Opinión
UNA TORMENTA DENTRO DE UN HURACAN
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1 año agoon
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Maru Valle
Estamos en medio de una tormenta, en cuyo centro está Sergio Massa. Hay una serie de factores que caracterizan hoy a la economía, como la alta inflación, la caída estrepitosa y permanente de reservas del Banco Central, los efectos que tiene eso sobre los movimientos del dólar y la recesión. Vemos cómo se va congelando la economía en la caída de los niveles de ventas y de actividad económica. Ahora, para mejorar las cosas, la tormenta se envuelve en un huracán: las condiciones políticas alrededor de la causa que se le sigue a la vicepresidenta y a un grupo de funcionarios del gobierno de Néstor y de Cristina Kirchner por la asignación de obra pública en la provincia de Santa Cruz.
Ayer, el fiscal Diego Luciani pidió para la expresidenta y vicepresidenta 12 años de prisión e inhabilitación perpetua. Todos sabemos que es un caso, desde el punto de vista técnico, crucial, porque de lo que se determine en la asignación de obra pública en Santa Cruz podrían derivarse cuestiones que tienen que ver con el manejo de dinero en los hoteles de la familia Kirchner en Calafate, lo que se conoce como causa Los Sauces y Hotesur. Es decir, si se confirma que hubo delito en el caso de Vialidad, estaríamos probablemente frente a lo que sería el antecedente que hace posible las operaciones de lavado de dinero en los hoteles.
¿Por qué pongo todo esto en potencial? ¿Por qué todavía existen signos de interrogación? Porque todavía debe ser probado. Hay jueces que conocen las causas Hotesur y Los Sauces, que podríamos identificar como antikirchneristas, que dicen “bueno, todavía hay mucho para estudiar para probar concretamente una conexión”. La podemos adivinar en la crónica periodística, en los indicios de relatos e informaciones que después son difíciles de consolidar en un expediente. Este es un problema que no vemos hoy, pero que conocen quienes miran la causa en relación con la Justicia con dos o tres jugadas de antelación.
Este es un tema importante porque tenemos una percepción intensísima de corrupción en la política, principalmente en el kirchnerismo, que a la vez advierte evidencias de corrupción en Juntos por el Cambio. Todo esto requeriría de un Poder Judicial extraordinariamente serio que sancione como se debe. Y que no deje una sensación de arbitrariedad, lo que la vicepresidenta denuncia como lawfare, es decir, una persecución.
El peronismo reacciona en línea con lo que señala la vicepresidenta y anuncia una persecución política. Hay manifestaciones en estas horas de gente que no es necesariamente kirchnerista y que en algunos casos está enemistada con la vicepresidenta, como la conducción de la CGT, que se siente amenazada por Cristina Kirchner, y sin embargo hizo una declaración en la que asegura que no hay pruebas concretas en lo que está anunciando el fiscal Luciani.
Hay además otros actores en el oficialismo que no son necesariamente kirchneristas como diputados y senadores que no están alineados con Cristina, pero que también se manifiestan en ese sentido. Ha habido un pronunciamiento ayer de 500 intendentes de ciudades pequeñas, no todos kirchneristas, quienes también plantean que hay una persecución.
sto nos indica que se está creando un clima de movilización vinculado con el enfoque central que le da la vicepresidenta a todo este problema. Es un enfoque que tiene que ver con una cantidad de datos que ella esgrime, pero sobre todo con una concepción ideológica respecto a cuál es la relación entre Justicia y política. Para Cristina Kirchner no hay autonomía técnica de la Justicia, sino que es un instrumento de la política. Siempre. Tanto que ella pretendió que eso sea blanqueado en el sistema. ¿Cómo? Eligiendo a los que nombran a los jueces, los consejeros de la Magistratura, en listas electorales con los candidatos políticos, en lo que ella llamó un proyecto de democratización de la Justicia que se lo dio de baja la Corte por inconstitucional.
Quiere decir que, para el oficialismo, lo que hay en el centro de este problema es una disputa política. No es la única que sostiene esto de todos los que están siendo imputados en la causa de Vialidad. Hace mucho tiempo, en el año 2016, que es cuando se inicia esta causa que se reabre por una denuncia de Javier Iguacel, quien estaba al frente de la obra pública durante el gobierno de Mauricio Macri, la esposa de Julio De Vido, Alessandra Minnicelli, que es una abogada que tuvo mucha participación en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, hizo una observación importante en un tuit donde se preguntaba quién es el encargado de administrar el presupuesto. Bueno, habría que contestarle, técnicamente, el jefe de Gabinete. ¿Cómo es que en esta causa no está imputado Alberto Fernández, quien fue jefe de Gabinete mientras ocurrían estos delitos? ¿Cómo no está imputado Sergio Massa? Y así podemos nombrar a otros. Sin embargo, la imputación pasa de la presidenta/presidente al ministro de Infraestructura y al secretario de Obras Públicas. ¿Qué hay detrás de esto? La presunción de una manipulación política que convertiría a aquel Alberto Fernández o a aquel Sergio Massa, que recorrían los canales de televisión denunciando a Cristina en cómplices de lo que ellos denuncian como lawfare.
Hay varios argumentos en toda esta denuncia que realizan Cristina Kirchner y sus funcionarios. El primero ya lo mencionamos, que no hay pruebas concretas que vinculen. Sin embargo, no es que no hay pruebas concretas de corrupción. Es probable que, en la cabeza de Cristina, José López tenga que ir preso. Lo que está diciendo el kirchnerismo y la propia Cristina Kirchner y la CGT es que no hay pruebas concretas que la vinculen a ella con esos casos de corrupción. Esto es interesante porque hay referentes de la oposición que sugieren lo mismo, entre ellos, Miguel Ángel Pichetto, quien dice que va a ser muy difícil probar en un expediente lo que presumimos políticamente, que es conectar concretamente el hecho con Cristina Kirchner. Por eso él dice que se inventa la figura de la asociación ilícita, que transmite responsabilidades sin necesidad de que haya prueba documental.
Este es un enorme problema porque no vaya a ser que después, lo que hoy es una catarsis, un desahogo, una sensación de que se repone un equilibrio en la Justicia general de las cosas, sea frustrado porque en los expedientes es imposible de ser demostrado. Sostienen algo más, que el fiscal Luciani en su alegato y en toda su larga circunstanciada acusación introdujo una cantidad de imputaciones, de datos, presumiblemente de prueba que no estaban en el comienzo de la causa. Esta es la razón por la que Cristina Kirchner dice que quiere que la llamen de nuevo a declarar, porque quiere contestar esas imputaciones que no contestó porque no fueron planteadas. Esta posibilidad de ser llamada a indagatoria en este momento del proceso le fue denegada.
Daría la impresión, según sostiene Paz Rodríguez Niell en una nota publicada en el diario LA NACION, de que Cristina tendría un derecho a refutar en lo que el procedimiento identifica como “las últimas palabras”, es decir, su última intervención antes de la sentencia. El razonamiento de la vicepresidenta es que, mientras tanto, va pasando el tiempo y se van asentando esas imputaciones. Por ese motivo ella prefiere aparecer este martes a las 11 por su canal de YouTube contestando los argumentos que, ella dice, fueron incorporados extemporáneamente por el fiscal.
Lo más importante políticamente es que empieza a haber un estado de movilización que quiere introducir el kirchnerismo. Porque si todo es político, si no hay ninguna autonomía del expediente, si no hay técnica y solo se trata de una disputa de poder, hay que dar la discusión en el campo del poder. Ha habido atisbos, adelantos de esto que estamos viendo ahora y que vamos a seguir viendo en los próximos días. Me refiero a que hace poco, la vicepresidenta pronunció un discurso en Avellaneda, que fue importante. En aquella oportunidad tenía al lado al ministro de Hábitat y Vivienda y exintendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Ella en un momento de su exposición le dice a Ferraresi: “Te tengo que felicitar porque ante una ordenanza municipal que la Justicia te objetó, vos movilizaste al pueblo”.
