en la defensa de la segunda ciudad más grande de Ucrania: Jarkiv.
El castigo infligido a la 200ª en esas primeras batallas y en docenas más de las que siguieron sigue siendo un motivo de orgullo marcial para los altos mandos ucranianos. “¿Qué hay que saber de ellos?”, dijo recientemente en una entrevista el coronel general Oleksandr Syrsky, que posteriormente dirigió la ofensiva de Kharkiv, cuando se le preguntó por el 200º. “Huyen muy bien”.
La brigada también se vio lastrada por problemas que aquejaban a otras unidades rusas. Estaba escasa de alimentos y combustible después de consumir o vender almacenes críticos en las semanas previas a la invasión, dijeron los oficiales. La decisión de Putin de mantener a oscuras incluso a los asesores de alto rango dejó a los comandantes escaso tiempo para preparar a las tropas, por no hablar de coordinar los planes de ataque con otras unidades.

Sorprendida por la resistencia ucraniana, la 200ª brigada pasó las semanas siguientes rechazando nuevos ataques mientras se atrincheraba en posiciones defensivas al norte de Kharkiv, según los oficiales. Fue durante este período cuando el comandante de la brigada, el coronel Denis Kurilo, de 44 años, resultó gravemente herido en un ataque que, según las autoridades occidentales, destruyó su vehículo. Las autoridades ucranianas informaron inicialmente de que el ataque se había producido a finales de marzo y que Kurilo había muerto. Pero los registros internos de la brigada hacen referencia a una “herida de combate con fecha de 22 de abril” que finalmente requirió su hospitalización.
En el cuartel general de la brigada sólo se hicieron públicos indicios de la matanza. A mediados de marzo, el gobernador de la región rusa de Murmansk, en la que se encuentra la guarnición de la 200ª, anunció en Internet que tres soldados y un oficial habían muerto en Ucrania, calificándolos de “auténticos héroes”.
Pero éstas eran sólo una pequeña parte de las bajas reales.
Los registros internos de la brigada incluyen un recuento detallado del personal superviviente en mayo, después de que se hubieran retirado a través de la frontera rusa hacia la región de Belgorod. La autenticidad de los documentos fue confirmada por funcionarios de seguridad occidentales.
Una página incluye una tabla en la que figuran 892 militares aún “presentes” y adscritos a los dos grupos tácticos de batallones que se habían desplegado desde Pechenga en el periodo previo a la guerra. Funcionarios de los servicios de seguridad europeos que vigilan de cerca al 200º dijeron que esas dos unidades habían partido con un total de 1.400 a 1.600 soldados.
Un oficial describió como “catastrófico” el daño que esas pérdidas habrían hecho a la eficacia y la moral de la unidad.
Entre los que quedan, la tabla enumera 21 como hospitalizados, seis como desaparecidos y nueve como “refuseniks”. También muestra que la brigada estaba esperando 138 refuerzos, aunque no indica su formación o procedencia.
En la parte superior del documento se indica que Kurilo debía aprobarlo el 28 de mayo, lo que sugiere que seguía en la unidad a pesar de su reciente lesión. Sin embargo, un expediente médico que se conserva indica que sufría graves síntomas de una “lesión craneoencefálica”, como náuseas, vómitos, pérdida de memoria y “desorientación a corto plazo”. Dice que abandonó la unidad el 11 de julio para recibir tratamiento en el hospital militar Burdenko de Moscú y que fue dado de alta a finales de agosto. El expediente médico también dice que sus funciones fueron asignadas temporalmente a otro oficial.
No fue posible contactar con Kurilo, cuyo pasaporte y currículum militar también aparecen en el archivo, para que hiciera comentarios. El miércoles, una mujer que se identificó como su esposa respondió a un número asociado a Kurilo. Dijo que no había servido con el 200º desde hacía aproximadamente medio año, periodo que se correspondería con el comienzo de su hospitalización. Dijo que desde entonces había sido trasladado a otra unidad militar y que estaba ilocalizable.
El avatar de la cuenta de WhatsApp de Kurilo es un signo “Z” utilizado por las fuerzas rusas en Ucrania, junto con palabras rusas que significan “por la victoria”.
A pesar de la aparente exactitud del registro del pase de lista de la brigada, faltan llamativamente algunas categorías. No dice cuántos soldados habían formado parte inicialmente de los dos grupos tácticos del batallón, y no menciona a los heridos o muertos hasta ese momento en combate.
Toveri, ex jefe de inteligencia de Finlandia, dijo que el registro parece representar un esfuerzo de los comandantes para hacer un balance de su fuerza sin tener en cuenta las causas de su desgaste.
“Se limitaron a hacer una nueva contabilidad”, dijo Toveri, añadiendo que hacerlo sería coherente con una cultura militar rusa considerada más insensible que sus homólogos occidentales a las bajas. “Llevaban tres meses en guerra y no mencionaban a ningún muerto en combate”, dijo Toveri. “Lo pasado, pasado está”.
Las pérdidas crearon una crisis en dos frentes para el 200º: La brigada se esforzaba por encontrar refuerzos en Murmansk, al tiempo que se ordenaba a los batallones desintegrados de Belgorod que regresaran a Ucrania.
Confianza y masacre
En un signo de creciente desesperación, la brigada comenzó a formar en junio lo que denominó un “batallón mixto de voluntarios”, que incluía marineros sacados de los buques de la Flota del Norte, especialistas en logística de los depósitos y otras personas a menudo obligadas a entrar en acción a pesar de tener poca o ninguna experiencia o formación en combate terrestre, según funcionarios occidentales.
Los restos del batallón en Belgorod volvieron a Ucrania a finales de la primavera y tomaron posiciones cerca de la frontera con Rusia.

