Hugo Moyano formalizó hace dos días miércoles, durante una reunión del Consejo Directivo, el apoyo de sus aliados dentro de la CGT y del barrionuevismo a la marcha que realizará Camioneros el 22 de febrero.
Según detalla el portal Tribuna de Periodistas, es la última carta que le queda por jugar al gremialista para intentar resistir los embates de la justicia que, según él, provienen de las oficinas de la Casa Rosada.
Es una jugada riesgosa porque, en caso de no lograr adhesión de relevancia, lo mostrará más débil de lo que ya está.
Por lo pronto, al encuentro no asistieron representantes de los “gordos” ni de los “independientes”, quienes se mostraron en desacuerdo con activar un plan de lucha, con lo cual la CGT quedó al borde de una fractura.
Como se preveía, la reunión en la sede de Azopardo fue encabezada por Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, los miembros del triunvirato que responden a Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, y sólo contó con la asistencia de dirigentes de esos sectores que, de todos modos, ocupan varias sillas del Consejo Directivo, por lo cual pudieron avanzar con la adhesión a la protesta.
Estuvieron Pablo Moyano (Camioneros), Facundo Moyano (en la actualidad no ejerce la conducción de ningún gremio), Julio Piumato (Judiciales), Jorge Sola (Seguros), Amadeo Genta (Municipales porteños), Sandra Maiorano (Médicos) y Víctor Santamaría (Encargados de edificios), entre otros, mientras que enviaron representantes Omar Plaini (Canillitas), Juan Pablo Brey (Aeronavegantes) y Abel Frutos (Panaderos).
Lo sugestivo es que hubo notables ausencias de los representantes de los grandes gremios, quienes históricamente cultivan un perfil más dialoguista con los oficialismos, como los “gordos” Héctor Daer (miembro del triunvirato y referente de Sanidad) y Armando Cavalieri (Comercio) y los independientes Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias).
¿Cómo hará Moyano para mostrarse poderoso sin esos apoyos? Es la gran incógnita de estas horas.