El siguiente discurso importante de Cristina se produjo en Ensenada, en donde dijo que su hijo Máximo le había observado algo en lo que ella no había pensado: “A Perón en el 55 no lo quisieron meter preso, lo dejaron irse al Paraguay. ¿Por qué? Porque tenían miedo a otro 17 de octubre”, señaló, según dijo su hijo.
Ahora, rebobinemos, manifestaciones de intendentes, manifestación de la CGT, movilización en la calle y un cartel que dice: “Ya cruzamos por Perón, cruzaremos por Cristina”. Este es el puente por donde cruzaron los obreros y sus dirigentes sindicales el 17 de octubre para ir a reclamar por la libertad de Perón. Está recreándose dentro del peronismo una escena que pretende intimidar a la Justicia.
Una obviedad, el que juzga a Cristina no es Luciani, él debe acusarla y como todo fiscal tiene esa obligación y probablemente deba exagerar esa acusación. Ahora escucharemos a la defensa y después tiene que actuar el Tribunal que está en una encrucijada importante porque está ante esta presión. Pero no se trata solo de una presión política, se trata de la constitución de una escena electoral. La idea de que Cristina debe ser envuelta en el aura de una perseguida. Esto que nos puede resultar muy ajeno a nosotros es muy familiar para ella que es una profesional del poder.
Esto último lo voy a demostrar con un ejemplo. Hoy en su casa hubo un episodio de violencia. La gente del kirchnerismo lo cuenta como que algunos vecinos fueron a insultar y que la policía de la ciudad en vez de disolver la manifestación, dejó que esa gente se vaya sumando. Luego, vinieron kirchneristas a defenderla y la policía reprimió. Cristina, La Cámpora, los que fueron a la casa de la vicepresidenta a favor de ella, dicen que reprimieron solo a su gente. En ese contexto, ella emitió un tuit que dice: “Lo único que le faltaba a Larreta para ser Macri es reprimir”. Es más que un tuit que califica lo que está pasando en la puerta de su casa, es un tuit que está caracterizando al futuro candidato a presidente Larreta, del quien la propia Cristina dirá: “Si Larreta va a ser el próximo candidato de Juntos por el Cambio, Larreta es Macri”. Y empieza a decirlo desde ahora, en la puerta de su casa, en lo que sería para ella un momento dramático. Esto es lo que hace un profesional del poder.
En medio de todo este contexto, la Casa Rosada emite un largo comunicado, que comienza manifestando que el Presidente es hijo de alguien que fue juez, es profesor de derecho, defiende el Estado de Derecho. Al lado de Cristina alguien dijo: “Alberto, la noticia no sos vos hoy, es Cristina”. Más allá de eso, es muy interesante este extravío conceptual que tiene el Presidente y que tiene aparentemente mucha de la gente que lo rodea, porque esto sale de la dirección de Comunicación de la Casa de Gobierno. En nombre de la Constitución, expresamente, Alberto Fernández dice que en la causa que se le está siguiendo a Cristina no hay ninguna prueba. ¿En nombre de qué Constitución el Presidente ejerce el papel de juez y determina donde hay pruebas y dónde no las hay? El doctor Fernández, hijo de un juez, profesor de derecho, ¿qué constitución leyó? Porque lo más elemental de la Constitución es que hay una división de poderes que le impide al Presidente ejercer la Justicia, que es atribución de otro poder. Salvo que lo que quiera sea intimidar. Lo más interesante de ese comunicado es que hace una defensa de la igualdad ante la ley. Si hay algo que viola la igualdad ante la ley es que una ciudadana llamada Cristina Kirchner tenga a su favor la voz del Presidente, cosa que no cualquier imputado tiene en todas las causas que se siguen en la Argentina. Es muy extraño cómo alguien que fue hijo de un juez no advierte que, por lo menos, tendría que utilizar su cuenta de Twitter personal, aclarando que lo hace como militante kirchnerista.
Sin embargo, si uno lee bien ese comunicado se da cuenta de que tanta adhesión no hay, de que tan indignado no está, porque en un momento dice algo muy capcioso: “Va a seguir el Gobierno trabajando en la reforma judicial que no pudo sacar”. Es como si dijera: “Cristina, esto pasa por la reforma judicial que yo no pude sacar porque vos me la impediste, porque nunca la autorizaste en el Senado”. Lo que dice es “este es el costo que estás pagando por no dejarme gobernar”.
Para que se entienda bien cuál es la interna que hay dentro del poder en relación con la causa judicial de Cristina, irrumpe en escena Julio De Vido -que está imputado en Vialidad- y dice: “Sr. Presidente -no le habla el compañero Fernández-, su nota es extemporánea, si fuera cierto lo que usted manifiesta nunca hubiera designado a Marcela Losardo como ministra de Justicia, su nota es como el título del libro Soriano: triste, solitaria y final”. Es interesante lo que dice De Vido porque suscribe a esa concepción general de Cristina. Lo que dice es que, si en vez de Losardo el ministro de Justicia hubiera sido alguien con convicción respecto de sus intereses judiciales, que hubiera dado la pelea política que está detrás del expediente, hoy no estarían con un pedido de condena.
¿Por qué es importante reconstruir toda esta escena? Porque los jueces del Tribunal Oral están ante un enorme desafío, apegarse más que nunca a la técnica. Porque la República es un sistema gris y aburrido, de procedimientos, de reglas y no de contenidos. Entonces, el papel de los magistrados va a ser convencernos a todos nosotros, no solamente a los que creen que Cristina debe estar presa ya, sino a los que creen que no debe estarlo, de que se la está sometiendo a un juicio justo. Y esto es importante si uno mira dos o tres jugadas más adelante, porque puede pasar lo que ocurrió en Brasil. Hubo una enorme excitación política durante dos años, se lo puso preso a Lula, se lo excluyó de la carrera electoral y al final del camino, la Corte -que es antiPT- determinó algo tan sencillo pero escandaloso como que el juez Moro -que era el héroe que lo llevó a Lula a la cárcel- no era el que estaba en condiciones de juzgarlo. Había un problema de jurisdicción. Frío. Formal. Gris. Aburrido. Pero, por ese problema, Lula salió de la cárcel, volvió a las pistas y ahora está por ganar la elección en Brasil. Este tipo de error corroe enormemente a la democracia porque hay una gran cantidad de gente en Brasil, que son el 30 o 35%, que cree que es absolutamente ilegítimo que Lula esté fuera de prisión y compita. Y hay un número de gente mayor, que cree que Bolsonaro es Presidente porque a Lula lo metieron preso.
Entonces, estamos ante un dilema enorme que es cómo se disciplinan las pasiones a través de procedimientos. Parece ser un problema de este tiempo y que se da en todo el mundo, entre otras cosas porque los montos insoportables de corrupción terminan corroyendo al sistema porque, a la larga, hacen que la justicia se politice.
Quiero por esta vía llegar a otra cuestión, basándome en una nota extraordinaria que salió ayer en LA NACION con la firma de Damián Nabot. Se titula: “Narcos, sicarios y política: el caso Scapolan”. Es el fiscal que comandaba una banda de policías narcos y sobre el cual hizo declaraciones la jueza Arroyo Salgado en el programa Comunidad de Negocios de José Del Rio. Nabot dice que Arroyo hizo explotar las internas y se proyecta sobre el futuro de Cristina.
