El encargado de dar la noticia fue su compañero Gustavo Sylvestre, al aire de C5N. “Disculpen, esto es en vivo, me están dando una noticia, lamentablemente lo tengo que comunicar yo. Acaba de fallecer nuestro compañero, nuestro querido compañero Zloto”, dijo.
“La verdad que toda una vida compartida, primero en la calle con él, cuando a Zloto lo conocimos con la cola de caballo y el pelo largo. Un excelente compañero de laburo, para muchos un tipo impenetrable pero era un tipo que justamente había que conocerlo”, continuó.
“Era una gran persona, un excelente periodista de la Argentina que dio un ejemplo de lucha hasta la semana pasada. Todos los lunes hacíamos el pase con Marcelo y el lunes pasado con el último aliento estuvo acá, ayer quería venir a hacer el programa y la familia y Claudio, su productor, le pidieron que se queda en su casa. Hasta hoy estuvo rodeado de sus familiares y amigos. Triste noticia. Muy joven”, cerró Sylvestre.
Zlotogwiazda, se recibió de licenciado en economía de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1982. Así fue que trabajó durante muchos años en el Grupo SOCMA, de Franco Macri. En 1985 comenzó una dilatada carrera periodística en la sección de economía de la revista El Periodista y en el programa Sin Anestesia, que conducía Eduardo Aliverti.
También trabajó en América TV y en ATC (hoy TV Pública). En radio pasó por Radio 10, Radio Del Plata, Radio Mitre, Rock & Pop y Splendid. Pasó por las redacciones de PáginaI12, El Cronista, Ámbito Financiero, Infobae, entre otros. Además, fue el autor de dos libros: “La Mafia del Oro. La mayor estafa al Estado argentino permitida desde el poder” y “Citibank vs. Argentina. Historia de un país en bancarrota”.
Y en televisión lideró “Palabras más, palabras menos”, junto a Ernesto Tenembaum, durante siete años en TN, y tuvo una destacada participación en el programa Día D que conducía Jorge Lanata, desde 1996 al 2003.
“Zloto”, como todos lo conocían, investigó las quiebras de los Bancos Mayo, Crédito Provincial de La Plata, Mendoza y República, y la cartelización del sector cementero, entre otros trabajos destacados.
Zlotogwiazda recibió un Premio Martín Fierro y dos Konex; en 2007 se quedó con la categoría de investigación y diez años antes había sido reconocido por análisis económico, su especialidad.
“Ser periodista es hacer el máximo esfuerzo desde la subjetividad para acercarse lo más posible en el análisis y la crónica para acercarse a la realidad objetiva”
Su último programa en Desafío 20.19:
Publicó Ámbito el 17 Marzo 2015: Censura de Clarín: levantó programa de periodistas en TN (no estaban “alineados”)
“Algunas cosas no deben haber gustado a los dueños del canal”, aseguró Zlotogwiazda
El monopolio Clarín levantó el martes pasado el programa “Palabras +, palabras -“, que conducían los periodistas Ernesto Tenembaum y Marcelo Zlotogwiazda en el canal de cable del grupo, TN, después de haber estado siete años en el aire y ser uno de los clásicos de su programación.
“Palabras +, palabras -” era el programa más independiente del grupo, y también el más objetivo a la hora de informar y entrevistar invitados. La orden de levantar el programa, por no ser juzgado lo suficientemente opositor al Gobierno, fue dispuesta por los propios CEOS del monopolio, Héctor Magnetto y Lucio Pagliaro. Se trataba de una coproducción del canal Todo Noticias con la productora “El Oso”.
El intempestivo levantamiento del programa fue inmediatamente reflejado por las redes sociales, con mensajes de apoyo a ambos periodistas (la pareja más antigua en la TV).
El monopolio consideró, sin embargo, que la línea del programa, a medida que se intensifica en los medios la confrontación en un año electoral, era demasiado tibia para sus intereses, y optó por reemplazarlos por periodistas más afines, como el columnista de “La Nación”, Carlos Pagni, y el editorialista preferido del grupo,Alfredo Leuco, que se incorporará junto con su hijo. El primero comenzará a conducir desde hoy “Odisea”, y a continuación vendrán los Leuco.
