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La pareja que huyó de Rusia por su orientación sexual y se refugió en Argentina

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 Yulia y Elena debieron escaparse de su país y hallaron refugio en la Argentina. Una historia diferente que, a la vez, se repite cada vez más en el mundo Fuente: LA NACION – Crédito: Joaquín Salguero

El martes 21 de junio de 2016 la selección argentina definía su pase a la final de la Copa América. Esa noche, las calles quedaron como quedan siempre que juega el equipo de Messi: vacías. Cerca de las diez, mientras el país se reunía en torno a los televisores, Yulia y Elena aterrizaban en Ezeiza. Desde el taxi que las llevaría hasta el centro de la ciudad observaban el paisaje que les devolvía la autopista. De un lado, una sucesión perfecta de monoblocks. Del otro, las casas ensimismadas a ladrillo descubierto y con las vigas al aire de un barrio periférico. Si esa visión les produjo algún tipo de sobresalto, una sensación de extrañamiento, no se dejaron desalentar. Lo que importaba, después de todo, era que estaban juntas y a salvo.

Dos meses antes, el hombre que venía amenazando a Elena se había aparecido en la casa que las chicas compartían en Tomsk, una ciudad de medio millón de habitantes emplazada a 3500 kilómetros de Moscú, en Siberia. Yulia y Elena entendieron que la situación se había vuelto peligrosa. Sabían que el tipo era alcohólico y golpeador. También, que había entrado y salido de prisión unas seis veces.

Todo había comenzado una mañana de invierno, de esas en que la niebla difumina hasta lo inminente, cuando Nina, una alumna del colegio donde Elena se desempeñaba como inspectora, llegó a clase con el rostro desfigurado. La adolescente apenas podía mantenerse en pie. Nadie ignoraba que Nina era golpeada. Las evidencias asomaban en la piel de la joven. Incluso su madre y su hermana más pequeña solían ser vistas con hematomas. Las sospechas recayeron pronto sobre el padre, por lo que las autoridades escolares concluyeron que se trataba de un caso típico de violencia intrafamiliar. Quizás por eso, porque excedía a sus prerrogativas, decidieron que lo mejor era hacerse los distraídos.

“Trabajábamos con familias así todo el tiempo, pero esta era una de las más problemáticas”, cuenta Elena, de 29 años, pómulos sonrojados como los de unamatrioshka y ojos verdes bien redondos, sentada en el patio de un café de Colegiales. Esa mañana suplicó a la directora que le permitiese llevar a Nina al hospital. Frente al grado de brutalidad, la mujer autorizó a la adolescente a recibir atención médica.

Rusia hace su aporte a una tendencia global: el número de personas LGTB que busca refugio se ha disparado en el mundo, según Acnur. En Buenos Aires, Yulia y Elena cumplieron algunos de sus sueños
Rusia hace su aporte a una tendencia global: el número de personas LGTB que busca refugio se ha disparado en el mundo, según Acnur. En Buenos Aires, Yulia y Elena cumplieron algunos de sus sueños Fuente: LA NACION – Crédito: Joaquín Salguero

En rigor, Elena había cumplido con su trabajo. Sin embargo, también había cruzado un límite prohibido en la cultura rusa: cuestionar la crianza de los hijos a un patriarca de hogar, que equivale a meterse de lleno con su honor. A las pocas horas comenzaron las intimidaciones por teléfono. El hombre pudo averiguar que Elena tenía novia -las chicas están seguras de que se lo habría dicho una profesora del colegio, que es amiga de una expareja de Yulia-, y la posibilidad de que se divulgase aún más la relación, en una sociedad que acosa e incluso mata a los homosexuales, las colocaba en una zona de riesgo.

“Vi su mirada. Estaba loco. Dijo que me haría echar de la escuela, que sabía quién era Yulia. Dijo que se haría justicia cuando me mataran o me encerraran en la cárcel por ser una enferma y un peligro para los chicos”, recuerda Elena, que ahora se ríe del episodio. El padre de Nina había empleado un recurso bastante común. En Rusia, los homófobos asocian deliberadamente homosexualidad y pedofilia para justificar, como si esto fuese admisible, la cacería de gays y lesbianas. De hecho, la mayoría de los rusos comparte esta idea. Las encuestas realizadas en los últimos años por el Levada Center y el Pew Research Center coinciden en que cerca del 80 por ciento de la sociedad rechaza a los homosexuales y más de un tercio considera a la homosexualidad una desviación. El 20 por ciento prefiere verlos tras las rejas. “No podíamos denunciarlo porque en Rusia las leyes están en contra de las personas LGTB. Si sos gay y vivís en Rusia, no podés hablar del tema. Menos aún si trabajás con niños. Así que tampoco podíamos decirle a nadie”, explica Yulia, que insiste en hablar bajito, como si su voz pudiese ser oída en Tomsk.