Lo que me importa es esa última parte. ¿Por qué el caso Scapolan se proyecta sobre el futuro de Cristina? Nabot les advierte a sus lectores: “Te voy a contar un caso donde te va a resultar absolutamente obvio que este hombre tiene que estar preso, y no está preso. Y te voy a contar cuáles son los problemas procesales que le garantizan la impunidad a alguien que, a primera vista, con la opinión normal de un lector o periodista, no debería estar libre”. Cuidado, dice Nabot, porque esto que te estoy contando te puede volver a pasar en el caso de Cristina, donde se está creando un clima que puede venir refutado por las pruebas.
Un caso típico es el de las coimas del Senado, donde se juzgó durante años -más de una década- a De la Rúa y una cantidad de dirigentes. El juicio determinó que eran inocentes y que los acusadores debían ser juzgados. Hay un desajuste entre opinión pública y procedimientos judiciales que está en el centro del problema y sobre el que es importante advertir. Aunque esa advertencia sea contracíclica o frustrante, en un momento donde mucha gente tiene una gran excitación positiva frente a lo que le parece un hecho justo.
¿Qué dice en esta nota Nabot? Retoma las declaraciones de la jueza Sandra Arroyo Salgado, que tienen una importancia estremecedora. Hablamos de una juez federal que dice: “Yo juzgué a un fiscal bonaerense por comandar junto con una banda de policías narcos un esquema de secuestro y venta de drogas -inclusive se la mandaba en Europa- y fui recusada sistemáticamente”. Y le echa la culpa al abogado de Scapolan, que se llama Marcelo D’Angelo. Y dice: “D’Angelo está vinculado a la política porque formó parte del gabinete de Cristian Ritondo”, hoy presidente del bloque PRO en Diputado y exministro de Seguridad del Gobierno de María Eugenia Vidal, cuya bandera principal era combatir al narco. ¿Qué dice Ritondo? Que D’Angelo no la recuso a Arroyo Salgado y que él no tenía conocimiento de que D’Angelo, que formaba parte de su equipo, era el abogado de Scapolan. Esto sí es raro. No estamos hablando de un caso entre miles de casos. Es un caso que está en el centro de la escena desde hace años, extraordinariamente politizado, que mereció tratamiento periodístico y denuncias sistemáticas de Elisa Carrió, y que tiene en tensión a toda la clase política bonaerense. Si no sabía eso, se abren enormes dudas sobre la capacidad de Ritondo como ministro de Seguridad, e inclusive como candidato a gobernador, que es la posición en la que está hoy.
Ritondo dice algo más en su descargo: “Yo hablé con D’Angelo y él me dice que él llegó a la causa referido por el abogado Juan Pablo Vigliero”. Es decir, al presunto narco Scapolan -que es fiscal- el abogado se lo puso Vigliero, que era abogado de la jueza Arroyo Salgado. ¿Sigue siendo su abogado? ¿La jueza sabía que su abogado personal en la causa Nisman le estaba buscando abogado a un imputado, que es Scapolan?, ¿Eso cómo sucedía? ¿Cuál era la gestión? ¿Lo mandaba la jueza? ¿La jueza ignoraba? Es interesante porque Ritondo no puede desconocer quién es Vigliero porque es, además, el abogado de Silvia Majdalani, la segunda de la AFI de Macri, y compañera de Ritondo a quien él defiende en la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia de la que forma parte. Allí fue Majdalani con Vigliero. Quiere decir que estamos ante una escena muy compleja, donde o hay culpabilidad o estamos ante un club de tontos, que no se dan cuenta de las cosas pero que tienen responsabilidades tan importantes como combatir a las mafias en la provincia de Buenos Aires. Ganan las mafias 10 a 0 si esto es así.
La jueza nombró a Marcelo Rochetti, que sería socio de D’Angelo. Ritondo dice: “Rochetti no tiene nada que ver con esto”. Pero a raíz de la mención, aparece la biografía de Rochetti, que en el mundo judicial es muy conocido. ¿Quién era Rochetti? Era el jefe de Gabinete de Ritondo en la Legislatura y en el Ministerio de Seguridad de la Provincia. ¿Cuál es su trayectoria? Abogado de policías encubridores del secuestro y posterior asesinato de Axel Blumberg y de barrabravas de Boca Juniors, expulsado del cargo de jefe de Gabinete por denuncias de Elisa Carrió que lo acusa de conformar una asociación ilícita. ¿Ese era el jefe de Gabinete de Ritondo? Alguien tendría que pedirle explicaciones. Ritondo no niega su vínculo con Rochetti, que es a su vez el abogado de Marcelo Villegas, el exministro de Trabajo de la provincia que dice “tendríamos que tener una Gestapo para perseguir a sindicalistas” y que fue filmado en un hecho que está estudiando la Justicia, que tiene que ver con espionaje ilegal. Ritondo dice: “No, yo no lo puse a Rochetti. Lo puso Werthein”. Es raro que Ritondo, que tiene una relación tan estrecha con Rochetti, no tenga nada que ver en que Rochetti sea abogado de su compañero de gabinete, complicado en un tema de espionaje que Ritondo va a tener que defender en la bicameral.
Ritondo dice que Adrián Werthein puso a Rochetti como abogado de Marcelo Villegas. El mismo Werthein que en el año del 2016, en los comienzos del macrismo, decía lo siguiente: “Hemos reemplazado la palabra empresario por emprendedor porque a veces nos da vergüenza. Preferimos callar porque el silencio nos protege. Tenemos miedo de que nuestras palabras sean salpicadas por los medios, que las redes las viralicen. Pero cuando se habla de Fariña, Elaskar y Báez, yo no me siento como esos señores. Tenemos que tener la frente alta y saber cuál fue nuestra responsabilidad”. Esta era la posición del empresario Werthein sobre la corrupción del kirchnerismo.
Es interesante preguntarse qué piensa María Eugenia Vidal de todo esto. Y la respuesta debe ser muy ambigua, porque mientras estaba Ritondo frente al Ministerio de Seguridad -con este entorno tan controvertido-, la exgobernadora bonaerense sostenía al abogado Guillermo Berra, que es el que perseguía la corrupción dentro de la policía y también reportaba a ella. Es como si hubiera una guerra entre el bien y el mal dentro del mismo esquema de poder. Quiere decir que no necesariamente todo esto contamina a Vidal, que apuntalaba a Berra, quien durante cuatro años tuvo responsabilidad en el saneamiento de la Policía bonaerense.
Otro dato interesante, y que lo cuenta con mucho detalle Nabot en su nota, es que la jueza Arroyo Salgado menciona como responsable principal de que ella sea separada de la causa- que hoy está en manos de Emiliano Canicoba Corral- a Mariano Borinsky, un juez importantísimo en la Cámara de Casación Penal y muy ligado al macrismo. Borinsky se pronuncia, en general, a favor en los temas que tienen que ver con gente del gobierno anterior en Comodoro Py.
Decíamos que el caso Scapolan es importante porque ha puesto en crisis la relación entre política y narco en la provincia de Buenos Aires. Cuando hubo que hacerle el jury, jueces de la Corte de la provincia y de varias cámaras se excusaron sistemáticamente. Nadie quería verse enfrentado a una banda de policías y un fiscal acusados de narcotraficantes. Finalmente, la causa empezó a ser revisada por la Cámara de San Martín donde hubo gestiones de Malena Galmarini a favor de Scapolan -la versión indica que fue con Javier Fernández, un viejo operador de Jaime Stiuso– y de Daniel Angelici, cuyo cerebro judicial y jurídico es el operador político del juez Borinsky, Darío Richarte.