Los militares ucranianos describieron la fuerza del 200º que regresó, aunque degradada, como más profesional que los separatistas apoyados por Rusia a los que se habían enfrentado anteriormente en las afueras de Kharkiv.
Según Taras Shevchenko, comandante de una unidad de artillería y reconocimiento de la 127ª Brigada de Defensa Territorial Separada de Ucrania, los soldados de la 200ª fuerza eran menos propensos a hablar por teléfono, tenían una potencia de fuego mucho mayor y demostraron ser expertos en el tiro al blanco.
A principios de junio, dijo, su unidad se encontró con la 200ª en el pueblo de Velyki Prokhody, al norte de Kharkiv. Los ucranianos fueron sorprendidos con la guardia baja por una ráfaga de ataques, incluido uno que derribó el tercer piso de un edificio que utilizaban como base de operaciones, dijo Shevchenko, lo que le causó una conmoción cerebral.
Tras una serie de intercambios inconclusos, Shevchenko dijo que convenció a las unidades de artillería ucranianas para que mantuvieran el fuego durante varios días, con la esperanza de crear la impresión de que les quedaba poca munición mientras se utilizaban drones cuadricópteros para obtener una visión más clara de las posiciones rusas.
Durante la tregua, las imágenes de vigilancia mostraron que las tropas del 200º habían bajado la guardia.
“Nada les atacaba, así que podían tomar el sol sin peligro”, dijo Shevchenko. “Se duchaban al aire libre. Corrían sin chalecos antibalas, sin cascos”.
Las fuerzas ucranianas aprovecharon la situación y desataron un bombardeo de 40 minutos con morteros, tanques y piezas de artillería de la época soviética, y al día siguiente, al caer la noche, lanzaron un ataque de seguimiento.
“No sabían adónde huir”, dijo Shevchenko. Tras la liberación de la aldea, habló con los residentes, que estimaron que unos 100 soldados rusos habían muerto como resultado del enfrentamiento de dos días, aunque no hay cifras oficiales. Dijo que los ataques desmantelaron vehículos que podrían haber evacuado a los heridos. “Los lugareños dijeron que muchos murieron durante la noche”, dijo Shevchenko. “Murieron desangrados, porque a los heridos no pudieron evacuarlos”.
En esa secuencia, la 200ª había demostrado que podía ser letalmente eficaz y fatalmente indisciplinada. Esta actuación errática es característica de una unidad que los responsables de seguridad occidentales describen como una de las brigadas rusas de mayor rendimiento pero que, sin embargo, está plagada de podredumbre y disfunciones sistémicas.
Adscritas a la élite de la Flota del Norte, las tropas de la 200ª reciben equipo y entrenamiento especiales para las condiciones del Ártico y a menudo son las primeras en la fila para el equipo más avanzado de Rusia. En 2017, la brigada fue la primera de las fuerzas armadas rusas en recibir los nuevos tanques T-80BVM que salían de las líneas de montaje.
Y, sin embargo, los occidentales que se aventuraron a Pechenga antes de que Rusia restringiera los viajes describen la base como una guarnición sombría donde los oficiales descuidaban la moral de las tropas y los soldados podían parecer despistados sobre la identidad y la misión de la brigada.
Thomas Nilsen, editor del Barents Observer, un sitio noruego de noticias que sigue de cerca a la 200ª brigada, describió un encuentro hace varios años con soldados en un bar cercano a la base que no tenían ni idea de su proximidad a la OTAN, hasta que sacó un mapa de su teléfono para mostrárselo.
En 2020, tres militares murieron -uno de ellos por suicidio y otro por asfixia con vómito- y varios resultaron heridos en incidentes que suscitaron preocupación por las condiciones y la seguridad de la brigada, según una investigación del medio de noticias ruso Sever.Realii. Un soldado quedó ciego y otro perdió una mano mientras entrenaba con un dron en miniatura armado con explosivos de gran potencia.
Ese mismo año, un suboficial del 200 publicó vídeos en las redes sociales en los que acusaba a sus superiores de negligencia y corrupción. Uno de ellos mostraba escenas de miseria en apartamentos reservados para oficiales, con electrodomésticos oxidados, moho trepando por las paredes y montones de basura metidos en unidades desocupadas.
“Así es como viven los alféreces y oficiales del ejército ruso”, decía en el vídeo el suboficial Mikhail Balenko, describiendo el complejo con un improperio. “El comandante de la brigada ni siquiera viene aquí. No le importa cómo viven sus subordinados”.
En otro vídeo, Balenko acusó a los comandantes de robar suministros, sobornar a inspectores militares y vender combustible destinado a los vehículos de la brigada. Balenko no respondió a los intentos de contactar con él para hacer comentarios.
La guerra parece haber exacerbado estos problemas de moral y cohesión.
Decenas de soldados de Pechenga se negaron a desplegarse durante los primeros meses de la invasión, según funcionarios de los servicios de seguridad occidentales. No está claro qué ocurrió con ellos.
Los mandos ucranianos describieron batallas en las que los soldados del 200º no quisieron luchar o desafiaron las órdenes. A mediados de julio, una unidad de reconocimiento ucraniana captó el audio de un comandante de tanque ruso en Hrakove gritando a sus subordinados.

