River es un proyecto político que va de la mano del poder. Si no se conoce y no se entiende se trata de un factor que pontifica o demoniza.
Jorge Brito es el banquero más poderoso de Argentina. Jorge Brito es Sergio Massa, están en el mismo proyecto que muy pocos relacionan entre sí. Es el génesis que explica por qué River comienza a perder la categoría, el día que Daniel Alberto Passarella rindió su examen en las urnas logrando el respaldo societario. Y por qué Brito es hoy presidente de River
La ventaja de 4 votos tuvo una lectura política desde el poder. Hubo quienes el día de esa histórica elección, comprendieron que a Passarella no lo sacaban más del club, porque conocían su coraje. Era un emblema de River que llegaba a la presidencia.
Se activó desde el minuto uno desde la consagración en su debut político. Brito piensa y lidera con la condición de un banquero. Frío, orquesta, decide y despliega sus soldados como en una guerra. Para Brito perder el objetivo River adquiría el mismo resultado que un balance negativo del Banco Macro.
Passarella, sólo con su tremendo prestigio mundial como futbolista, abortaba el proyecto que encabezan el Banco Macro (Brito), Aeropuerto 2000 (Patanián) y La Caja (D´Onofrio). Una organización política y económica, con recursos infinitos para ir por el gobierno de CABA y la propia presidencia de la Nación, no sólo para ser la conducción de River.
Passarella fue a las urnas y los dejó desnudos, pudo más su temperamento y su gloria deportiva que toda esa fortuna junta. El 26 de junio de 2011 se cumplía el primer paso del plan para desalojar al Gran Capitán (como se lo conoce) y despojarlo de su cargo a través del morbo que provoca la demonización en el futbol.
En el entorno de Passarella el análisis pasaba por el desastre de José María Aguilar y como administrar la herencia que recibió como tragedia, nunca debidamente mensurada por la parcialidad de Núñez. Passarella hubiera salvado a River, pero lo política lo necesitaba destruido de todas las formas posibles.
Como todo hombre disruptivo, además venía de ser el capitán de la Selección Argentina en 1978, el primero que levantó la copa del mundo con la casaca nacional. En 1986 no jugó un minuto y la capitanía fue transferida a Diego Maradona, en una selección que dirigió Carlos Bilardo. Passarella se quedó en la cama de un hospital en México.
No son episodios aislados ni casuales, los que contiene esta crónica, sino eslabones que ayudan a comprender esta historia de pasiones y odios, que ayuda a comprender cómo se vive en este país, en el cual las corporaciones mafiosas han llevado a su población a superar el 50 % en su nivel de pobreza.
Siempre al frente en su derrotero. Passarella fue a defender a River y amenazó el sillón de Julio Humberto Grondona, quien manejó a la AFA con códigos propios que aún se sostienen con sus matices, hasta dar un empate en votos cuando los electores configuraban un número impar. El “Chiqui” Tapia, socio de la familia Moyano, el hombre que maneja además el CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad de Estado).
El próximo domingo Daniel Alberto Passarella fue invitado al Estadio Monumental y no hay que descartar un golpe bajo, que sufra una nueva afrenta que se organiza con 50 muchachos incentivados que empiecen a vociferar y arrastren a otros hinchas en una demostración de denostación popular hacia su figura. Es una maniobra clásica en convocatorias de esa magnitud en un estadio que se ocupará por primera con 83.000 personas.
Hay un doble mensaje de la política de Jorge Brito, inaugurar la ampliación del Estadio, reconocer a los jugadores de River que obtuvieron la Copa en Qatar. La invitación a Passarella es de rigor de manual, y después la explicación será y “la gente reaccionó así”, siempre luego en tercera persona, sin hacerse cargo.
Tuve la oportunidad de compartir varias pre temporadas de River, algunas como Passarella como técnico, y no olvido una en especial cuando enfrentó a barra bravas que lo habían apretado en Mar Chiquita. Y los definió con precisión: “Son vándalos que se han adueñado del club …”
Es raro que Passarella aún mantenga un expediente judicial abierto inspirado por D ´Onofrio, el mismo de la mesa del hambre que fracasó en todos sus intentos de ingresar para vivir de la política, aunque pertenece a su casta.
No es raro que Matías Almeyda haya desaparecido de la agenda en River. Qué le hizo Almeyda a River? Poco menos que le entregó su sangre y su amor por los colores siguen intactos. La política es capaz de matar a sus ídolos.
Hace pocas horas Cora Reutemann (la hija de Carlos Alberto Reutemann) reconoció que su padre no fue campeón del mundo de F1 por razones políticas y económicas, y fue nada menos que Bernie Eclestonne quien se lo transmitió al Lole muy poco antes de su partida, relató Cora. Todos los argentinos en octubre de 1981 sufríamos la frustración de las reglas del juego con naipes marcados, así lo habían dejado a un punto del campeonato mundial de la máxima categoría del automovilismo.
Esto no es abonar una historia conspirativa, hay una cadena de hechos públicos y vastamente conocidos que permiten elaborar la otra historia, la verdadera.
Hubo muchos medios de comunicación y programas partidarios con abundante espacio que se dedicaron a denigrar a Daniel Alberto Passarella, hasta de manera indigna, y esas campañas no son gratis, son jugosamente remuneradas y fue mantenida durante dos años. Era agitación pública con el objetivo de la llegada de D´ Onofrio, luego de haber perdido por 4 votos.
Por estas horas, el mejor defensor del mundo de todos los tiempos cómo se lo reconoce, reflexiona si aceptará la invitación de concurrir al Monumental el domingo. Tal vez opte por el reconocimiento de sus raíces, como de Sarmiento en Junín, y punto
Quienes reconocemos a Passarella como jugador, técnico y dirigente, ponemos al análisis los hechos históricos de lo sucedido en torno a la pérdida de la categoría. La política argentina también se desenvuelve intensamente en la vida de los clubes.
Enfrentar el poder que se genera desde la misma, casi de un modo amateur es el resultado del país en el cual sobrevivir ya es un éxito, y también por qué no un peligro cuando las instituciones están derrumbadas.
Jorge Elías Gómez