Una carta del ciudadano Gastón Herrera cuenta una historia de humanidad y presencia que las crónicas habían mostrado distinta y los buenos funcionarios policiales supieron encaminar.
El viernes 30 de abril Lautaro con tan sólo 19 años debÍa concurrir a rendir un examen, su situación emocional no era la mejor ya que con muy pocos días de diferencia la pandemia había arrancado de su vida a su abuela y a su papá.
«¿La angustia? ¿La presión? ¿La depresión? ¿El resultado no esperado del examen? vaya uno a saber qué fue lo que lo hizo pensar en apagar su luz» dice el mensaje llegado a nuestra redacción.
Cerca de las 13 hs de ese mismo día se dirigió hacia la Comisaría Segunda de MdP, en la calle Castelli casi Buenos Aires, a la que ingresó cuchillo en mano y al grito de «hoy se pudre todo». No pretendía otra cosa más que los efectivos policiales terminarán con su corta vida.
La capacidad, sumada a la humanidad de los efectivos que allí se encontraban, amenazados por un pibe desencajado que portaba un arma blanca, fueron las que permitieron reducirlo con pericia y así darle a Lautaro una nueva oportunidad de vida que la pandemia y la ausencia de otros efectores del estado no le habían dado.
Él se recupera de las heridas que debieron realizarle para detenerlo, su familia lo apuntala para que pueda seguir creciendo y creyendo. Y la sociedad asiste a un caso en el que la policía, tantas veces denostada y señalada por quienes pretenden utilizarla en beneficio de determinados sectores ideológicos, muestra ese profesionalismo con la que es preparada y, más allá de lo aparente, sabe discernir cuando se está frente a un peligroso delincuente o cuando quien la enfrenta es un ciudadano quebrado emocionalmente y desesperado.
Todavía hoy, salvo los efectivos policiales, ninguna otra dependencia del estado se hizo presente para contener y asistir a Lautaro.
«Deseo que las autoridades estén a la altura de la circunstancia y como sociedad no tengamos que lamentar que un pibe de los nuestros se nos vaya porque entiende que nadie puede ayudarlo» agrega en su carta el ciudadano Gastón Herrera quien nos hace llegar esta historia a la redacción de LIBRE EXPRESIÓN.NET.