Estamos viendo un entramado de encubrimiento de temas muy pesados. Y todo esto puede, como dice Nabot, terminar en la nada por asuntos procesales. De hecho, cada vez que se tuvo que determinar si suspendían a Scapolan como fiscal, los representantes del Frente Renovador, partido de Sergio Massa, en la Legislatura bonaerense, lo defendieron.
Hablamos de Massa y es una pieza clave de todo esto que estamos mencionando. Y esa pieza es clave para Cristina. Desde el punto de vista de ella, del kirchnerismo y de la gente que la rodea, el escenario electoral no es desesperante. Dicen: “No tenemos que estar inquietos. Vamos a volver a ganar”. ¿Por qué? Porque en el año 2017, con los bolsos de López dando vueltas, que fueron una evidencia contundente de corrupción y de robo, Cristina Kirchner ganó de todas maneras las primarias para la senaduría en la provincia de Buenos Aires. Y si no fuera, calcula el kirchnerismo, por las defecciones del Movimiento Evita -que promovió la candidatura de Florencio Randazzo con Alberto Fernández como jefe de campaña-, probablemente hubiera ganado con mayor amplitud, e incluso la elección general.
Para entenderlo, hay que tener en cuenta la historia fiscal de este año. Si vemos el gasto primario del Estado, en el mes de julio fue de -5,4%. Quiere decir que en ese mes comenzó un ajuste fiscal muy importante que afecta otros indicadores como las prestaciones sociales (-5,6%), las transferencias a provincias (-31,6%), gastos de capital (-1,7%). Estamos entonces ante un ajuste muy severo, que se corresponde con el último informe del Fondo Monetario Internacional y su evaluación de las metas que la Argentina debe cumplir, donde dicen: “Te fuiste tanto en escala en los primeros meses del año que en el segundo semestre vas a tener que hacer un ajuste fenomenal. Vas a tener que pasar de 12% de aumento del gasto público por encima de la inflación a 7% por debajo de la inflación”. En eso ya estaba Guzmán y en eso va a estar Massa.
Es importante porque el principal problema de Cristina Kirchner, si lo que ella considera es real, lo explica muy bien en una columna de LA NACION Martín Rodríguez Yebra. Dice que el problema es que esta causa judicial de Vialidad la encuentra a Cristina en medio de un malhumor social impresionante debido al ajuste. Entonces, cuando hay ajuste económico, la sociedad argentina se da cuenta de cómo la corrupción resalta mucho más y se vuelve más insoportable. Porque “esa plata que me están mostrando y se llevaron en Santa Cruz es la plata que me falta para llegar a fin de mes”. Esa conexión es inseparable. Y acá aparece la tensión creciente entre la vicepresidenta y este esquema económico.
Con estos números fiscales tiene que viajar Massa esta semana a Washington a ver a la gente del FMI. Para eso designó a Gabriel Rubinstein. Tiene que llevar a un macroeconomista, que no tenía, y la presencia de Rubinstein confirma algo que mucha gente venía suponiendo con mayor o menor particularidad, que es que el verdadero ministro de Economía detrás de Sergio Massa se llama Roberto Lavagna. Y ahí tenemos que recurrir a una información que dio Francisco Olivera, cuando dijo: “Hubo una reunión entre Alberto Fernández y Lavagna donde el Presidente le ofreció el Ministerio de Lavagna”. Lavagna le contestó: “Mejor sería Massa con un equipo de economistas que lo sostengan”. A partir de ahí se hizo aquel asado en la casa de Massa, donde estaban Redrado, Peirano, Bossio, Rapetti, Marco Lavagna. De ese equipo no hubo nadie después. Cristina está enojada con eso. A sus íntimos amigos les dice: “Me vendieron un buzón, cuando me vendieron a Massa venía con ese dream team de economistas filokirchneristas, no ortodoxos; ahora solo tiene a Rubinstein que tuitea en contra de mí”. Aun así, lo pusieron, para que Massa pueda ir a Washington esta semana con alguien que sepa de economía y sobre todo que hable inglés.
Massa no solamente está cerca de Lavagna, lo quiso poner al frente de un consejo de economistas. El que lo frenó fue Alberto Fernández, quien le dijo que era peligrosa la idea. “El día que Lavagna, que suele ser un hombre de opiniones muy independientes, tenga un juicio crítico sobre tu gestión, el mercado se te viene abajo. Mejor visitálo disimuladamente”. Él lo visita disimuladamente, como Tombolini, que suele peregrinar al barrio de Saavedra para hablar con Lavagna.
Al Fondo van a llevar la siguiente propuesta: “Estamos haciendo este ajuste, pero queremos separar dos tipos de déficit distintos”. Al déficit del Tesoro, sacarle el déficit fiscal por lo energético. Y que el Fondo contemple el aumento que hubo en los precios de la Energía a nivel internacional y que para eso nos dé derechos especiales de giro, que es la moneda del Fondo que puede constituirse en reservas del Banco Central. Con lo cual liberarían dólares para intervenir en el mercado. ¿Qué dicen los expertos? Es muy difícil que, con estos números, con la cantidad de desbalances que tiene el programa, el Fondo no solamente renueve el plan, sino que haga un aumento del préstamo. Los mismos que dicen esto, tampoco creen que desde el Fondo vayan a ser tan severos con Massa. Primero, porque el mundo no aguanta un gramo más de incertidumbre; segundo, porque al ser nuevo, Massa tiene un período de gracia. Por lo tanto, esta vez, en Washington, Massa probablemente zafe. Lo esperarán tres meses después, cuando tendrá el problema en las reservas del Banco Central y en las posibilidades que tenga de seguir con este régimen cambiario sin devaluar, algo a lo que nadie apuesta.
En este contexto de ajuste vemos algunas novedades significativas. Pablo Moyano visita a Cristina Kirchner, va a una manifestación y termina diciendo: “Hay que estatizar el mercado de granos”. Es decir, los dólares que nos faltan no hay que ir a pedírselos al Fondo sino al sector agropecuario, estatizando las silobolsas. Walter Correa, otro sindicalista ultrakirchnerista, señaló algo parecido en un comunicado de la corriente federal sindical, muy ligada a Cristina y a Máximo Kirchner. “El problema está en la oligarquía agropecuaria que retiene los dólares en los silobolsas”. En el momento en que Massa le está pidiendo al sector agropecuario que liquide dólares. La novedad es que lo acaban de nombrar ministro de Trabajo en la provincia de Buenos Aires, donde Cristina Kirchner convierte siempre al gobierno de Kicillof en una especie de reducción a escala de lo que a ella le gustaría que suceda en el orden nacional.
Empieza a haber entonces una tensión porque Walter Correa dice: “Como ministro allí voy a garantizar la Justicia en las paritarias”. ¿De quién está hablando? ¿De la injusticia que va a llevar adelante Massa en las paritarias nacionales con el ministro Claudio Moroni? Empiezan a vislumbrarse signos de tensión. Todavía no transformaron a Massa en Guzmán, pero hay que ver cuánto tiempo se sostiene esta adhesión tácita, esta adhesión sin palabras, que uno debe suponer de Cristina Kirchner a la política económica que lleva adelante Sergio Massa con su ajuste. Sobre todo, porque esto conecta con el problema judicial.
En la medida en que el clima económico empeore, los dramas judiciales de Cristina van a tener mayor peso electoral. En la medida en que la tormenta sea complicada, no dominable en el plano económico, el huracán político que la rodea va a ser más inquietante.
