Fue una victoria como reza el axioma: “a lo Peñarol” recordando viejas epopeyas del pasado, cuando con equipos más pobres ponía en juego otros valores para quedarse con el triunfo. Y para ganar sacó la ropa de Play Offs, se vistió de mística y fue por todo encontrándolo en la lucha, en los rebotes ofensivos, en la intensidad y en la inteligencia para cerrar el juego.
El primer tiempo fueron dos cuartos bien disímiles, el primero de San Lorenzo y el segundo para Peñarol que lo pudo dar vuelta.
De arranque la visita salió mejor parada tomando tiros bien pisado desafiando la marca hombre a hombre sin ayudas que instrumentó Peñarol. Con 3/3 en triple y un doble y dos libres de Justiz Ferrer dominando en el poste bajo, la visita se escapó 5-13 obligando a Leo Gutiérrez a pedir un minuto.
Peñarol sufrió inicialmente el dispositivo defensivo instrumentando por San Lorenzo que le puso mucho tráfico en la pintura negándolo todo, las penetraciones de Gianella, el poste de Leiva y Pettigrew y las apariciones de Brown. El “Milrayitas” quiso responder con triples y no le fue bien (1/4 en triples). La visita dominaba sin correr el contraataque pero con la transición y gol desde los errores ofensivos de Peñarol.
Después del minuto Justiz siguió dominando a Leiva para extender su máxima de 10 (5-15) y con un triple de Aguirre la máxima se extendió a 14 (7-21). La aparición ofensiva de los extranjeros de Peñarol lograron un mejor cierre de cuarto para terminar el primer cuarto 14-23 abajo.
El segundo cuarto abrió con un doble de Joel Anthony para retomar una distancia de 11 (14-25) pero fue un espejismo porque Peñarol tuvo la virtud de llevar el juego donde más le convenía. Al terreno de la lucha, la fricción. Un juego bien de play offs. Fue clave el ingreso de Zurschmitten para acelerar el ritmo y enloquecer con su defensa y otra vez Diego García para amenazar con sus penetraciones.
San Lorenzo perdió la prolijidad y la línea y tuvo 3 balones perdidos en dos minutos, un doble de Pettigrew cerró el juego a solo cuatro (23—27) y Gonzalo García tuvo que pedir minuto. Pero ya había cambiado el aire del partido, Peñarol estaba mucho más confiado, sobre todo desde su defensa y con ello sacó réditos de las pérdidas del rival.
La visita ensayó una recuperación (23-32) con Vildoza jugando de base con Aguirre de escolta al lado de Tucker (que fue de alero) esta formación muy baja era el espejo de Zurschmitten-García-Brown que proponía Peñarol. Además, a San Lorenzo se le abre un bache grande con las ausencias de Marcos Mata y Matías Calfani.
La balanza se inclinó del lado del local porque aprovechó la velocidad de su perímetro para poder atacar fuertemente el aro, situación que había tenido vedada en el primer cuarto. Con Brown, Pettigrew y García apuró un parcial de 10-0 para pasar al frente 33-32 y obligarlo otra vez a Gonzalo García a pedir minuto.
San Lorenzo salió del tiempo muerto mucho más decidido a atacar el aro con los perimetrales algo que hizo muy bien vía Safar y sobre todo José Vildoza para poder cerrar mejor el primer tiempo 35-39.
El tercer cuarto tuvo dos características esenciales: fue de alto goleo y con varios cambios de liderazgo en el tanteador. Si bien la fricción seguía en un juego de “no hay mañana” aparecieron la mano caliente de varios tiradores.
Por el local quien sacó la cara fue primero Todd Brown y luego Steffphon Pettigrew, por San Lorenzo dar Tucker se cargó el equipo al hombro en ataque ante una pasiva y controlada situación ofensiva de Gabriel Deck.
El movimiento de pelota grupal, la toma de decisiones con coraje en ofensiva llevaron a Peñarol a meter muchos puntos en el segmento (28-23 el parcial del cuarto) desarticulando los intentos defensivos de San Lorenzo. Apareció Ale Diez que había estado ausente en el primer tiempo y el local entró al cuarto final ganando por uno: 63-62.
En el marco de un partido de mucha tensión San Lorenzo endureció su defensa por primera vez en el complemento y apareció Tucker en ataque para sacar una distancia de seis: 67-73. Hubo un gran trabajo de Joel Anthony quien sumó muchos minutos por las 4 faltas de Justiz Ferrer.
Pero allí hubo más virtudes de Peñarol para dar vuelta la historia: no se entregó nunca. Siguió peleando, mejoró su defensa y aceleró con decisión para meter una bandeja de Ale Diez (69-73) y obligarlo a Gonzalo García a pedir otro minuto.
A pesar de la victoria parcial visitante, el técnico tuvo que parar el partido porque tenía muy claro que San Lorenzo no iba por donde quería, sino por donde podía y a la larga en el basquet el que tiene el dominio del juego, casi siempre se lleva el partido.
San Lorenzo con sus individualidades pudo administrar la ventaja hasta los cinco minutos del tramo final (70-77) con la tan esperada aparición de Gabriel Deck en ofensiva esperada por sus compañeros.
Peñarol siguió trabajando en defensa con mucha intensidad y aparecieron Alejandro Diez (2) y Pettigrew (4) para un parcial de 6-0 (76-77) y obligarlo a Gonzalo García a pedir otra vez minuto. Era la imagen del boxeador sangrando que seguía persiguiendo a su oponente por todo el ring, levantando la bandera de la lucha.
Y fue justamente la diferencia de intensidad la que le permitió a Peñarol doblegar a un campeón reinante que llegó a Mar del Plata para cerrar la serie. Sobre el final Tucker se quedó sin pierna (y se notó) y San Lorenzo sin respuestas.
A pesar del primer buen partido en Boedo fue la primera vez en la serie que Peñarol pudo hacerle notar a su rival, a base de castigarle el poste bajo con rebotes, la ausencia de Mata y Calfani. Hasta acá el campeón lo había sabido disimular.
Pettigrew fue lastimando la herida del rival, se hizo inmenso con rebotes ofensivos y le dio la delantera 79-78 a fala de 2:17. Contestó Deck con un doble (79-80) y Gianella metió una bandeja volada, bien alta, por sobre Anthony, que fue una delicia (81-80 a falta 1:09) y después de un rebote defensivo Ale Diez convirtió una bandeja pasada de contraataque (83-80 a falta de 48 segundos).
San Lorenzo tiene también el espíritu ganador y se sabe dueño absoluto de los últimos tiempos. Tampoco bajó los brazos y peleó el resultado con un triple de Deck (83 iguales) a falta de 12 segundos. Y la jugada final fue el cierre perfecto del poema épico que Peñarol quería regalarse a sí mismo y su gente. El batallador Pettigrew tomó el rebote ofensivo del libre de Leiva y lo transformó en victoria con un gancho.
Peñarol logró extender la serie para seguir soñando, vendiendo caro la posibilidad de que San Lorenzo se corone también como tricampeón. Frenando el impulso ganador que traía el Ciclón y abriendo la incertidumbre de la necesidad de reincorporar a sus lesionados antes que la lluvia se convierta en tormenta. La serie quedó abierta y promete más emociones.
Crónica: Pablo Tosal – @pablotosal
Fotos: Prensa Peñarol