“Majul ya se vendió y Feinmann está con un pie afuera y un pie adentro“, se quejaba un grupo de mujeres de avanzada edad.”Hay que cortar el tránsito“, propuso otro asistente, con más dudas que certezas.
Con el correr de los minutos, las banderas argentinas se multiplicaron. No eran ni las 17.15 y sonaron los primeros coros. Todavía apagados y con cierta timidez, algunos asistentes pidieron que se cante “más fuerte” el himno, al tiempo que una columna avanzaba por la avenida Corrientes.
Desde temprano estuvieron los vendedores ambulantes. Muchos vendían lienzos celestes y blancos con la cara de Mauricio Macri. Otro, que hacía gala de su pertenencia radical, ofrecía pañuelos amarillos a $100 con la consigna “#VamosAdarLaVuelta, Yo voto a Macri“.
Los primeros miles de manifestantes, autoconvocados en torno al Obelisco, rápidamente ingresaron en un clima de euforia y desahogo. Siempre presentes las consignas en pos de la “libertad”, la “república” y contra la “corrupción”, la convocatoria fue un apoyo explícito a Mauricio Macri tras la contundente de derrota en las primarias del 11 de agosto.
“SÍ-SE-PUEDE!“,”Argentina, Argentina”,”Para Mauricio… la reelección!”,”No vuelven más, no vuelven más!”. “¡Ar-gen-ti-na, sin Cris-ti-na!”, fueron los hits. Pero una de las canciones que más resonó hacía carne que el proyecto de Mauricio Macri podría no continuar el 10 de diciembre: “Mauricio no se va“.
Todas las personas a las que consultó Infobae estaban enteradas de la movilización porque les había llegado la convocatoria a través de Facebook o Whatsapp. “Todos lo compartían, nuestros amigos y contactos”, coincidieron varios de los manifestantes. El dato contrasta con la escasa difusión de los días previos el #24A y que tuvo como principal propagandista el acto Luis Brandoni.
En algunos barrios, la militancia de Juntos por el Cambio fue la que impulsó la movilización. “Hoy pasó por casa Oterito (sic) haciendo la convocatoria“, dijo una vecina de Avellaneda, en alusión al candidato a intendente del municipio del oficialismo.
Cada persona decidió salir a la calle con sus grupos de afinidad, familiares o amigos. La marcha en apoyo a Macri fue un reflejo de los sectores donde el presidente concentra su voto. La mayoría eran adultos mayores (predominantemente mujeres) y personas de clase media y alta de entre 40 y 60 años, algunas llevaron sus hijos. Casi todos estuvieron en marchas contra Cristina Kirchner.
El componente económico volvió a ser una nota destacada en la manifestación oficialista. En las conversaciones entre desconocidos era recurrente el carácter “autoconvocado” de la marcha, una suerte de marca de identidad. “Vinimos todos, sin choripán“, se cantó.
“El abuso de poder termina en dictadura. Estoy en contra de los populismos. Estuve en todas las marchas a favor de este gobierno, también las que fueron contra la corrupción de Cristina. No podemos votar gobiernos corruptos”, afirmó Lilian, artista plástica de más 60 años que vive en el barrio de Palermo.
Otra artista plástica, quien no reveló su nombre, llevaba una pancarta con un dibujo que presentaba a Alberto Fernández como un títere, manejado por Cristina Kirchner. “Vine con amigos”, señaló. “Somos una banda, pero no de delincuentes“, replicó una amiga que estaba a su lado.
“¿A las personas mayores las mandan lejos?“, preguntó una mujer de avanzada edad a un militante del PRO. El joven repartía pequeños cartones pidiendo voluntarios para fiscalizar en las elecciones de 27 de octubre. “¡A fiscalizar, a fiscalizar!”, arengó la multitud. La jornada atrajo más interesados para custodiar los comicios generales.