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Opinión
To Bric, or no to Bric, that’s not the question
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4 semanas agoon
26 agosto, 2023By
Maru Valle
La sobreactuación político-electoral lleva a Javier Milei a hablar de comunistas chinos (en eso imita a Bolsonaro) y a Patricia Bullrich a rechazar el ingreso de Argentina a los Brics porque Rusia invadió Ucrania y se incorporaría Irán (junto a Egipto, Etiopía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes) al mismo tiempo que nuestro país a partir del 1º de enero de 2024.
En el contexto de la reunión anual en Buenos Aires del Council of the Americas, una organización empresarial fundada por David Rockefeller en 1963 para luchar contra la influencia de la revolución cubana en Latinoamérica, puede parecer oportuno a candidatos a presidente golpearse el pecho para demostrar mayor vocación pro norteamericana frente a una audiencia que se supone espera eso. Pero quienes conocen de verdad la cultura norteamericana y entienden de geopolítica saben que la realidad es un poco más compleja.
De la misma forma en que el presidente Kennedy pidió a los principales empresarios de su país reunidos en el Council of the Americas el apoyo de sus empresas en Latinoamérica para detener entonces la influencia de la ex Unión Soviética en su “patio trasero”, por igual motivo el Fondo Monetario Internacional del que Estados Unidos es el principal accionista, desde que se fundó al terminar la Segunda Guerra Mundial destinó la mitad de todos sus préstamos a Latinoamérica cuando la región solo tiene el 8% de la población y el producto bruto mundial. Claramente, Estados Unidos siempre cuidó que países de Latinoamérica, fruto de su inestabilidad económica o política, no cayeran bajo la influencia de sus enemigos geopolíticos.
Con la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la ex Unión Soviética, Estados Unidos redujo su preocupación e inicialmente permitió que China cumpliera en parte el papel de ayuda económica a la región. Progresivamente, China fue pasando al grado de amenaza pero nunca comparable con el peligro militar que representaba la ex Unión Soviética. De aliado a frenemies (amienemigo) y competidor.
Rusia, especialmente después de su invasión a Ucrania, es otro tipo de amenaza, no en el patio trasero, pero sí como generador de desorden mundial, pero India, que acaba de colocar una nave en la Luna, es el principal aliado de Estados Unidos para contener el avance chino en Asia, y Brasil fue el histórico socio de los Estados Unidos, aun con Lula, a quien Biden recibió inmediatamente tras ser electo.
Considerar el ingreso a los Brics como un desafío a los Estados Unidos es un error, el propio Eduardo Eurnekian, consultado a la salida del Council of the Americas, cuando le preguntaron su opinión sobre el ingreso a los Brics dijo: “Lo veo bien, a mí no me molesta”, y cuando le preguntaron si el ingreso de Argentina a los Brics podría “empiojar” la relación con Estados Unidos, sonrió y con lenguaje no deconstruido metaforizó: “No, no se va a empiojar nada, vos podés tener tu señora y tu amante tranquilamente”.
Una mirada anti-Brics en alguna medida se quedó en el siglo XX. En la tercera década del siglo XXI dos tercios de las exportaciones argentina van a países emergentes. La mirada antigua de los dos candidatos mencionados se refleja también en la inercia de nuestra Cancillería, donde, a la inversa, dos tercios de nuestro personal diplomático está destinado a los países no emergentes, principalmente de la OTAN porque hace medio siglo el mayor flujo comercial estaba en el océano Atlántico norte pero ya hace tiempo el océano Pacífico lo superó.
El acrónimo Bric por Brasil, Rusia, India y China fue acuñado por el economista Jim O’Neil en el año 2001 para distinguir los cuatro países que tenían mayor posibilidad de impulsar el crecimiento mundial por su tamaño y porque aún no habían alcanzado la madurez de su desarrollo. En estas dos décadas, China lo alcanzó sobradamente pero aún le queda un porcentaje muy importante de su población rural por integrar al consumo, Rusia está en un proceso de decadencia de la cual su invasión a Ucrania es un síntoma, India en los últimos años escaló posiciones en el podio mundial y de lo cual su mencionado éxito espacial es otro síntoma, y Brasil, ubicada en el complejo contexto latinoamericano que llegó a ser la séptima economía mundial en la segunda presidencia de Lula, retrocedió con Dilma Rousseff y con Jair Bolsonaro, ahora con Lula no la tiene fácil pero trata de recuperar relevancia mundial.
Lo explica muy bien la corresponsal de PERFIL en Brasil, Eleonora Gosman: “Una pregunta de la prensa, en la conferencia final realizada en Johannesburgo, dio lugar a una respuesta amplia por parte de Lula. El interrogante, formulado por un periodista brasileño, apuntó en la siguiente dirección: “Argentina está a sesenta días de una elección. Y las dos fuerzas de la oposición, no solo la más radical, declararon su rechazo al ingreso en el grupo. ¿Cómo justifica el argumento de que la incorporación fue hecha desde una perspectiva de Estado y no por las relaciones de usted con Alberto Fernández?”.
La réplica fue precisa: “A mí no me importa quién va a ganar las elecciones; y todos saben que soy amigo de Alberto. Lo que vale aquí es que Brasil va a negociar con el Estado argentino, en forma independiente de quién sea el futuro presidente. Puede ser que este no quiera negociar con los brasileños y es su derecho soberano; nadie lo puede obligar”. Agregó que “la responsabilidad que los países del Brics tomamos hoy es precisamente no colocar la cuestión ideológica como condición para ser parte del bloque. Lo que se decidió fue darle envergadura a la geopolítica; y. para nuestro país la Argentina es muy importante”.
Para el jefe de Estado brasileño, los Brics “son una realidad inexorable. Probablemente podríamos tener problemas, porque habrá a quien no le guste el grupo. Pero eso es parte de la política; si yo no quisiera convivir con las divergencias, no estaría en la política”, siguió la nota de Eleonora Gosman.
Argentina está en los Brics por Lula y en el fondo el origen del concepto Bric es un invento también brasileño porque la cancillería brasileña desde antes que al economista Jim O’Neil se lo ocurriese el acrónimo, enseñaba a sus diplomáticos de carrera cómo debían ver el mundo. Hay tres componentes a los que prestar atención: cantidad de habitantes, de kilómetros cuadrados del territorio y de producto bruto. Países que tengan alguno de estos tres atributos son geopolíticamente importantes: más de 5 millones de kilómetros cuadrados de territorio, más de 200 millones de habitantes y más de 2 billones de dólares de producto bruto. Países que tengan dos y tres atributos, más importantes aún. Si la vara del producto bruto se levantara por arriba de los 2.500 millones, solo quedarían Estados Unidos y China.
Como dice el título de esta columna, To Bric, or no to Bric, that’s not the question. No es “o” sino “y”, es con la OTAN y también con los Brics.


El gran ensayista Antonio Muñoz Molina publicó en 2013 un excelente trabajo al que tituló Todo lo que era sólido. Se refería a la sensación de extendida descomposición que se advertía en España, como en todo Occidente, como consecuencia del colapso de la crisis financiera de 2008. Muñoz Molina tomó el título del Manifiesto Comunista, donde Marx y Engels afirmaron que “todo lo sólido se desvanece en el aire”.
Son palabras de las que el observador puede agarrarse para comenzar a entender, de manera muy tentativa, el resultado de las elecciones de ayer. La primera evidencia es el agotamiento de todo lo estructurado. El peronismo oficial frente a la oposición. Horacio Rodríguez Larreta frente a Patricia Bullrich. Juntos por el Cambio frente a Javier Milei. No es sólo el desafío a los aparatos partidarios. En un sentido más general, una parte muy amplia de la sociedad se levanta frente al Estado. A 40 años de su refundación, la democracia argentina se encuentra en una encrucijada en la que ya ingresaron otras naciones, sobre todo en la región. Un impulso de cambio al orden establecido, que incluye expresiones de abierta impugnación y que abre en el horizonte la incógnita sobre la gobernabilidad. Es decir, sobre la capacidad del sistema para ofrecer las prestaciones por cuya carencia se lo invalida.