Cuando el hombre se cansó de gritar y se fue, las chicas se abrazaron, prepararon té y se sentaron a repasar las últimas semanas. Resolvieron que la opción más segura era huir de Rusia.

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Inicialmente habían pensado en Canadá, pero se les requería visa y el tiempo escaseaba tanto como el dinero. A través de Google descubrieron que en el otro extremo del continente no se exigían mayores condiciones para ingresar. Si bien la ley argentina sobre refugiados no estipula presupuestos robustos ni cuenta con mecanismos de integración tan eficaces como los del Primer Mundo, al menos cumple con estándares elevados de protección.

Refugiadas de identidad reservada, Yulia y Elena viven cerca de la estación de Once y mantienen recuerdos de su país en el pequeño departamento que comparten
Refugiadas de identidad reservada, Yulia y Elena viven cerca de la estación de Once y mantienen recuerdos de su país en el pequeño departamento que comparten Fuente: LA NACION – Crédito: Joaquín Salguero

Yulia y Elena, cuyos nombres son otros, tenían planeado pedir asilo apenas bajaran del avión. Y así lo hicieron. Igual que en 2013 lo hizo “Gene”, el primer ruso que llegó a Argentina bajo identidad reservada. Como Alexander Eremeev y Dmitry Zaytsev lo hicieron en febrero de 2014, y Marina Mironova y Oxana Tomofeeva cinco meses más tarde.

El telón de acero pudo haber caído un cuarto de siglo atrás, pero las paredes de hierro de los armarios rusos permanecen intactas. Más aún, la suerte de la población LGTB (lesbianas, gays, transgénero y bisexuales) empeoró a partir de 2013, en medio de un clima de protestas contra el gobierno, cuando el Kremlin ajustó la legislación antigay en su afán por cerrar filas con la iglesia ortodoxa y los ultranacionalistas conservadores. En junio de ese año, el Parlamento -la Duma- votó una ley que prohíbe la difusión entre menores de cualquier información relacionada con la homosexualidad, que en la práctica supone la desaparición de gays y lesbianas del discurso público, la censura a todo tipo de expresión del activismo por la diversidad sexual y la impunidad garantizada para los crímenes de odio.

Mediante la persecución, la cuna del vodka y los nuevos multimillonarios está haciendo su aporte a una triste tendencia global: el número de personas LGTB que busca refugio se ha disparado en las últimas décadas, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Mariano Ruiz sale de una reunión a las apuradas y pide disculpas por la demora. Viene trabajando contra reloj para atender todas las consultas que llegan a la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) de lugares tan distantes como Jamaica, Rusia, Egipto o Ghana. Asegura que cada vez son más los interesados en conocer el proceso para asentarse en el país. Es que gracias a sus leyes en favor de la diversidad y al endurecimiento de las políticas migratorias en los Estados Unidos y Europa, la Argentina ha recobrado su fama histórica de tierra prometida.

Como los millones que cruzaron océanos y fronteras para probar suerte en el fin del mundo, Yulia y Elena se van acostumbrando a la idea de quedarse. El paisaje de hormigón no les parece tan triste, los contrastes latinoamericanos ya no les llaman la atención y su acento es marcadamente rioplatense
Como los millones que cruzaron océanos y fronteras para probar suerte en el fin del mundo, Yulia y Elena se van acostumbrando a la idea de quedarse. El paisaje de hormigón no les parece tan triste, los contrastes latinoamericanos ya no les llaman la atención y su acento es marcadamente rioplatense Fuente: LA NACION – Crédito: Joaquín Salguero

“Como la ley migratoria argentina es bastante flexible, muchos ciudadanos rusos empezaron a llegar con el fin de solicitar refugio. La gran mayoría se contacta con nosotros porque trabajamos con otras organizaciones a nivel internacional”, dice Mariano, que es secretario de relaciones internacionales de la Federación y, por lo tanto, el encargado de coordinar esfuerzos con agencias locales y organizaciones hermanas en el exterior, como la canadiense Rainbow Railroad, que ha trasladado a decenas de chechenos a terceros países desde que el diario Novaya Gazeta denunciara en abril del año pasado la existencia de campos de tortura y exterminio para homosexuales en Chechenia.