“¿Tengo que enseñaros a matar ucranianos? Me subiré yo mismo al tanque”, gritó el comandante, poco antes de que el tanque fuera destruido por un misil Javelin, según Oleksandr, un explorador de reconocimiento de la 92ª Brigada Mecanizada de Ucrania, que habló con la condición de que no se publicara su apellido para mantener su seguridad.
Al final de esa batalla, docenas de soldados rusos habían muerto o resultado heridos y 12 tanques habían sido destruidos, dijo Oleksandr, añadiendo que otras intercepciones indicaban que numerosos soldados se habían negado en algún momento a utilizar sus armas.
Los documentos de la brigada también dejan entrever una agitación interna. Un conjunto de archivos enumera las denuncias penales presentadas ante la fiscalía militar rusa en relación con cuatro soldados del 200º: un teniente superior, dos cabos y un soldado raso.
Dos fueron acusados de “venta ilegal de explosivos” y otros dos de “abandono no autorizado de unidad militar”. Los documentos indican que los fiscales declinaron presentar cargos contra los soldados, aunque no se citan los motivos. Los apellidos de los soldados aparecen en los registros, pero los intentos de localizarlos fueron infructuosos.
El recuento exacto de bajas de la 200ª brigada sigue siendo difícil de obtener. La brigada no ha publicado ninguna cifra y el gobierno de Murmansk sólo ha reconocido la muerte de un puñado de soldados en declaraciones públicas.
Sin embargo, ha habido otros indicios de los efectos de la guerra en las familias de los militares de Múrmansk. A finales de agosto, la legislatura regional aprobó una ley que ofrecía comidas gratuitas a los escolares cuyos padres estuvieran sirviendo en Ucrania o hubieran muerto o resultado heridos, y anunció que 1.274 estudiantes cumplían los requisitos.
Aniquilados
La participación del 200º en el asedio de Kharkiv concluyó en septiembre, cuando fue derrotado cerca de Kupiansk en la ofensiva ucraniana, dijo el coronel Pavlo Fedosenko, comandante de la 92ª Brigada Mecanizada de Ucrania, la unidad que asestó el golpe y que se ha enfrentado al 200º más que ninguna otra.
Después, sólo quedaron fragmentos de un único batallón, compuesto por una mezcolanza de soldados que se parecían muy poco a las hábiles unidades que habían partido hacia Ucrania siete meses antes, dijo Fedosenko.
La mayoría de los oficiales de la unidad habían muerto o resultado heridos, dijo Fedosenko, y alrededor del 70% de su equipo -incluidos unos 32 tanques y 100 vehículos- había sido destruido o capturado.
“No queda nada de esa brigada”, dijo en una entrevista reciente con The Post. “Está completamente aniquilada”.
Funcionarios de seguridad occidentales ofrecieron evaluaciones similares. Debido a que se perdieron tantos soldados contratados y miembros de alto rango de su cuadro de oficiales, “llevará años reconstruir la 200ª”, dijo un alto funcionario de inteligencia europeo.
El 17 de septiembre, Kurilo dejó el mando de la brigada para convertirse en subjefe de otra división de fusiles de motor, según una copia de una orden del ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, que se encontraba en el fondo documental.
Más tarde aparecieron restos de la 200ª en la región de Luhansk, donde las comunicaciones interceptadas facilitadas al Post por un oficial militar ucraniano mostraban a oficiales rusos enfurecidos por la insubordinación. En un intercambio, un comandante de regimiento reprende a un subordinado por el abandono de sus posiciones por parte de los soldados.
