Al ritmo de sistemas y mandatos que se desmoronan, la sexualidad y los vínculos afectivos se reconfiguran bajo distintas formas. Así, surgen modelos de relaciones abiertas, de distintas variantes, más conocidas como poliamor. Aquí, tres historias que retratan esta tendencia.
Cecilia Figlioli (34) Licenciada en Ciencias Políticas

Soy pareja de Juan Pablo, tengo otra pareja que se llama Sebastián, convivimos los tres y la novia de Juan Pablo también. Durante seis años tuve una relación monogámica exclusivamente con Juan Pablo muy feliz, al contrario de lo que cree la gente, que piensa que uno se abre porque algo no funciona del todo, pero no se anima a dejar a su pareja.
Al contrario, gracias a la alegría con la que vivíamos podíamos hablar de ciertas cosas. Ver a un ex no representaba ningún conflicto. No había ese tipo de planteos, siempre hubo mucha confianza y comunicación, nos contábamos todo. Y bueno, somos gente curiosa.
Nos llegó la información sobre las relaciones abiertas, creo que Pablo estaba leyendo algo, lo comentamos, empezó a ser tema de conversación. Al principio como algo social, sin pensar en lo personal. Relfexionando acerca de cómo en realidad el matrimonio es una institución opresiva, funcional a un sistema pero no a nuestros deseos y libertades.
Así empezamos a explorar de a poquito y con mucho miedo qué nos pasaría si lo llevábamos al plano personal, si le dabamos un beso a otra persona, como nos sentiríamos, y avanzando en ese proceso descubrimos que teníamos ganas de cuestionarnos esto de no poder relacionarnos con nadie más por ser pareja del otro, que era algo posesivo, que restaba, no sumaba.
No es un proceso rápido, lleva tiempo darse cuenta cómo proceder, saber cuales son las reglas y códigos. Lo fuimos estableciendo juntos. A pura prueba y error. El primero fue Juan Pablo, estuvo con una amiga mía. A mí me costó al principio, me deprimí, no es fácil manejar lo que te pasa porque venimos con otro modelo aprendido entonces sentís que estás haciendo mal, lo vivís con el velo de lo que te dijeron que debería ser y no es. Pero un día cambié el punto de vista, me di cuenta que perdía tiempo y energía pensando en lo que harían o hicieron otras personas.
A los seis meses empecé a salir con Sebastián, mi actual pareja, el mejor amigo de ese entonces de los dos, o sigue siendo así también, porque está dividido lo que es el amor y la amistad, nosotros lo vivimos todo junto, no necesitamos separarlo. Al tiempo nos fuimos a vivir juntos los tres. Juan Pablo y Sebastián también tienen una relación de pareja así que nos compramos una casa más grande todos.
Somos muy felices. La casa está abierta, suceden debates, reuniones, asados. Vivimos también con la novia de Juan Pablo, y tenemos una hermosa familia. Siempre le huí a la idea de ser madre, pero creo que la crianza compartida sería maravillosa.
Como mujeres sabemos que la que siempre termina estando es una y a mí la idea de madre abnegada no me va. Tampoco el peso de lo biológico, porque sabemos que las tareas ‘mapaternales´ no tienen que ver con lo biológico. En este sentido, hay miles de familias diversas: una tía, una abuela y un menor, ¿en qué modelo de familia encajan? No hace falta ser poliamoroso para enterarse de que la familia tradicional no existe.
Silvana González (35) actríz

Hace cinco años tuve mi última pareja monogámica. Salimos cuatro años y cada tanto planteaba la posibilidad de abrir la relación, vivir en simultaneidad otros vínculos afectivos y sexuales, pero ella no quería. Cuando me separé tomé la decisión de no postergar más mi deseo. Sentía que la monogamia dificultaba y oprimía mis relaciones.
Una vez que comenzó una relación con otra chica, acordamos que estabamos habilitadas para mirar y querer estar con otras personas. Así empecé a investigar, leer y di con Amor Libre Argentina, donde conocí a Cecilia y Juan Pablo y empecé a militar el tema desde adentro.
Después nos fuimos los tres de esa organización y formamos Relaciones Abiertas, con la que logramos instalar el tema en los medios. Me dan ganas de trabajar para visiblizar que esto existe, que no lo inventamos nosotros pero que los que estamos en esta comunidad podemos contenernos, buscar herramientas juntos y mejorar nuestras vidas y relaciones, que es una forma de amar y vivir el sexo y la afectividad tan legítima como la monogamia.
En mi caso particular, empezar a vincularme no monogámicamente hizo que procesara muchas cuestiones personales en esa búsqueda. Al transitarlo ves los patrones que venís repitiéndo acerca del otro como la posesión, el control, la dependencia emocional, la falta de autoestima.