Ramzán Kadyrov, líder checheno y aliado del presidente Vladimir Putin, negó el asunto hace unos meses, aunque de un modo que dejó perplejo al periodista de HBO que lo entrevistaba. La respuesta evasiva de Kadyrov sonaba a un reconocimiento de las acusaciones que recaían sobre su gobierno. “No tenemos esa clase de gente aquí, no hay gays, y si los hubiese, se los pueden llevar a todos a Canadá, lejos de aquí, para purificar nuestra sangre. Son demonios, no personas. Que Dios los maldiga por las cosas de las que nos acusan, responderán por ello ante el Altísimo”, sentenció el hombre, por Alá.

***

Una vez instaladas en el departamento de San Telmo que habían reservado por Airbnb, las chicas se dirigieron a la sede de la FALGBT, ubicada en un edificio antiguo de Avenida de Mayo al 800, donde las esperaba Mariano. Salieron del encuentro convencidas de que mucho dependería de ellas.

“Acá no hay dinero para los refugiados como en otros países. Eso nos sorprendió”, admite Elena. Por medio de la Federación, la pareja fue contratada para trabajar de intérprete con rusos recién llegados y asistir a una familia de refugiados chechenos. Elena, graduada de psicóloga, tiene además una paciente ucraniana. Yulia, por su parte, enseña ruso a un adolescente argentino. Antes de esas oportunidades, con un español mínimo, Elena se estrenó como niñera y Yulia fregó pisos y azulejos ajenos durante un par de meses.

"Claro que hay personas homofóbicas, pero estamos protegidas. En la Argentina tenemos derechos", dice Yulia, que aunque es la mayor, con 33, parece una adolescente
“Claro que hay personas homofóbicas, pero estamos protegidas. En la Argentina tenemos derechos”, dice Yulia, que aunque es la mayor, con 33, parece una adolescente Fuente: LA NACION – Crédito: Joaquín Salguero

Con todo, no perciben un ingreso fijo. Es poco frecuente que un empleador quiera tener entre los suyos a una persona con residencia precaria que apenas habla el idioma local, como es el caso de las chicas. Para acceder a un empleo formal, primero esperan recibir la ciudadanía argentina, que de acuerdo a la ley es a partir de los dos años de residencia. Pero el proceso, que depende de la impredecible burocracia argentina, puede estirarse hasta el hartazgo.

Mientras se define su situación, Yulia y Elena recurren a la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), una organización cristiana con sede en Maryland, Estados Unidos, que asiste a los refugiados que viven en la Argentina -los últimos números dados a conocer por la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare) indican que entre 2012 y 2016 unas 6093 personas pidieron refugio en el país, de las cuales 803 obtuvieron en efecto el estatus de refugiado-. La ayuda les sirvió para conseguir el subsidio habitacional, aprender algo de castellano y saber cómo preparar un currículum y presentarse a una entrevista de trabajo.

Mariano -31 años, serio, la mirada enfática- habla de lo complicado que es para los refugiados levantar cabeza en el país, pero establece una diferencia entre loscompañeros, como él llama a los solicitantes de asilo LGTB. “Los compañeros que vienen de África o el Caribe tienen que escapar porque viven en una situación violenta que les puede llegar a costar la vida. Entonces salen con lo puesto, sin dinero. Cuando llegan a Argentina tienen que acudir a Acnur, que les da ayuda humanitaria básica. La mayoría de las personas rusas que llega acá habla más de un idioma o tuvo una educación formal, universitaria en general, y es de clase media para arriba. El nivel de vulnerabilidad que pueda tener una persona de un país africano o centroamericano es distinto. Lo que para una persona jamaiquina puede estar bien vivir en una pensión en Constitución, para una persona rusa no. Algunos de los compañeros jamaiquinos son trabajadores sexuales. Es su medio de subsistencia”.

***

Para llegar al departamento donde viven las chicas desde hace un año, en un complejo próximo a la estación de Once, hay que cruzar un pasillo angosto a cielo abierto y subir hasta el primer piso por una escalera de metal. Al entrar, la propuesta a los visitantes es quitarse los zapatos, como manda la tradición rusa, y dejarlos en un rincón. El espacio es pequeño: una cocina, una mesita suspendida con una notebook encima, tres banquetas, un banco tapado por una pila de ropa, una copia de la novela El precio de la sal, de Patricia Highsmith, primer libro que Elena lee en castellano, y una alacena que exhibe las compras del mes; más allá, el cuarto de la pareja; por último, el baño, diminuto. Es todo lo que hay.