“Estoy cansado después de un mes y medio con esta gente”, dice el comandante. Continúa describiendo cómo se deshacen los pelotones y sus esfuerzos por arrastrar a los soldados de vuelta a la batalla. En un caso, “había 30 personas que abandonaban sus posiciones, y ahora son más de 60, 75, tal vez todo el pelotón”, dijo. Tras enumerar problemas similares en otras unidades, dijo: “¿Qué coño estás haciendo? ¿Vas a reunir al batallón o no?”.
Al menos 20 soldados del 200º resultaron heridos en recientes escaramuzas en Luhansk, según el oficial de inteligencia ucraniano. En una hoja informativa facilitada por el funcionario figuran los nombres y las fechas de nacimiento de los soldados heridos; sus edades oscilan entre los 20 y los 50 años.
Contactado por The Post, uno de esos soldados reconoció que estaba en casa recuperándose, pero se negó a hablar en detalle de su despliegue o de sus heridas. Se describió a sí mismo como “una persona civil. Tengo familia, hijos. Nunca se me había pasado por la cabeza la necesidad de ir a luchar” antes de verse arrastrado por la movilización de Putin.
“Cuando estaba en el hospital, había gente de Moscú, gente sencilla, algunos trabajaban reparando coches o en otros sitios”, dijo. “Los sacaron de su vida civil y los enviaron a ‘tomar pueblos’”. A muchos les aseguraron que “íbamos a estar en la retaguardia, no en primera línea”, dijo. “Pero resultó ser todo lo contrario”.
El soldado, que podría ser encarcelado si se le sorprende hablando sobre la guerra, formaba parte de un grupo de unos 500 reclutas que fueron enviados a Ucrania en octubre como parte de otro intento de reabastecer a la 200ª en ese país, según funcionarios de seguridad occidentales. La salida de los reclutas de la península de Kola coronó un notable vaciamiento de una unidad que se supone que defiende la frontera de Rusia con Noruega, un país de la OTAN, y con Finlandia, que ahora pretende unirse a la alianza.
En agosto y septiembre, Rusia trasladó un escuadrón de bombarderos capaces de transportar armas nucleares a una base aérea cercana a Finlandia, según imágenes de satélite y un informe de la prensa israelí. Funcionarios occidentales dijeron que lo interpretaban como una señal de que Rusia probablemente dependerá más que nunca de la disuasión nuclear en la península de Kola, dado el estado reducido de la 200ª y otras unidades.
“En la región de Murmansk tenemos ahora nuestras fronteras desnudas”, dijo el soldado herido. “Ahora están todas vacías. No queda nadie allí”.
(C) The Washington Post.-
Autores: Greg Miller, Mary Ilyushina, Catherine Belton, Isabelle Khurshudyan y Paul Sonne.-
FUENTE INFOBAE
noticiasxfn.com no se hace responsable del contenido de los artículos generados por terceros
canalxfn.com no se hace responsable del contenido de los artículos generados por terceros
caprica.org.ar no se hace responsable del contenido de los artículos generados por terceros
Mundo
Mundial Qatar 2022: cómo es vivir el máximo certamen del fútbol durmiendo en un container por 200 dólares la noche
Published
4 meses agoon
23 noviembre, 2022By
Maru Valle
Después de reservar su vuelo a Doha para presenciar la Copa del Mundo, Sheng Xie, un aficionado al fútbol de 33 años de Vancouver, buscó alojamiento en el sitio web oficial del torneo.
Sheng rápidamente se decidió por un lugar relativamente accesible llamado Fan Village. La habitación de la foto se veía funcional y limpia. Había dos camas individuales, WiFi, aire acondicionado y heladera, todo por unos 200 dólares la noche.
No se dio cuenta de que estaba, esencialmente, dentro de un contenedor para transporte marítimo o terrestre.
“¿Qué reservé?”, se preguntó Xie en las últimas semanas, cuando comenzó a ver fotos en las redes sociales de su alojamiento en construcción.