Estos no fueron los únicos cambios que introdujo TN en su grilla, ya que también levantó otro de sus envíos tradicionales, “Otro tema”, que conducía el veterano periodista Santo Biasatti. También finalizará su ciclo María Laura Santillán, y se descuenta que la grilla continuará radicalizándose, con todos los cañones contra la Rosada.
En declaraciones recientes tras el levantamiento del programa, Ernesto Tenembaum manifestó: “Nos propusieron grabar los viernes para salir los domingos a la noche”, ofuscado por el destrato del canal.”Algunas cosas no deben de haber gustado a los dueños del canal”, agregó Zlotogwiazda.
“Como debe ser”, señaló Tenembaum en el inicio del último programa. Minutos después, puso un ejemplo:”Con el tema de los nietos restituidos apareció una fuerte objeción de conciencia”, refiriéndose a la influencia del caso de los hijos de la dueña del Grupo, Ernestina Herrera de Noble.
“Somos la pareja política más longeva de la televisión argentina; y nómadas como somos, estaremos en otro lugar”, remató en cierre de la emisión final la semana pasada Tenembaum.
En la despedida hicieron menciones especiales para quienes los acompañaron, incluyendo a maquilladores, vestuaristas, editores, y camarógrafos. Ni uno ni otro confirmaron en qué canal continuarán con su programa.
Un periodista poderoso
En Desafío, se destacó por incluir en marzo de este año a tres mujeres del colectivo La Garganta Poderosa. “¿Por qué no una mujer de, por ejemplo, un colectivo villero como La Garganta Poderosa, que han sido invitados aquí más de una vez?’ Gente que nos merece respeto y confianza y trabaja con seriedad. De esta manera, incorporamos a mujeres y le damos espacio a gente que generalmente no lo tiene”, apuntó. La Garganta lo despidió de esta manera:
El lunes 14 de octubre escribió su última columna en Infobae, un análisis sobre el debate presidencial del domingo.
Alberto Fernández ganó el debate y no por la pinta
Desde que el 26 de setiembre de 1960 se realizó en EEUU el primer debate televisado para una elección presidencial quedó instalada la idea de que el triunfo del entonces senador John Fitzgerald Kennedy por sobre el republicano Richard Nixon se debió a su mejor imagen y manejo en cámara.Foto: Franco FafasuliSe argumentó que sus movimientos suaves denotaban mayor seguridad, que el sudor de Nixon era sinónimo de nerviosismo, y que la pinta de un JFK bronceado que atraía votos.
Sin embargo no había ninguna prueba sólida que avalara lo que se constituyó en un mito, salvo una encuesta muy endeble realizada por la consultora Sindingler and Company. La muestra entre 2.138 personas arrojó que el 48,7 por ciento de la audiencia radiofónica votó por Nixon mientras que sólo el 21 por el bronceado JFK.
Fernández tenía todas las cartas para ganar y las fue tirado sobre la mesa una por una, fundamentalmente atacando el flanco más débil de la gestión de Macri, que han sido los pésimos resultados macroeconómicos
Pero entre los encuestados que lo habían visto por televisión, la diferencia era escasa, pero favorable a Kennedy: 30,2%-28,6%.
La pinta es lo de menos. Lo que quedó demostrado en un sinnúmero de elecciones posteriores; aquí y en el mundo entero.
Y quedará demostrado nuevamente el 27 de octubre, cuando se concrete la victoria del Frente para la Victoria. Victoria que tendrá una de sus varias causas la mejor performance que tuvo Alberto Fernández en el debate, pero de ninguna manera habrá sido el debate el factor determinante.
Fernández tenía todas las cartas para ganar y las fue tirado sobre la mesa una por una, fundamentalmente atacando el flanco más débil de la gestión de Macri, que han sido los pésimos resultados macroeconómicos.
Roberto Lavagna apareció desdibujado, aunque protagonizó la mejor reacción de la noche cuando en el bloque de derechos humanos distrajo la esperada atención sobre Venezuela a los derechos humanos de los pobres argentinos.