Se podría esperar que la colectividad rusa en la Argentina -alrededor de 300 mil entre migrantes originarios y descendientes, la diáspora rusa más grande de América Latina- pusiera a disposición de Yulia y Elena las instituciones comunitarias, colaborara con su inserción o al menos las recibiera con un abrazo después de un viaje tan largo. Eso no ocurre. Ellas cuentan que una conocida, también solicitante de asilo, se acercó a la Casa de Rusia, un centro cultural que funciona bajo la órbita de la embajada, y los propios compatriotas le cerraron la puerta. Antes de eso, se molestaron en preguntarle qué la había traído a Buenos Aires. Respondió con la verdad: escapaba de Rusia por ser lesbiana.

-¿Qué le dijeron?

-Aquí, nunca -dice Elena.

Los rusos en la Argentina, dicen las chicas, mantienen lazos con Rusia y con la iglesia ortodoxa. “Mejor tenerlos lejos”. En cambio, se sienten a gusto con el particular humor de los porteños, puro reflejo del ritmo hiperquinético de la ciudad. Lograron descifrarlos. Detrás de esa apariencia irritable, incluso desinteresada, hay gente solidaria que se horroriza cuando escuchan a Yulia y Elena contar su historia. “Apenas llegamos a Buenos Aires mis amigos me preguntaban si era cierto eso que leían de la Argentina, si acá podía decir abiertamente que era lesbiana y que tenía novia. Les dije que sí, que casi siempre, con casi todos. Claro que hay personas homofóbicas, pero estamos protegidas. En la Argentina tenemos derechos”, dice Yulia, que aunque es la mayor, con 33, parece una adolescente: es menuda y viste de jean y remera rosa. Las gafas le dan un aire aniñado a su rostro blanco de porcelana. Puede dar la impresión de reservada. Pero en verdad, habla poco español. Le resulta difícil, pese a ser profesora de idiomas, de inglés y alemán.

La madre de Yulia sabe de Elena. Su única hermana, la primera de la familia en dejar Rusia, también. La diferencia es que todavía lo niega, cree que Yulia está atravesando una suerte de fase experimental o que es bisexual. Hace años se mudó a los Estados Unidos, donde se casó con un norteamericano, tuvo una hija y se hizo pentecostal. Su cuñado le dijo una vez a Yulia que no era posible que le gustasen las mujeres, por una simple razón: era demasiado linda.

“Mi hermana piensa que no soy normal. Nunca me pregunta por Elena. Dice que tengo que casarme y formar una familia”, cuenta mientras sirve té negro en unas tazas algo ajadas. “En Rusia a veces inventaba que tenía novio. Otras, que estaba soltera. Pero eso también es un problema. Las personas te dicen que tenés que ir pensando en casarte, en tener hijos. Enseguida quieren buscarte un marido”.

Para Elena fue más duro despedirse de sus padres. Los reunió una tarde en la casa de su infancia y les dijo que había ganado una beca para estudiar castellano en Buenos Aires, que se iría a Sudamérica por un tiempo. Como es costumbre entre los homosexuales rusos, dijo las cosas a medias e inventó otro tanto.

Los ojos del mundo están puestos en Rusia por el Mundial de Fútbol y se reforzó la vigilancia sobre aquellos grupos que pueden arruinarle la fiesta, como los opositores, los activistas por los derechos humanos, ciudadanos descontentos y, a la cabeza, los homosexuales. El riesgo sigue siendo alto para la comunidad LGTB. Svetlana Zajarova, vocera de la Red LGTB de Rusia, una organización de apoyo, afirma que la discriminación y el hostigamiento que sufre el colectivo van en aumento. “La Red hace todos los años una investigación para conocer la situación de la población LGTB y la cantidad de delitos de odio se ha ido incrementando. Las personas que cometen estos crímenes saben que las autoridades no actuarán”, dice del otro lado del teléfono.

Yulia y Elena extrañan Tomsk. Sobre todo, a sus padres y amigos.

-Dentro de veinte años puede ser que regresemos. Ahora es imposible -dice Elena.

-¿Piensan casarse?

-¡Queremos casarnos! – y a Elena se le ilumina la mirada, como si hubiera estando esperando esa pregunta -. Pero no tenemos dinero. Primero tenemos que conseguir un trabajo estable.