El diseño que organizó a la política durante, por lo menos, 15 años, terminó anoche de desfigurarse. Ya no se puede entender el proceso atendiendo a la polarización entre dos bloques que cubrían toda la escena. Ahora hay cuatro actores. La Libertad Avanza, Juntos por el Cambio, el peronismo de Unión por la Patria y una masa de ciudadanos que, en su decisión de abstenerse, determinan el destino de los otros tres jugadores.
Volvió a verificarse una abstención muy alta. En las primarias presidenciales de 2019 la abstención había sido de 23,6%. Ayer fue de 31%. Ya no está la excusa de la pandemia, que sirvió a muchos dirigentes como coartada para justificar la inasistencia a las urnas de 2021 como un fenómeno forzoso. Es inocultable que existe una deserción deliberada. Si seguimos las clasificaciones de Renato Mannheimer y Giacomo Sani en La conquista degli astenuti (La conquista de los abstencionistas), se trata de ciudadanos que entienden el voto más como un derecho que como una obligación. Y resuelven desistir. Unos lo hacen por desapego. Son los que no asisten a la discusión pública. Miran la política como algo muy tangencial respecto de otros intereses: la familia, el trabajo, los deportes. Otros no concurren por un apego excesivo. Están enojados. No se desentienden. Protestan. Es importante distinguir entre uno y otro tipo, porque la decisión de los primeros es menos reversible que la de los segundos. Pero es muy difícil identificarlos. Más todavía detectar qué los motivaría. Es un problema de gran magnitud para los que compitan en el próximo tramo de la carrera. Porque ayer el universo de los que faltaron alcanzó a 13 millones de electores. Allí está la cantera disponible para modificar la situación relativa de cada candidato.
Milei tuvo un avance fenomenal. El viernes pasado él y su hermana, Karina, mantuvieron una conversación con el consultor Federico Aurelio, en la que se interiorizaron del resultado de los últimos sondeos. Aurelio los entusiasmó diciendo que el candidato estaba en el techo de la curva que había recorrido, con pequeños altibajos, durante los últimos meses: 27%. Anoche, con el 95% de las mesas escrutadas, había llegado al 30,17%, lo que equivale a casi 7 millones de votos.
Milei demuestra la posibilidad de avanzar hacia el poder sin estructura. Sus candidatos tuvieron performance pobrísimas en las elecciones anticipadas de provincias en las que él conquistó ayer el primer lugar. En Mendoza sacaba anoche casi un 45% frente a 28% de Juntos por el Cambio. En Tucumán le ganaba al peronismo por 3 puntos: 36% contra 33%. En San Juan, Milei ganó por 34% contra 39% de Unión por la Patria y 27% de Juntos por el Cambio, que venía de ganar el torneo provincial. Mejor le fue en San Luis: 48% contra 23% de Juntos por el Cambio, que también había ganado la provincia. En Jujuy el caso es aún más llamativo: 39,8% contra 23,8% de Juntos por el Cambio, con el agravante de que el líder de la provincia, Gerardo Morales, corrió como candidato a vicepresidente de Larreta, en una fórmula que sólo consiguió 18%. En Córdoba, la provincia del macrismo, superó al gobernador Juan Schiaretti: 33% contra 27%. Juntos por el Cambio se redujo a 25%. Unión por la Patria sólo sacó 8,7%. Detalle importante: ¿adónde irán los votos de Schiaretti, que fueron en total 900.000 en todo el país?.
Hubo varios indicios que adelantaban el éxito de Milei. En LA NACION se publicó uno: la encuesta del CIAS de Rodrigo Zarazaga, que mostró que en las villas del Gran Buenos Aires el candidato de la ultraderecha alcanzaba 21% de las preferencias entre los menores de 25 años. Apenas tres puntos detrás de Massa. Milei pudo resolver, para un sector de la ciudadanía, el problema de la representación, que es el que hoy desafía a la democracia. Él no sabe cómo están sus votantes. Él está como sus votantes. Está enojado, por momentos, enfurecido.
El antropólogo Pablo Semán está estudiando el encanto de Milei entre los jóvenes de los barrios sumergidos del conurbano bonaerense, y se sorprende ante algunos rasgos: muchachas que están fascinadas con el candidato mientras sostienen posiciones feministas, por ejemplo. En casi todos los casos aparece la misma peculiaridad: Milei es un grito de guerra. Expresa menos una posición ideológica que un estado de fatiga frente a la política, que se presenta en otras sociedades con otros nombres y variadas ideologías: Milei, a su modo, es Trump, Boric, Petro, Bolsonaro, Castillo o Lasso. Supone disidencia. Días atrás se paseó en una van gritando “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. En ese impulso, introduce fragmentación. Es legítimo, por lo tanto, sumar los votos de Milei con alguna parte de los votos que no aparecieron, con una parte de la abstención. Desde anoche se irá configurando la certeza de que el próximo Congreso será un espejo astillado. Delicado problema para cualquier candidato que prometa soluciones rápidas. Delicado problema para una democracia que está en el banquillo por ineficaz.
Más allá de lo técnico, el éxito del líder de La Libertad Avanza está ligado a un sortilegio: como se verificó a lo largo de meses en las encuestas cualitativas, su público le atribuye un poder ilimitado para resolver el drama económico. La consigna en contra de la casta se completa con la consigna a favor de la dolarización. Las curvas que aparecen en las planillas de Aurelio revelan que Milei creció en las últimas semanas de la mano de la disparada del blue. Una correlación que tiene todavía mucho para dar.
Un enigma de las próximas semanas es qué efecto tendrá la marcha triunfal de ayer. ¿Seguirá con esa velocidad o, por el impulso propio de lo inesperado, el fenómeno Milei se acelerará?
Juntos por el Cambio hizo una elección muy mediocre. Se supone que las fuerzas que enfrentan a los gobiernos deben estar capacitadas para canalizar el descontento. El voto a Milei y la renuncia a participar, interpelan a Bullrich, a Larreta y al resto de lo que hasta ahora se llamó “la principal oposición”. Esa fuerza perdió 2.500.000 votos respecto de las parlamentarias de 2021. La duración de la crisis económica, del estancamiento, que lleva ya por lo menos una década, corroe la base de Unión por la Patria y de Juntos por el Cambio. Ahí está la clave de la disidencia que se expande. La fuerza que postula desde anoche a Patricia Bullrich quedó a 500.000 votos de Milei. Unión por la Patria quedó a 700.000 votos de Milei y 200.000 de Juntos por el Cambio. Esta aritmética esconde los desafíos de cada jugador. ¿Bullrich puede desbordar a Milei? ¿O debe resignarse a salir segunda, evitando que Massa la supere?
En Juntos por el Cambio se verificó la misma tendencia del cuadro general: lo establecido, Larreta, fue derrotado por algo menos formal, con menos estructura y menos caja. Bullrich deberá ahora absorber a los seguidores de Larreta. Es un desafío que ella piensa enfrentar sin recurrir a la receta de Mauricio Macri, que sería ofrecer al vencido la Jefatura de Gabinete. La triunfadora de Juntos por el Cambio supone que la consolidación de esa coalición no se debe dar por la anexión de partes sino por la formulación de un nuevo liderazgo. Mensaje para Larreta. Y, sobre todo, mensaje para Macri. Aun cuando Macri fue, con el resultado interno de ayer, un claro ganador. ¿Se terminará de cumplir lo que había pronosticado? Ballotage entre Bullrich y Milei. La candidata de Juntos por el Cambio compondrá ahora con Milei un fenómeno complejo. Compiten pero, a la vez, expresan un giro a la derecha parecido.