Una vez transcurridos los debates, queda un país en crisis que gobernar. Y si bien Fernández sabe la ambición de Lavagna era otra, no se da por vencido de que termine siendo el ‘ministro de economía fuerte’ que está buscando
La menor presencia de la problemática venezolana en relación al tiempo que se le dedican los algunos medios y políticos tal vea haya reflejado que son conscientes de la desproporción que se la adjudica. La misma desproporción que en el debate tuvo la insistencia de Nicolás del Caño en referirse a la crisis ecuatoriana.
Los otros dos actores de reparto, representantes de la derecha, mostraron su diferencia en experiencia y preparación. José Luis Espert, exponente del liberalismo extremo, con un discurso articulado y bien dotado de la lógica de la televisión. Y el retrógrado Juan José Gómez Centurión con su obsesión antiabortista, que lo lleva a hablar de salvar las dos vidas más que la vida misma.
Lavagna apareció desdibujado, aunque protagonizó la mejor reacción de la noche cuando en el bloque de derechos humanos distrajo la esperada atención sobre Venezuela a los derechos humanos de los pobres argentinos
Por último y volviendo al casi seguro próximo presidente fueron notables los guiños de acercamiento a Lavagna.
Hay que recordar que una vez transcurridos los debates, queda un país en crisis que gobernar. Y si bien Fernández sabe la ambición de Lavagna era otra, no se da por vencido de que termine siendo el “ministro de economía fuerte” que está buscando.
Zloto, te vamos a extrañar mucho
Por: María O’Donnell
Zloto militó toda su vida como periodista por una causa. Como sabía mucho de economía y era muy sensible -aunque no siempre lo demostrara- militó por la causa de una sociedad más justa, menos desigual.
Creo que no conocí a ningún periodista más coherente, más empecinado, que Zloto. Nunca subordinó sus ideas a una causa partidaria ni a su realización personal. Jamás se distrajo: era demasiado disciplinado para caer en una distracción, aunque supo transmitir mucho amor y calidez a quienes lo rodeaban en los días más difíciles. Le importaban las políticas públicas y sus consecuencias.
Analizaba cualquier medida -sin importar quién la hubiese tomado- siempre con la misma vara: según cómo iban a impactar en la distribución del ingreso. A riesgo de ser monótono, o intransigente. Eso a él no le importaba, el qué dirán lo tenía sin cuidado: sabía cuáles eran sus prioridades. Militó causas que para él eran fundamentales aunque no fuesen populares.
Durante el gobierno de Cristina Kirchner defendió la suba de tarifas. Simplemente, porque le parecía injusto que en Puerto Madero pagaran las facturas con subsidios. Con Macri defendió la vigencia del impuesto a las ganancias para los altos salarios, porque creía con mucha convicción que las sociedades más justas se construyen cuando los que más tienen son los que más pagan.
Zloto nunca dejó de ser Zloto en una profesión que amó y ejerció -literalmente- hasta el último día de su vida. En lo personal, le agradezco todo lo que me enseñó cuando se ablandó nuestra relación y traspasó el ámbito profesional.
Descubrí en Zloto una calidez oculta detrás de tantos números, aunque no debí sorprenderme: a nadie que fuese indiferente le importaría tanto la suerte del más débil. Corro el riesgo de caer en una frase grandilocuente, en una de esas frases que él hubiese reprobado por su sobriedad, pero lo digo con mucha convicción: la muerte de Zloto es una enorme pérdida para el periodismo argentino. Te vamos a extrañar. Mucho.
Un abrazo Marcelo
Por: José Natanson
Era frío al primer contacto, nunca hostil pero distante. Se ablandaba sin embargo con el humor, gozaba del ingenio y nada le gustaba más –salvo el whisky y el básquet– que un razonamiento inteligente. Era sobre todo un fanático de la argumentación racional, dispuesto a escuchar cualquier punto de vista si partía de una premisa correcta, si se desplegaba de una manera lógica y estaba bien fundamentado. No era, sin embargo, un hiperpragmático ni un posmoderno. Desde sus primeros pasos en el periodismo profesional tras recibirse de economista en la UBA, Marcelo defendió –en sus notas, sus libros y sus editoriales en radio y televisión– la idea de una sociedad más justa, con más oportunidades, menos cruel con los pobres y los excluidos. Como en lugar de gritar “justicia social” prefería hablar de progresividad impositiva muchas veces podía pasar por indiferencia lo que en verdad eran un conjunto de ideas consistente y apasionado.