De repente, el sol tiñe las paredes de la sala de un anaranjado rabioso, antes de esconderse y dejar al departamento en penumbras.

-Queremos una fiesta de casamiento. Un casamiento como todo el mundo -remata Yulia, que le dirige una sonrisa a su compañera.

***

Pasó un mes. Las chicas están más animadas. Yulia batalla contra los tiempos verbales y Elena la corrige, aunque su castellano progresó notablemente. Es la primera vez en sus vidas que participan de una marcha del orgullo y no quieren perderse la carroza de la FALGBT que desfila entre una marea de 150 mil personas. Sobre la vereda, Yulia eleva la voz para ganarle a la música y larga la buena noticia: “Nos vamos a casar”. Para confirmarlo, alzan las manos y muestran las alianzas. La idea también las sorprendió a ellas. Es que Yulia, recomendada por una amiga ucraniana que hace años vive en Argentina, pasó las pruebas y comenzará a trabajar en una multinacional con gente de otros países, donde hablará varios idiomas. Al estar legalmente unidas en matrimonio podrán compartir obra social. Con un salario asegurado, además, podrán ahorrar y, claro, organizar la fiesta de casamiento.

Como los millones que cruzaron océanos y fronteras para probar suerte en el fin del mundo, Yulia y Elena se van acostumbrando a la idea de quedarse. El paisaje de hormigón no les parece tan triste, los contrastes latinoamericanos ya no les llaman la atención y su acento es marcadamente rioplatense. Aun así, hay un gesto de preocupación en la cara de Elena. “Lo que queríamos y lo que tuvimos que hacer son dos cosas distintas”, reconoce. Espera que le llegue su oportunidad, como a Yulia. “Es que siento que me sobra mucho tiempo”, y se vuelve hacia las banderas arcoíris y los carteles que denuncian los travesticidios. Ahora saludan con un beso y se alejan por la Avenida de Mayo, bordeando los camiones y los torsos desnudos, hasta que se pierden. Después de todo, ellas también están ahí, juntas, para marchar.

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Por el calentamiento del océano, el glaciar flotante más grande de Groenlandia se redujo un 42%

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La capa de hielo de Groenlandia se ha estado derritiendo a un ritmo acelerado en las últimas décadas, lo que puede haber resultado en un aumento del nivel del mar de 1,4 mm al año.

El Glaciar 79° Norte (Nioghalvfjerdsbrae, 79NG) es uno de los tres glaciares que quedan con una lengua flotante en Groenlandia y es el foco de un nuevo estudio informado en The Cryosphere por su declive debido a los efectos del cambio climático.

Ole Zeising del Instituto Alfred Wegener en el Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina, de Alemania, y sus colaboradores han utilizado una combinación de sensores remotos, mediciones aéreas y a nivel del suelo para determinar que esta lengua de hielo se ha adelgazado un 42 % desde 1998, perdiendo un promedio de 38 metros de espesor de hielo desde 2018. Los científicos atribuyen esto al aumento de la temperatura del océano que trae corrientes más cálidas al área y provoca un mayor derretimiento y retroceso de los glaciares.

La investigación desde 2010 ha utilizado un radar aerotransportado para generar imágenes de la superficie y la estructura interna del glaciar, y ha encontrado que un canal subglacial de 500 metros de alto y 1 kilómetro de ancho lo ha erosionado en la base debido a la entrada de agua cálida intermedia del Atlántico, que es una masa de agua salina que se origina en ese océano que fluye a una profundidad de 500 a 1000 metros, a una temperatura superior a 1 °C. Este ingreso del Atlántico lleva agua salada densa a la base del glaciar, donde fluye hacia la cavidad y calienta el hielo circundante, provocando el derretimiento.

Mientras persista el cambio climático, “nuestras capas de hielo continuarán derritiéndose y las regiones polares serán cada vez más susceptibles a los efectos de los océanos más cálidos, con una serie de consecuencias para la naturaleza que llama a estos entornos su hogar”, concluyó el expertoMientras persista el cambio climático, “nuestras capas de hielo continuarán derritiéndose y las regiones polares serán cada vez más susceptibles a los efectos de los océanos más cálidos, con una serie de consecuencias para la naturaleza que llama a estos entornos su hogar”, concluyó el experto

El producido del deshielo luego fluye más hacia la cavidad subglacial e intensifica el derretimiento de la base del glaciar, lo que también ha resultado en la formación de nuevos canales distributarios que se extienden río arriba por debajo, lo que aumenta aún más el derretimiento. Se ha observado un espesor de columna de agua que alcanza los 140 metros para estas dos masas de agua en la cavidad.