El efecto negativo del avance de Milei para Juntos por el Cambio se expresa, más que en ningún otro lugar, en la Ciudad de Buenos Aires. Allí el postulante de La Liberta Avanza, Ramiro Marra, sacó 13% de los votos. Es probable que sean adherentes al Pro, desencantados. La interna de Juntos por el Cambio la ganó Jorge Macri. Pero por mucho menos de lo que esperaba: 28,7% contra 27,1% de Martín Lousteau. Agazapado mira el alfonsinista Leandro Santoro: si se produce un ballotage, él sueña con los votos de Lousteau. Es cierto que Macri tiene derecho a aspirar a los de Marra, el candidato de Milei. Todo está abierto entre los porteños.
Massa hizo una pésima elección, de la que sólo puede consolarse por el resultado melancólico de Juntos por el Cambio. Por primera vez en la historia el PJ salió tercero en una elección presidencial. Ahora deberá sacarlo de esa situación. Las señales de deterioro son numerosísimas. Pero la más clara, por su potencial simbólico, es que Malena Galmarini perdió la candidatura a intendente en Tigre. Ganó Julio Zamora, a pesar de que, con una decisiva intervención de dos jueces de la Cámara Nacional Electoral, se le había privado de adherir a la boleta de Massa. Proeza la de Zamora.
La trayectoria de Massa fue catastrófica en muchos partidos del conurbano bonaerense. En La Matanza, por ejemplo, Unión por la Patria sacó sólo 39%, de los cuales 9% corresponden a Juan Grabois. Eso sí, ganó por poco el intendente Fernando Espinoza. Otra sorpresa: el segundo allí, en el corazón histórico del peronismo, fue Javier Milei, con 23%. Juntos por el Cambio sacó 20%, con un triunfo relativo de Bullrich, que superó a Larreta en casi todo el conurbano. Una desmentida más a los pronósticos. Lomas de Zamora fue otra miseria para Massa 27%. Con 10% de Grabois. Quilmes, de La Cámpora, es otra lágrima: 26% y 10% de Grabois. A Massa le dieron de probar su propio jarabe, el que en 2009 él le suministró en Tigre a Néstor Kirchner: los intendentes repartían su propia boleta también con la de Milei.
Los dirigentes de La Cámpora preferían anoche no conectar con el naufragio. Celebraban que su candidato, Daniel Selci, derrotó a Juan Zabaleta en Hurlingham.
En la elección nacional, del 27% que sacó el oficialismo, 6% corresponde a Grabois. Massa obtuvo 21%. ¿Podrá Cristina Kirchner desentenderse de este resultado, que se produce bajo su inapelable liderazgo? Tiene el consuelo de una performance aceptable de Axel Kicillof en Buenos Aires: un modesto 36% contra 32% de Juntos por el Cambio. Pero a la vicepresidenta le va a ser difícil obturar un movimiento de renovación. Los Kirchner quedarían atrapados sin remedio en la derrota de ayer si se consolida la tendencia que, a última hora, se verificaba en Santa Cruz: el triunfo del lema opositor para la gobernación, con el sindicalista Claudio Vidal a la cabeza. La pelea en Santa Cruz era, en la madrugada, ajustadísima.
En Juntos por el Cambio se corroboró una tendencia general: contra lo que creía Larreta, el candidato a presidente impone a su candidato a gobernador. Bullrich hizo ganar a Néstor Grindetti sobre Diego Santilli. Un alerta para Kicillof.
En lo inmediato, la ecuación Massa-Grabois expresa un problema material que comenzará a desplegarse en las próximas horas. Grabois pondrá condiciones para adherir a Massa en el tramo por venir. Anoche el candidato derrotado le presentó a Massa, en pleno “festejo”, un plan general de gobierno que era, en rigor, un pliego de condiciones. Allí se expresarán la señora de Kirchner y su grupo. Pero el candidato, que además es ministro de Economía, está obligado a realizar un ajuste que ya viene anticipando. Debe conseguir que el Fondo Monetario desembolse en agosto lo que él le debe a Qatar y a la Corporación Andina de Fomento. La discusión por la política económica en el seno del oficialismo será más ácida. Habrá que ver qué efecto tiene sobre el dólar, que es el driver del voto de Milei.
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Opinión
Opinion: Sergio Massa candidato a presidente por Jose Luis Stella
Published
3 meses agoon
6 julio, 2023By
Maru Valle
La designación de Sergio Massa como candidato a Presidente tuvo una repercusión positiva en los mercados. Exteriorizado en la suba del valor de acciones y bonos, y bajas en el riesgo país y en el valor de los dólares. Los problemas siguen ahí. Se despeja la bruma que no permitía ver claramente el camino.
Sergio Massa fue ungido (-definición de la RAE-dicho de una persona, especialmente de un monarca o de un sacerdote: Signada con el óleo santo) para encabezar la lista nacional del nuevo frente “Unión por la Patria” sobre el plazo de cierre para la presentación de las listas, presurosamente con velocidad supersónica su entorno ya lo comparó con Fernando Henrique Cardoso, Emmanuel Macrón y Santiago Peña quienes se desempeñaron como ministros de economía en Brasil, Francia y Paraguay respectivamente y pudieron ser presidentes, dejando de lado la comparación de Carlos Melconián cuando fuera designado: “No es Pep Guardiola, a lo sumo Caruso Lombardi”.
En Estados Unidos para los demócratas, Massa representa LA CARA AMIGABLE Y PRAGMÁTICA DEL PERONISMO señalaba Andrés Fidanza en “La Política Online” conocida la noticia. Lobby, establishment, contactos e intereses estadounidenses en Argentina festejan la designación, mientras que muchos “kirchneristas de pura cepa” quedan desconcertados como magistralmente en su columna de Humor Político del 25 de junio titulada “Groucho Massa” lo describe Alejandro Borensztein. Fidanza cuenta que tiene dos respaldos claves en el poder de Estados Unidos, demócratas y de origen latinos. “En el Ejecutivo, Juan González, el asesor principal de Joe Biden para América Latina. En el Congreso, el senador por Nueva Jersey Bob Menéndez, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores”.
Dos temas son centrales para Washington: La negociación con el FMI y detener el avance de China en la región. Región que ha sido bastante olvidada por el gobierno del norte.
Si bien la negociación con el FMI es prioridad, el organismo quiere un claro sendero de ajuste fiscal y devaluación acelerada del peso frente al dólar imposible de aplicar en medio de la campaña electoral. No se pagaron los vencimientos de la deuda que operaban martes y jueves de la semana anterior por el equivalente a unos 2700 millones de U$S de capital y si bien en los pasillos del ministerio se corrió el rumor que se haría un pago a cuenta de “buena voluntad” de 1.900 millones de dólares (dando todo lo que había en la caja del Banco Central) se ejerció el derecho a la cancelación (postergar el vencimiento) hasta el viernes 30 de junio.
En esta semana se prepara una comitiva a Washington que será encabezada por Leonardo Madcur y Gabriel Rubinstein para cerrar la renegociación y el acuerdo técnico. Solo se espera el guiño de luz verde de Gita Gopinath o de Kristalina Georgieva.
¿Será Gabriel Rubinstein el próximo ministro de economía o se inclinarán por Marco Lavagna? quien acompañó a Massa en casi todos su viajes, raro para el director más alto del organigrama del INDEC que también ostenta la Secretaría de Asuntos Económicos Financieros Internacionales. La idea es que Massa continúe al frente del Ministerio de Economía y cuando todo esté preparado hacer una transición ordenada antes de septiembre. Esto se desprende de los Whatsapp que envió a los empleados del Ministerio cuando presionó a sus pares y obtuvo la bendición de postularse, que desde “SIEMPRE” fue su OBJETIVO.