Hasta que Marcelo irrumpió con su voz singular, el periodismo argentino, anestesiado aún por la represión de la dictadura, enfocaba los temas económicos en términos de variables: tanto déficit fiscal, tantas exportaciones, tanta inflación. Como suele recordar Ernesto Tenembaum, Marcelo rompió con ese periodismo de planilla –hoy diríamos de Excel– para ponerle nombre y apellido. Primero en las revistas El Periodista y El Porteño y después en Página/12, habló de corporaciones, embajadas, sindicalistas y, de una manera inconcebible hasta el momento, de empresarios. Encarnó la economía en personas y al hacerlo echó luz sobre los valores, los intereses y las miserias.
El éxito en la gráfica lo llevó naturalmente a la radio y la televisión, donde lo conocí hace diez años, primero como entrevistado ocasional de sus programas y después como columnista, en Radio del Plata y luego en C5N. Llevaba Marcelo ya tres década de protagonizar la primera línea de los medios audiovisuales, había ganado todos los premios posibles, había liderado el rating, lo habían censurado y había vuelto a empezar (en fin, había hecho todo lo que un periodista de éxito puede hacer) y sin embargo tenía un manejo notable del yo. No conozco un periodista capaz de manejar mejor el ego: tenía la autoestima necesaria para sentarse todos los días frente a un micrófono pero nunca caía en el narcicismo de los inseguros y los genuflexos.
A su estilo racional, Marcelo sabía tomar riesgos, usar su prestigio para que las autoridades del medio en el que trabajaba aceptaran una nota o una entrevista que interfería con alguna cosa. En el mundo del minuto a minuto, estaba dispuesto a ir contra su propia audiencia –o contra lo que se suponía que era su audiencia– y arriesgar mediciones y público si le gustaba una idea. No era un kamizaze ni un provocador pero sí alguien que se aburría si tenía que decir todos los días lo mismo.
Llevaba años en el lodo de los medios y había logrado no enchastrarse nunca: aprendí mucho viendo cómo se manejaba en el día a día de la polarización y las operaciones, intercambiando ideas sobre tal o cual cosa, tratando de entender posiciones y buscando la propia. Lo guiaban sus ideas, su racionalidad y el rigor con el que encaraba las cosas. Y estaba dotado, en el mar de individualismos que es por definición el periodismo, de una tremenda generosidad. Exigente y desprovisto de paciencia para las imprecisiones, fue también generoso con los que trabajamos con él, nos abrió espacios, confiaba. Cuando Del Plata se desmoronaba y los pagos llegaban desordenados lo vi discutir a los gritos con un gerente de la radio para que le aceleraran el cheque a un columnista que debía las expensas.
Diez días atrás festejamos su cumpleaños. Hablamos varias veces después pero aquella noche fue la despedida. Estaban sus amigos de siempre, del colegio y de la vida, sus amigos del periodismo y por supuesto su familia de mujeres, a las que quería más que a nada. Lo busqué antes de irme, después de haber llorado a mares, pero no le dije nada: una década hablando varias veces por semana y no se me ocurrió qué decirle, creo que a él tampoco. “¿Te divertiste?”, me preguntó. “No”, le respondí. Se río y me agarró, dos fríos medio borrachos abrazándonos en la madrugada.
El 6 de octubre Marcelo Zlotogwizda cumplió años, pidió a sus amigos que no le regalaran cosas, si no dinero para una donación, así entrego los 50.000 $ que junto al profesorado de la villa 21. @juan_amorin @Gatosylvestre @tunykollmann
Fuentes: Señales, Infobae, Noticias Argentinas, PáginaI12