Un fenómeno autodestructivo

El derretimiento subglacial ha dado como resultado que la superficie total del glaciar se reduzca en 7,6 metros por año y que el agua de deshielo fluya a un ritmo rápido de 150 metros por año, predominantemente en verano, reduciéndose a casi cero durante los meses restantes. En un lugar en particular, la superficie del glaciar ha bajado ~57 metros desde 2010. Solo quedan 190 metros de hielo sobre este canal subglacial, que es el 30 % del espesor del hielo circundante, lo que lo hace susceptible de derretirse por encima y por debajo.

El estudio también sugirió que las tasas y los volúmenes mejorados de agua de deshielo surjan del aumento del derretimiento del glaciar en el verano, en línea con las temperaturas atmosféricas más cálidas del calentamiento global. De hecho, los investigadores descubrieron que la temperatura estuvo por encima de los 0 °C el 50 % del tiempo en 70 km del glaciar desde 2005, lo que aumentó el derretimiento de la superficie en verano. Se han formado grietas notables en el frente de desprendimiento del glaciar que pueden ser un precursor indicativo de la desintegración y exacerbarán el retroceso del glaciar.

El producido del deshielo luego fluye más hacia la cavidad subglacial e intensifica el derretimiento de la base del glaciarEl producido del deshielo luego fluye más hacia la cavidad subglacial e intensifica el derretimiento de la base del glaciar

Zeising señaló que estudios previos hasta 2014 “encontraron que el glaciar había retrocedido un 30 % desde 1999, por lo que la disminución del 42 % hasta el presente no sugiere una aceleración del derretimiento en los últimos años. Sin embargo, esto no significa que el calentamiento continuo a lo largo del siglo y los efectos de la retroalimentación del albedo del hielo [capacidad de reflejar la radiación solar] no cambiarán este curso”. Ese fenómeno funciona derritiendo el hielo blanco exponiendo más de la tierra oscura a la radiación solar entrante del sol.

Por lo tanto, más de ella es absorbida por la tierra en lugar de ser reflejada hacia el espacio, causando el derretimiento de la nieve vecina, lo que expone más superficie oscura y así continúa el ciclo. “Una buena analogía de este fenómeno es pensar en usar ropa negra en verano, que mantiene más abrigado en comparación con la ropa blanca, que ayuda a reflejar el calor y a mantener temperaturas más frescas”, explicó el especialista.

Sin embargo, mientras persista el cambio climático, “nuestras capas de hielo continuarán derritiéndose y las regiones polares serán cada vez más susceptibles a los efectos de los océanos más cálidos, con una serie de consecuencias para la naturaleza que llama a estos entornos su hogar”, concluyó.

El equipo de trabajo de este estudio se completó con Niklas Neckel, Nils Dörr, Veit Helm, Daniel Steinhage, Ralph Timmermann y Angelika Humbert.

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El líder de los paramilitares al servicio de Putin anunció que abandonará el frente de batalla de Bakhmut porque no le envían municiones

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Yevgueny Prigozhin acusó a los jefes militares del Kremlin de “condenar a una muerte inútil” a sus milicianos y dijo que el 10 de mayo dejarán de combatir

 

 

El jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, amenazó hoy con retirar el próximo miércoles sus unidades de la ciudad ucraniana de Bakhmut, en la región oriental de Donetsk, debido a la falta de munición y el gran número de bajas en sus filas.

En un vídeo publicado en su Telegram, Prigozhin declaró “en nombre de los combatientes de Wagner y de su comandancia que el 10 de mayo de 2023 estaremos obligados a entregar las posiciones en la ciudad de Bakhmut a las unidades del Ministerio de Defensa y a reubicar a los combatientes en la retaguardia para lamernos las heridas”.

Retiro las unidades del Grupo Wagner de Bakhmut porque con la falta de municiones están condenados a una muerte inútil”, recalcó dirigiéndose “al jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, al comandante en jefe, Vladímir Putin, y al pueblo de Rusia”.

Prigozhin aseguró que los mercenarios solo cuentan con el 10 % de la munición que necesitan.

“Pido al jefe del Estado Mayor del Ejército autorizar el traspaso de las posiciones que ocupa Wagner en la localidad de Bakhmut a unidades del Ejército ruso y comunicar la fecha en la que nos van a relevar en estas posiciones”, agregó el jefe de Wagner.