Lo que encontró cuando llegó a Qatar fue un mar de coloridas cajas de metal, alineadas una al lado de la otra en ordenadas filas, con letras y numeradas, que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Su contenedor fue uno de los miles instalados apresuradamente en un campo abierto, de tierra, cerca del aeropuerto. Los trabajadores dijeron que había 4000 de ellos. Un mapa en la entrada mostraba planes para más de 7500, además de una sección reservada para los empleados. Era como una ciudad de Lego de un piso.
Los visitantes se hospedan en tiendas de lona adornadas con muebles, plomería, televisores y una heladera. Hay una pileta, un restaurante, una colección de tiendas emergentes y una “zona de diversión” con una gran hoguera y televisores de pantalla grande. Los precios anunciados esta semana fueron de más de 400 dólares por noche.
En el extremo inferior del espectro se encuentra Caravan City, una colección de 1000 remolques cuadrados blancos sobre ruedas. Los precios allí comenzaron en alrededor de 115 dólares la noche.
Pero la opción más común fueron los contenedores, que los organizadores han rebautizado hábilmente como “cabinas”. Son, esencialmente, parques de casas rodantes, campamentos temáticos de fútbol. Y hay tres de ellos alrededor de Doha.
El llamado Free Zone, donde se alojó Xie, tiene un ambiente silencioso, entre aviones que vuelan a baja altura que entran y salen del aeropuerto cercano, debido en gran parte a la falta de alcohol en las instalaciones. Los hoteles se encuentran entre los pocos lugares en Qatar donde se permite la venta de alcohol. Hay una especie de calle principal, un camino de césped amarillo que sirve como pasarela para una mezcla diversa de fanáticos del fútbol.
Gihana Fava y Renan Almeida, comprometidos para casarse el próximo año, llegaron desde Brasil. Al igual que Xie, reservaron su container sin saber muy bien qué esperar, pero el precio era correcto. Los hoteles en el centro de la ciudad estaban reservados o muy por encima de su presupuesto, dijo Almeida.
Después de un largo vuelo (y un vuelo perdido), pasaron casi tres horas parados en una fila para registrarse. Fava y Almeida finalmente consiguieron una llave, llegaron a una habitación y descubrieron que ya estaba ocupada.
Se encontró una nueva habitación, literalmente. Sin embargo, estaba en los límites del parque, muy lejos en S4, lejos de todo. Había camas gemelas, no la tamaño queen que habían reservado. Todo estaba cubierto por una capa perceptible de polvo. Los limpiadores aún no habían llegado a su unidad.
Fava expresó su preocupación de que alguien más pudiera recibir una llave equivocada y entrar a su unidad en medio de la noche. ¿Podrían dejar sus pertenencias de forma segura aquí cuando fueran a los partidos?
Alguien tocó la puerta. Fava y Almeida estaban seguros de que era otro invitado, mal enviado. Pero era un trabajador, asegurándose de que el aire acondicionado funcionara. Parecía estar funcionando.
Probaron la ducha, que lanzó un fuerte chorro de agua caliente. Ellos sonrieron.
“Le dije a Gihana que deberíamos bajar nuestras expectativas, esperar lo peor”, dijo Almeida. “Porque no es un hotel”.
The New York Times John Branch
canalxfn.com no se hace responsable del contenido de los artículos generados por terceros.
Noticiasxfn.com no se hace responsable del contenido de los artículos generados por terceros.
Caprica.org.ar no se hace responsable del contenido de los artículos generados por terceros.
Mundo
Fondos para adaptación climática y compensaciones por pérdidas y daños: los objetivos de Argentina en la COP27
Published
5 meses agoon
6 noviembre, 2022By
Maru Valle
Este domingo 6 y hasta el 18 de noviembre se celebrará en Sharm el Sheij, Egipto, la COP27. Se trata de la edición anual de la Cumbre Climática de las Naciones Unidas y es el espacio más significativo en donde líderes políticos, científicos y sociedad civil llevan adelante negociaciones para hacer frente a la crisis climática.