“Massa confirma que seguirá como ministro de Economía tras el cierre de listas”, decía el título de un artículo de Liliana Franco en “Ambito Financiero” el viernes y Francisco Jueguen en “La Nación” del domingo. Mientras Massa escribía a su equipo el siguiente mensaje de Whatsapp: “Hola a todos los cierres de listas son siempre apasionantes y trabados. Y es así. No hay nada dramático ni que sea de vida o muerte. Pero que la economía siga funcionando normalmente y que hagamos nuestro laburo sí. Tenemos al FMI, tenemos la licitación, tenemos los temas energéticos, el gasoducto y los subsidios en agro; están pendiente los créditos CREA que la semana que viene esperan. El lunes habrá listas y nuestro laburo sigue igual, por eso les pido que no se desenfoquen, el lunes tenemos que seguir haciendo cosas para arreglar los problemas serios que tiene la economía y el país”. Políticamente un buen mensaje para reencauzar y motivar el trabajo a sabiendas de que algún empleado lo haría conocer a los medios.
En su gestión económica el objetivo era llegar sin devaluar hasta el cierre de listas (cumplido) luego en etapas a las PASO (pendiente), a las generales y en diciembre al traspaso del poder al candidato ganador (también pendiente) que tiene como paradoja que puede ser él mismo. Lo que cambia sustancialmente el tenor de la política actual, consistente en postergar, patear todo al próximo gobierno que sería algo así como “escupir hacia arriba” en caso de imponerse en las generales.
Vencen en esta semana unos $ 670.000 millones de deuda pública que la Secretaría de Finanzas a cargo de Eduardo Setti buscará renovar para fin de año y estirar los plazos hasta 2024/25 con títulos indexados a la inflación y al dólar oficial, para mantener el financiamiento del Tesoro. Con la euforia de los mercados financieros no va a tener inconvenientes en renovarlos máxime que ya tiene $ 443.000 millones que fue el financiamiento neto (nuevo endeudamiento) que arrojó la licitación de hace dos semanas.
Mientras tanto suenan fuerte las propuestas coincidentes de Carlos Rodriguez jefe de asesores de Javier Milei y el ala izquierda del Kirchnerismo de bajar la tasa de interés en la renovación de las leliq, voces que se pierden por ahora en el vacío y que en algún momento deben ser escuchadas.
En los «próximos días» se convocará a licitación pública internacional para la reversión del Gasoducto Norte mediante un loop entre La Carlota y Tío Pujio en Córdoba, que ayudará a sustituir importaciones de gas de Bolivia con producción local de Vaca Muerta, a un costo presupuestado en 713 millones de dólares, de los que el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) financia u$s 540 millones. Ocurre que Bolivia ya no podrá abastecer en forma continua y permanente a nuestro país, por compromisos previos con el empresariado de San Pablo y entonces es importante hacer la obra antes que se discontinúe el suministro.
En septiembre se licita el segundo tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner desde Salliqueló (Buenos Aires) hasta San Jerónimo (Santa Fe) para ampliar la capacidad de transporte de gas, todavía no se ha definido el financiamiento si es de China o de empresas privadas argentinas interesadas en la construcción. Y se está llenando el primer tramo de Tratayen (Neuquén) a Salliqueló (Buenos Aires), un tramo de unos 600 km de distancia que se llena de tramos de 30 km, el domingo 25 de junio se había llegado al 61 km y se continuaba trabajando, estaría terminado para inaugurar el 9 de Julio.
Massa pidió a su equipo avanzar en los subsidios al campo, en especial a la producción aviar y porcina, y mencionó que habrá más créditos a tasa subsidiada para otros sectores.
La economía se desacelera, el IPI, índice de producción industrial de abril publicado el 08 de junio, último dato conocido tuvo una variación interanual positiva de 1,7%, ocho de las dieciséis divisiones de la industria manufacturera presentaron subas “Industrias metálicas básicas”, 36,3%; “Otros equipos, aparatos e instrumentos”, 13,1%; “Refinación del petróleo, coque y combustible nuclear”, 11,0%; “Vehículos automotores, carrocerías, remolques y autopartes” entre las categorías que más aumentaron. Mientras que cayeron “Alimentos y Bebidas”, -1,7% “Prendas de vestir, cuero y calzado”, -3,5%, “Productos minerales no metálicos” -5,3%, “Productos de caucho y plástico”, -3% entre las principales. El 1,7% de crecimiento en un año en abril es un bajo guarismo aunque algunos sectores como el automotriz comenzó a moverse con fuerza porque es difícil importar autos, porque hay convenios con Brasil a donde exportamos y se sumó Perú y Colombia para comprar por la mano de obra barata.
Se viene un nuevo escenario, con el cierre de listas, los candidatos presidenciales de los partidos mejor posicionados en las encuestas como Unión por la Patria (Sergio Massa) de Juntos por el Cambio (Horacio Rodriguez Larreta y Patricia Bullrich) y La Libertad Avanza (Javier Milei) un poco más, un poco menos, son PRO MERCADO, entonces la apuesta es por EL CAMBIO, y las acciones han recuperado hasta un 40/50% (el lunes 26 de junio 10%) de lo perdido, los bonos (el lunes 26 de junio 5%) todavía no lo han hecho, y las propiedades están muy retrasadas en sus valores. Si la idea de cambio continúa, y luego se ratifica con las PASO las acciones van a subir no exentas de volatilidad, los bonos también y por último las propiedades recuperaran buena parte del valor que perdieron a partir del 2020.
También se espera una cosecha normal en la campaña de soja, para el año próximo. Los precios de futuro son más altos un 10% para el año próximo. En Maíz los precios son más bajos a futuro aunque se compensará con el aumento de la cantidad cosechada. Algo similar pasa con el trigo.
Dentro de una situación económica “atada con alambre” HAY LUZ AL FINAL DEL TÚNEL y se alejan los pronósticos catastróficos de cataclismo (hiper, corralito, plan bonex para depósitos) la economía real va a seguir mal, el BCRA seguirá sin reservas, continuará la crisis de la deuda, la consultora PxQ encabezada por Emmanuel Álvarez Agis prevé para este año “una contracción del PBI del 3,1%, una inflación del 146,5% y un dólar oficial a $386 en diciembre, 50% más caro que ahora”, este gobierno endeudó más a Argentina que cualquier otra gestión, tanto en términos absolutos como relativos. Como porcentaje del PBI, cuando Cristina dejó el poder en el 2015 la deuda representaba el 53%, en 2019 Macri dejó una deuda del 87% y Alberto Fernández dejará una herencia de deuda de más del 100% del PBI.
Se firmaron este lunes convenios con tres países integrantes del Club de París para avanzar con el acuerdo marco rubricado en octubre pasado y que permitirá reestructurar el pago de casi USD 1.970 millones en seis años terminado de pagar en el 2028. Así, de los 16 países acreedores de la Argentina miembros de ese foro, solo falta la firma de uno de ellos, Japón. El riesgo país de JPMorgan retrocede a 2.095 puntos básicos, mínimos en tres meses.
Esperemos que esta reacción positiva de los mercados impulse el trabajo del Ministerio de Economía en la búsqueda de soluciones sustentables a los persistentes problemas financieros y reales de la Nación. Hay que aprovechar el momento porque este efecto positivo probablemente será de corta duración.
José Luis Stella
Lic. en Economía
Loquepasa.net
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