Prigozhin aseguró que está preparado para recibir críticas por su decisión.

“Habrá listillos que digan que había que quedarse más tiempo en Bakhmut. Pero los que quieran criticar algo que vengan a Bakhmut, bienvenidos”, agregó y destacó que sus combatientes llevan ya nueves meses en este frente.

Subrayó que, a día de hoy, de los 45 kilómetros cuadrados que ocupa la urbe quedan por conquistar 2,5 kilómetros cuadrados.

“Al no darnos munición no nos priváis de la victoria a nosotros, priváis de la victoria a Rusia”, proclamó.

El fundador del grupo de mercenarios privados de Wagner, Yevgeny Prigozhin, hace una declaración junto a los combatientes de Wagner en un lugar no revelado en el transcurso del conflicto entre Rusia y Ucrania, en esta imagen fija tomada de un video publicado el 5 de mayo de 2023. Servicio de prensa de "Concord" /Folleto a través de REUTERS El fundador del grupo de mercenarios privados de Wagner, Yevgeny Prigozhin, hace una declaración junto a los combatientes de Wagner en un lugar no revelado en el transcurso del conflicto entre Rusia y Ucrania, en esta imagen fija tomada de un video publicado el 5 de mayo de 2023. Servicio de prensa de “Concord” /Folleto a través de REUTERS

“Tendríamos que tomar Bakhmut para el 9 de mayo (Día de la Victoria de la URSS sobre la Alemania nazi), pero desde el 1 de mayo los burócratas castrenses nos impiden el acceso a casi todo tipo de proyectiles de artillería”, agregó.

Con todo, aseguró que después de “lamerse las heridas” el grupo paramilitar estará dispuesto a “defender nuevamente la Patria”.

“El pueblo ruso puede contar con nosotros”, concluyó.

Ya esta madrugada Prigozhin publicó un vídeo en el que arremete con insultos que fueron censurados con pitidos por su equipo a Shoigú y Guerásimov, y muestra una hilera de cadáveres de wagneritas tendidos en el suelo.

Exigió el suministro inmediato de municiones para las tropas en el frente.

Aseguró que las bajas serían cinco veces menos si las unidades de Wagner recibieran la debida cantidad de munición.

Anteriormente, Prigozhin ya había denunciado que sus unidades pierden cerca de 100 hombres en Bajmut a diario debido a la falta de munición.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, rehusó en su rueda de prensa diaria comentar la amenaza del jefe de Wagner y remitió al Ministerio de Defensa.

El Kremlin declina pronunciarse

Desde Moscú han declinado pronunciarse sobre los planes del Grupo Wagner parar retirarse y sobre las críticas vertidas por el jefe del grupo de mercenarios.

“Por supuesto, hemos visto (el comunicado de Prighozin) en los medios, pero no puedo hacer comentarios porque es algo que afecta a la operación militar especial”, ha dicho el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, según ha informado el diario ruso ‘Izvestia’.

El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. REUTERS/Evgenia NovozheninaEl portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. REUTERS/Evgenia Novozhenina

La retirada de los mercenarios del Grupo Wagner de la zona podría provocar un colapso del frente ruso en Bakhmut, lo que tendrá un importante impacto en toda la línea de combates en la región, en un momento en el que Ucrania ha asegurado que está ultimando una contraofensiva.

La ciudad, situada en la provincia de Donetsk, lleva meses en disputa y, según expertos militares, la defensa ucraniana ha ido perdiendo terreno hasta atrincherarse en una pequeña porción en el oeste de la ciudad, después de que las tropas rusas y los mercenarios del Grupo Wagner tomaran su práctica totalidad.

FUENTE INFOBAE

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El jefe del grupo de mercenarios Wagner le pidió a Vladimir Putin declarar el fin de la guerra en Ucrania

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Yevgeny Prigozhin reconoció en un comunicado que Ucrania es un “Estado completamente nacionalista y la principal tarea de Rusia en el futuro debería ser establecerse y atrincherarse firmemente en los territorios ocupados”
El jefe del grupo de mercenarios Wagner le pidió a Vladimir Putin declarar el fin de la guerra en Ucrania. (AP)El jefe del grupo de mercenarios Wagner le pidió a Vladimir Putin declarar el fin de la guerra en Ucrania. (AP)

El jefe del grupo mercenario ruso Wagner, Yevgeny Prigozhin, le pidió a Vladimir Putin declarar el fin de los ataques en territorio ucraniano y “atrincherarse firmemente” en las zonas ocupadas, así lo dio a conocer mediante un comunicado publicado en su cuenta en Telegram.