La urgencia climática por reducir las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) para mantener la temperatura global en los próximos años por debajo de los 2°C y en torno a 1,5°C con respecto a la Revolución Industrial se renueva cada año.
Hoy, el planeta no está cumpliendo con esa meta (la temperatura llegó a 1,2°C) y se agravan cada año las consecuencias climáticas: olas de calor, inundaciones, sequías, pérdida de cosechas.
Qué se discute en la COP27
Hay cuatro grandes tópicos que se discutirán durante las dos semanas que dure la COP27:
- Mitigación: los esfuerzos que debe hacer cada país para reducir las emisiones. Se buscará establecer metas y compromisos más ambiciosos, sobre todo de los países más desarrollados, principales emisiones de gases efecto invernadero a la atmósfera.
- Adaptación: se trata de las políticas, iniciativas y cambios que deben hacer los países y las regiones para amortiguar los efectos de la crisis climática. Históricamente, los más afectados son los estados pobres o en vías de desarrollo, con menos recursos para este tipo de políticas.
- Financiamiento: es el apoyo económico que los países más desarrollados (Norte global) y principales emisores deben brindar a los países menos desarrollados (Sur global) y más afectados. En 2009, las economías más fuertes del mundo se comprometieron a movilizar 100 mil millones de dólares cada año para financiar al Sur Global. Esto nunca ocurrió y es un reclamo constante. En esta COP comenzará a negociarse una nueva meta de financiamiento que deberá decretarse en 2025.
- Pérdidas y daños: es el ítem más sensible de esta COP y uno de los puntos de presión del Sur Global. Los países más desarrollados deben financiar no solo los esfuerzos para adaptación, sino también las consecuencias que el cambio climático está produciendo sobre los más desfavorecidos. Según informes de la ONU, el monto en conjunto con financiamiento debería aumentar a 300 mil millones anuales.
Qué negociará la Argentina en la COP27
Durante la COP27 la Argentina buscará hacer causa común con los países del Sur Global y reclamar a los países más ricos más fondos. Se alineará detrás de la premisa de responsabilidades comunes frente a la crisis climática, pero diferenciadas.
¿Qué significa? Que presionará para obtener fondos para la adaptación y mitigación al cambio climático, pero también para compensar las pérdidas y daños generados por la crisis ambiental. Especialmente las relacionadas con los cultivos y con la sequía que azota al país desde hace 3 años.
Este sábado por la tarde, el ministro de Economía, Sergio Massa, planteó el tema en una seguidilla de tuits. “El cambio climático está haciendo un gran daño en los sistemas productivos. (…) Vamos a exigir al Banco Interamericano de Desarrollo la apertura del proceso de desembolsos por emergencias climáticas, para poner a disposición la mayor cantidad posible de recursos con el fin de mantener en pie y produciendo a nuestras economías regionales”.
La comitiva oficial en la COP la encabezarán el ministro de Ambiente, Juan Cabandié, y la secretaria de Cambio Climático, Cecilia Nicolini, pero también habrá participación del gabinete de Agricultura.
Al respecto, Nicolini explicó a TN la postura de la Argentina frente a las negociaciones. “Estamos apuntando a medios de implementación y financiamiento. Necesitamos que estos mecanismos de financiamiento sean más ágiles, más rápidos y que trabajemos más en las grandes inversiones. La agenda de adaptación tiene que llegar al mismo nivel que la agenda de mitigación”.
