Desde las denuncias periodísticas acerca de la instalación de una nueva zona liberada a la prostitución y el narcotráfico en el área céntrica muchas cosas pasaron y aquí se las contamos.
La reunión fue en el edificio de los tribunales locales. Jueces y fiscales exigieron que se diera alguna respuesta a la grosera realidad de una zona plagada de reparticiones públicas y con las dos sedes principales de las policías que actúan en la ciudad que estaba liberada a la prostitución y a un narcomenudeo tan ostensible que los propios vecinos podían documentar en cientos de fotos el desarrollo del ilegal negocio.
Todas las miradas se dirigían a las reparticiones policiales, que «patrullaban» el lugar sin lograr nunca ver nada de lo que estaba ocurriendo. La complicidad era evidente pero la inacción de la justicia ya estaba siendo colocada en el ojo de la tormenta y la opinión pública no diferenciaba responsabilidades ni complicidades: para la gente había una protección organizada que alcanzaba a todos los que integran el mundo institucional que rodea la zona.
Aquel encuentro terminó con la decisión, por cierto no mayoritaria pero si aceptada por una buena cantidad de los funcionarios presente, de hacer una carta dirigida al gobernador de la provincia, al secretario de Seguridad Sergio Berni y al intendente municipal Guillermo Montenegro advirtiendo las pocas posibilidad de actuar de los fiscales si la reticencia policial seguía marcando el paso de la cuestión. Y publicarla a través de los medios…
Y claro…sonaron las alarmas. Alguien avisó de la decisión y en las sedes policiales se resolvió que algo debía hacerse para frenar semejante escándalo. La misiva no se redactó y la promesa fue poner punto final, al menos por ahora, a la cuestión.
Los jueces y fiscales «más prudentes», algunos de ellos sospechados de no estar ajenos a tanta distracción, pidieron un par de semanas para actuar y cambiar las cosas. Aparentemente lo consiguieron.
Desde entonces cada noche se llevan adelante procedimientos -por ahora mucho más efectistas que efectivos- con secuestro de alguna cantidad de droga y detención de pequeños vendedores de droga que nada hacen al fondo del negocio. Aunque la presencia policial y cierta sobreactuación de sus efectivos sirva para «hacer como que algo se hace».
Un viejo montaje de corto vuelo que, si el poder político y la justicia no sigue de cerca y empuja para que crezca en intensidad de investigación y acción, servirá para lo que los verdaderos responsables están buscando y logrando conseguir: llegar al fin de la temporada de verano, allí tras el feriado de Semana Santa, pudiendo disfrutar de una impunidad alarmante que hoy es mostrada en toda la prensa del país.
Y luego…a buscar otro sitio para seguir adelante con un negocio que desde hace décadas enriquece funcionarios y policías corruptos y sostiene más de una campaña política.
FUENTE : LIBRE EXPRESION
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