La opción ideal sería anunciar el fin del conflicto, informar a todos que Rusia ha logrado los resultados previstos y, en cierto sentido, realmente los hemos logrado”, indicó Prigozhin en el texto recogido por The Kyiv Independent.

“Hemos puesto en tierra a una gran cantidad de soldados de las Fuerzas Armadas de Ucrania y podemos informarnos a nosotros mismos que nuestra tarea ha sido completada”, dijo el jefe del grupo paramilitar ruso.

“Rusia cortó el Mar de Azov y una gran parte del Mar Negro, se apoderó de una gran parte del territorio ucraniano y creó un corredor terrestre hacia Crimea. Ahora solo queda una cosa: hacerse un hueco firme y arañar esos territorios que ya existen”, agregó.

Prigozhin reconoció en su comunicado que Ucrania es un “Estado completamente nacionalista y la principal tarea de Rusia en el futuro debería ser establecerse y atrincherarse firmemente en los territorios ocupados”.

El grupo Wagner, controlado por Vladimir Putin, ha estado ayudando al ejército ruso a intentar capturar la ciudad de Bakhmut, en el este de Ucrania, durante los últimos nueve meses, mientras Moscú intenta consolidar su control sobre la totalidad del óblast de Donetsk, según información del citado medio ucraniano.

Yevgeny Prigozhin reconoció en un comunicado que Ucrania es un “Estado completamente nacionalista y la principal tarea de Rusia en el futuro debería ser establecerse y atrincherarse firmemente en los territorios ocupados”.Yevgeny Prigozhin reconoció en un comunicado que Ucrania es un “Estado completamente nacionalista y la principal tarea de Rusia en el futuro debería ser establecerse y atrincherarse firmemente en los territorios ocupados”.

En medio de una nueva muestra de las divisiones entre los altos mandos militares rusos, el Grupo Wagner volvió a desmentir al ejército de Vladimir Putin que afirmó este jueves que tiene bloqueadas a las tropas ucranianas atrincheradas en Bakhmut, y aseguró que las fuerzas de Kiev continúan resistiendo en la ciudad epicentro desde hace meses de feroces combates.

Yevgeny Prigozhin indicó que era “prematuro” hablar de cerco completo de la localidad.

Bakhmut, que tenía 70.000 habitantes antes de la guerra, es escenario de feroces combates desde hace meses y se ha convertido en un símbolo de lucha entre rusos y ucranianos para controlar la región industrial del Donbás, en el este.

“Les tropas aerotransportadas rusas apoyan en los flancos a las tropas de asalto de Wagner, bloqueando el envío de reservas del ejército ucraniano a la ciudad y la posibilidad de retirada de las unidades del enemigo” de Bakhmut, indicó el ministerio ruso de Defensa en su informe diario.

Entretanto, el ex combatiente de Wagner Andréi Medvédev, quien huyó a Noruega, confirmó que el grupo paramilitar ruso fue el encargado de decapitar al militar ucraniano tras identificar las voces en el video que muestra la ejecución y cuya autenticidad se está investigando.

El ex combatiente de Wagner Andréi Medvédev, quien huyó a Noruega, confirmó que el grupo paramilitar ruso fue el encargado de decapitar al militar ucraniano tras identificar las voces en el video que muestra la ejecución y cuya autenticidad se está investigando.El ex combatiente de Wagner Andréi Medvédev, quien huyó a Noruega, confirmó que el grupo paramilitar ruso fue el encargado de decapitar al militar ucraniano tras identificar las voces en el video que muestra la ejecución y cuya autenticidad se está investigando.

Reconoció las voces de sus colegas en una grabación de video”, aseguró el fundador de la organización Gulagu.net, Vladímir Osechkin, en su canal de Telegram, donde publicó un fragmento de su intervención en el programa Jodorkovski Live.

Según este activista de los derechos humanos, que vive en el exilio, el ex mercenario “identifica inequívocamente a sus colegas allí, los combatientes de Wagner por sus sobrenombres característicos, por la forma en que hablan, por lo que expresan por radio” durante la decapitación del soldado ucraniano.

Osechkin anunció una recompensa de 3.000 euros por informaciones sobre las personas que aparecen en el video.

(Con información de EFE)

FUENTE : INFOBAE

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