Nuestro país hará causa común con Brasil y Uruguay para que se active el financiamiento en red y también un desembolso separado para daños y perjuicios, más allá del contemplado para adaptación.
Debido a la gran cantidad de deuda que la Argentina mantiene con organismos de crédito como FMI, el plan del Gobierno es impulsar iniciativas como el canje de deuda por acción climática. ¿Qué es? La posibilidad de intercambiar o perdonar deuda a cambio de iniciativas de mitigación.
Los compromisos que lleva la Argentina a la COP27
La Argentina se comprometió ante el mundo a ser carbono neutral para 2050. Esto significa que compensará la totalidad de los gases efecto invernadero que emite al ambiente con iniciativas que capturen carbono o que contribuyan a reducir estas emisiones. Por ejemplo, una matriz energética con preponderancia de energías renovables. Es una meta ambiciosa, considerando que hoy apenas el 16% de la energía proviene de fuentes renovables y de la importancia que el Gobierno atribuye a Vaca Muerta.
Otro de los compromisos del país es tener una emisión de 349 toneladas de CO2 para el 2030. Esta meta es insuficiente para mantener el calentamiento por debajo de los 1,5°C, como se comprometió el país en el Acuerdo de París en 2015.
Esta semana, el Ministerio de Ambiente presentó dos planes centrales que el país llevará a la COP27: el primero es la Estrategia a Largo Plazo 2050. Es decir, la hoja de ruta con acciones concretas para llegar a esa carbono neutralidad a la que se comprometió. El documento que se liberó a la prensa está incompleto y no especifica medidas.
La otra presentación fue el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático. Allí hay un diagnóstico de la situación actual del país frente a la crisis climática y también de qué manera contribuirá a reducir sus emisiones.
Se trata de 250 medidas que se organizan a través de 6 líneas estratégicas: transición energética, transición productiva, movilidad sostenible, territorios sostenibles, conservación de la biodiversidad, gestión sostenible de los sistemas alimentarios y bosques.
“La gran complejidad de esto es encarar la política climática con transformación de nuestra matriz productiva, pero que ello signifique fortalecer la industria”, explicó Nicolini. Y agregó: “Es un desafío y una gran oportunidad que se haga también en el marco de la transición justa, empleo genuino, más sostenible”.
El gran interrogante es cómo jugará Vaca Muerta, una fuente de energía fósil, en la transformación de la matriz energética. De acuerdo con la funcionaria, la Argentina quiere ofrecerse como proveedora de gas a Europa, la energía de la transición hacia las renovables. Sin embargo, según expertos transicionar hacia el gas no logrará los objetivos de bajar la temperatura global.
Los principales riesgos climáticos para la Argentina
En el Plan de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático, un apartado releva las principales problemáticas de la Argentina frente a la crisis:
- Más y mayores incendios
- Mayores sequías, aumento de temperatura y pérdida de cultivos
- Disminución del agua y del acceso al agua potable
- Lluvias más frecuentes e inundaciones en algunas regiones (Centro del país)y pérdida de infraestructura
- Agravamiento de ciertas patologías y aparición de nuevos vectores y epidemias producto del cambio de ambiente
- Pérdida de biodiversidad
- Pérdida de ingreso por turismo ante eventos climáticos adversos
Agustina Lopez para TN
canalxfn.com no se hace responsable del contenido de los artículos generados por terceros.
Noticiasxfn.com no se hace responsable del contenido de los artículos generados por terceros.
Caprica.org.ar no se hace responsable del contenido de los artículos generados por terceros.