Pese a que el Gobierno lo desmintió, había pancartas con la consigna “No al fraude electoral“. “No puede ser que la votaron en Santa Cruz, en Jujuy, en lugares que no la votan ni el perro”, afirmó Román, un vecino de Morón. Mencionó las imágenes que circularon en las redes que dan cuenta de los telegramas con faltantes de datos. “Macri no va a decir que hubo fraude, no quiere ponerse la gente en contra. Si la gente no votó a Macri fue a otros candidatos, no a Cristina. Esto no es 2001, no estamos tan mal mal, hay autos 0KM en la calle”, insistió.
Cuando la muchedumbre era notoria, a las 18, los adherentes resolvieron movilizar las columnas a Plaza de Mayo.
“No soy de manifestarme, no soy militante ni nada. Macri necesita apoyo, reconozco que se equivocó, pero los otros modelos no me interesan en absoluto. Ya vi lo que fue el kirchnerismo. Soy una mina que labura”, indicó Nina, una arquitecta de 58 años que tiene su casa en Plaza Italia, aunque aclara, también vivió en Ituzaingó. “Siempre que querés emprolijar algo en tu casa, tenes que bancar y sufrir mucho para que se solucione. Yo creo que están emprolijando el país”, definió.
Con celular en mano, la prioridad en la recorrida fue compartir las fotos y videos por las redes sociales. Varios grupos se dieron cuenta de la presencia del actor Juan Acosta, uno de los más saludados por la gente. No lo soltaron hasta lograr una selfie. “Vos qué podés y hablás en los medios, no pares”, le rogó un fan.
Poco después, los rumores de la presencia de Mauricio Macri en el balcón de la Casa Rosada sirvieron para entusiasmar a una multitud ya exaltada. Algunos vieron pasar un helicóptero policial sobre Diagonal Norte y le gritaron “¡Mauricio, Mauricio!”, ante una hipotética presencia del presidente.
“No hay choripanes ni bebidas alcohólicas. Todos vinieron con la SUBE y con su propio boleto, con banderas sin logos políticos. Esta presidencia y este gobierno es el futuro”, gritaba Diego, de 37 años, personal de seguridad privada. Filmaba un Facebook Live subido a la boca de subte de la estación Catedral de la línea D.
Hubo, además, venezolanos que dieron el presente. Llevaban consignas y pancartas anti chavistas. “No quisiéramos que les pase lo que nos tocó vivir en Venezuela. No somos libres allá, fuimos atropellados. La libertad es muy linda, no queremos eso para la Argentina”, afirmó Beatriz, de 59 años, oriunda de Maracaibo. “Lo que viene atrás de ellos es una catástrofe”, agregó Rodolfo, de 28, quien aún no puede votar en el país.
A las 19, con la oscuridad instalada, la movilización se apostó frente a las puertas de la Casa Rosada. El Gobierno ya había retirado las vallas. Entre las primeras filas estaba el secretario de Cultura, Pablo Avelluto.
“Otras marchas fueron con motivo de queja. Ésta creo que tiene signo positivo. Hay mucha gente con ganas de movilizarse, de alentar los cambios que se están produciendo en la sociedad para acompañarnos”, indicó Avelluto en diálogo con Infobae.
Como si fuera un espectáculo, el silencio se apoderó de una Plaza de Mayo llena. Los espectadores aguardaban que saliera al balcón Mauricio Macri, el destinatario de la jornada.
Lo que sucedió después es conocido. El presidente moralizó a los suyos y recibió como réplica la entonación del himno nacional. Hubo celulares con las pantallas encendidas apuntando hacia la Casa Rosada, como si fuera un recital. Macri salió dos veces. En la segunda apareció junto a María Eugenia Vidal, quien tuvo su propia ovación. “Ahora, ahora Vidal gobernadora”, le cantaron. Ya había menos gente. “Borom bom bom, el que no salta, es un ladrón”, corearon sobre el cierre.
A las 20, el grito del macrismo en las calles, tras la derrota en las primarias, llegaba a su fin. La multitud desconcentró rápidamente y en desorden. “Esto sigue”, graficó una voz, entusiasta.