Inspección General planteó requisitos para habilitar la gastronomía en terrazas de edificios

Inflación y precios: las empresas ya validan un dólar de 450 pesos para sus productos importados

Fallecio Tristan

Histórico reconocimiento: el predio de la AFA en Ezeiza se llamará “Lionel Messi”

“Manino” Iriart, en Córdoba junto a Daniel Scioli

Las primeras reacciones de la Corte Suprema a la embestida del Presidente

Automovilista alcoholizado mató a dos motociclistas en Constitución y la costa

Emiliano Dibu Martínez fue elegido como el mejor arquero del mundo

Raverta, Lammens y Vizzotti presentaron “Hay equipo” en Mar del Plata

La Cámpora volvió a cargar contra Alberto Fernández: “Si hubiera hecho las cosas bien, hubiésemos ido por su reelección”

CIERRAN UTI DE CLINICA LOCAL POR FALTA DE PERSONAL
SE AGILIZA LA VACUNACION EN EL MATERNO INFANTIL.

BASQUET VISION N° 1583

El video del momento en que un policía dispara y mata a la veterana de la Fuerza Aérea que irrumpió en el Capitolio

Basquet Visión Programa 1580
Más Vistas
-
Politica4 semanas ago
Las primeras reacciones de la Corte Suprema a la embestida del Presidente
-
Local4 semanas ago
Automovilista alcoholizado mató a dos motociclistas en Constitución y la costa
-
Deportes4 semanas ago
Emiliano Dibu Martínez fue elegido como el mejor arquero del mundo
-
Sin categoría4 semanas ago
Raverta, Lammens y Vizzotti presentaron “Hay equipo” en Mar del Plata
-
Politica4 semanas ago
La Cámpora volvió a cargar contra Alberto Fernández: “Si hubiera hecho las cosas bien, hubiésemos ido por su reelección”
-
Sociedad4 semanas ago
El boleto estudiantil gratuito se podrá tramitar a partir del 1 de marzo
-
Politica4 semanas ago
Un día después del anuncio de Larreta, Macri se reunió con Bullrich y con su primo: el motivo detrás de su mensaje encriptado
-
Local4 semanas ago
Montenegro inauguró las sesiones ordinarias